La victoria de Syriza en Grecia se ha traducido en fuertes caídas bursátiles y una creciente presión sobre el mercado de deuda helena desde el pasado lunes. Atenas encadena ya su tercera jornada consecutiva de caídas y, lejos de remitir, el hundimiento se intensifica conforme van pasando las horas.
Tras tomar el poder, el nuevo primer ministro de Grecia, Alexis Tsipras, anunció que adoptaría de inmediato algunas de las medidas contenidas en su programa, como la elevación del salario mínimo, la anulación de los recortes en el empleo público o la suspensión de las privatizaciones pactadas con la troika.
Estas primeras decisiones, junto con la renegociación de la deuda griega como telón de fondo, se está traduciendo en una intensa caída bursátil y en un fuerte aumento de la prima de riesgo.
La Bolsa de Atenas ha cerrado la jornada de este miércoles con una caída del 9% este miércoles, mientras la prima de riesgo se ha disparado hasta los 1.033 puntos básicos. En el mercado secundario el bono griego a 10 años cotiza al 10,6%.
A la cabeza del retroceso del selectivo heleno se han colocado los valores de los bancos, que registraban descensos de dos dígitos en el caso de los grandes. Así, Eurobank ha terminado la jornada con una caída un 25,9%, Alphabank perdiendo un 26,7%, Piraeus Bank un 29,2% y el National Bank un 25,4%. Con ello, los bancos aceleraban la tendencia negativa de las últimas tres jornadas en las que han acumulado unas pérdidas de más del 10%, de media.
Fuertes han sido también las pérdidas en las empresas cuya privatización se va detener, como es el caso de eléctricas, puertos y aeropuertos. Así, la empresa eléctrica DEI perdía 14,51%, mientras que el puerto de El Pireo retrocedía un 9,73%.
Estado de pánico
La bolsa griega acumuló unas pérdidas bursátiles de más de 5.000 millones de euros en capitalización tan sólo en los dos primeros días de Syriza al frente del Gobierno, y la caída se ha agudizado este miércoles.
El desplome ha sido especialmente relevante en los grandes bancos helenos, con pérdidas acumuladas superiores al 30%. En este sentido, cabe recordar que la banca helena depende de la financiación extraordinaria que facilita el Banco Central Europeo (BCE), y éste ya ha advertido de que cerrará el grifo en caso de que Atenas no alcance un acuerdo sobre las condiciones del rescate, lo cual desataría un corralito. Los analistas también coinciden en que se está acelerando la fuga de depósitos.
Y lo mismo sucede con la deuda. La rentabilidad del bono griego a 10 años cotiza por encima del 10% en el mercado secundario, pero lo relevante es que la deuda a 5 años supera el 13% y la de 3 años el 16%. Las curvas de la deuda, por tanto, se han invertido, lo cual significa que los inversores perciben mucho más riesgo a corto plazo que a largo, señal inequívoca de fuerte tensión e incluso pánico en el mercado.
Todo ello parece aventurar una compleja negociación con la troika. Por el momento, y tras los dos desplantes lanzados a la UE en su primer día de Gobierno, el nuevo Gobierno griego se está posicionando a favor de Rusia en el conflicto que mantiene abierto con Bruselas, ya que pretende vetar la imposición de nuevas sanciones a Moscú. Aunque el escenario de salida del euro sigue siendo el más improbable, algunos bancos, como el alemán Berenberg, acaban de elevar esta posibilidad hasta el 35%.