Imaginen que los gastos de personal de las Comunidades Autónomas se ajustan al peso de cada región en el PIB nacional. Hacer este cálculo permite comprobar hasta qué punto las estructuras de gasto de las Administraciones autonómicas se ajustan a la riqueza de cada territorio. Por decirlo de otra manera, se trata de determinar qué territorios gastan por encima de sus posibilidades a la hora de contratar personal.
Así, allí donde la comparativa arroje un saldo superior a 100 nos encontramos con una Comunidad en la que los gastos de personal del sector público son demasiado elevados. Por el contrario, allí donde no se rebase esta barrera podemos decir que hay una mayor austeridad y una menor eficiencia.
Ejemplos de austeridad
El think tank Civismo ha elaborado este cálculo, alcanzando interesantes conclusiones. En primer lugar, cabe destacar que País Vasco, Canarias, Asturias y Madrid son las regiones en las que los gastos de personal se sitúan en niveles más bajos comparados con la aportación al PIB nacional de cada territorio. En País Vasco se registra un índice de 61,3 sobre 100, mientras que en Canarias llega al 62,5 y en Asturias toca el 63,6. Madrid es la cuarta autonomía más eficiente en este capítulo, con una puntuación del 65,2.
Los datos para País Vasco, Canarias, Asturias y Madrid significan que, si estas cuatro regiones equiparasen los gastos de personal a su peso en el PIB nacional, dicha partida presupuestaria se dispararía entre un 35% y un 40%. Por tanto, la apuesta de estas Comunidades por una mayor eficiencia a la hora de contratar personal redunda en un ahorro fiscal para los contribuyentes.
También se colocan por debajo de la media otras tres autonomías. En Murcia se alcanza un índice de 76,8, un ahorro mayor al 93,7 que marca Cataluña o el 94,9 registrado en Baleares. Estamos, por tanto, ante estructuras menos costosas a la media nacional, si bien hablamos de estructuras más ineficientes que las de País Vasco, Canarias, Asturias o Madrid.
El umbral de los cien puntos que marca el punto de inflexión lo superan diez de nuestros diecisiete territorios autonómicos. Los tres casos en los que el diferencial es más pronunciado son Extremadura (225,6), Castilla-La Mancha (150,4) y Andalucía (136,4). Ajustar el coste de los asalariados autonómicos a la cuota de riqueza nacional que generan dichos territorios permitiría ahorros sustanciales del 125,6%, 50,4% y 36,4%, respectivamente.
También se colocan por encima de la media otras Comunidades Autónomas como Cantabria, Castilla y León, Navarra o Galicia, donde Civismo apunta sendas puntuaciones de 128,7, 128,6, 124 y 120,9. Algo mejor situadas están Aragón, La Rioja y la Comunidad Valenciana, si bien las tres regiones se colocan por encima del umbral de los 100 puntos (con un resultado de 110,1, 105 y 103,5 puntos, respectivamente).
Gasto en inversión
En paralelo, Civismo ha elaborado un cálculo similar, centrándose esta vez en los gastos en inversión. En dicho capítulo vemos que ocho regiones se colocan por debajo de la barrera de los cien puntos, mientras que en el resto de territorios ocurre lo contrario.
Madrid es la autonomía más austera en cuanto a su gasto en inversión. Se queda en 44,9 puntos, un 55% menos de la capacidad de riqueza del territorio capitalino. Cerca está la Comunidad Valenciana, donde este indicador es del 53,9, un recorte del 46% frente a la aportación al PIB del territorio gobernado por Alberto Fabra.
También serían ejemplos de austeridad territorios como Castilla-La Mancha (70), Baleares (82,2), Asturias (83,1), Canarias (83,5) y Aragón (88,4). Por el contrario, sí se colocan por encima de la barrera del 100 autonomías como Navarra (112,6), Andalucía (122,5), Murcia (119,7), La Rioja (124,3), Castilla y León (125), Galicia (190,7), Cantabria (194,9) y Extremadura (436,8).