Tras meses de especulaciones, llegó el día de Mario Draghi. El día en el que el gobernador del Banco Central Europeo sacaba toda su artillería para intentar luchar contra la baja inflación y la debilidad económica en Europa. Finalmente, el BCE comprará un billón de euros entre deuda pública y privada de los países miembros a razón de 60.000 millones de euros al mes.
La máxima expectación durante todo el día se ha traducido en fuertes subidas en las principales bolsas europeas y principalmente en la española. Al contrario de lo que ha sucedido en anteriores reuniones del BCE en la que los inversores esperaban fuertes movimientos que se quedaban posteriormente en papel mojado, en esta ocasión, súper Mario no ha decepcionado.
Inusualmente, la rueda de prensa posterior a la reunión del BCE comenzaba con varios minutos de retraso. Se sentía que el anuncio iba a ser de calado, y así ha sido. En el momento en el que Draghi tomaba la palabra y confirmaba que compraría a partir de marzo deuda pública por valor de 60.000 millones de euros al mes, la prima de riesgo española se ha desplomado más de cinco puntos básicos y ha llegado a tocar los 93 pb. Los principales parqués del viejo continente acompañaban también con subidas las palabras del gobernador del organismo.
Al cierre, el Ibex 35 ha conseguido dispararse un 1,7%, alcanzando máximos anuales por encima de la cota psicológica de los 10.500 puntos. Las medidas del BCE han permitido al Ibex 35 impulsarse hasta alcanzar la segunda mayor subida del año. Entre los mejores valores de la jornada se han encontrado Endesa, que ha ganado un 5,11%, Red Eléctrica (+4,6%) e IAG (+3,8%). En este contexto, el Ibex 35 se ha mantenido a la cabeza de las principales plazas europeas, por delante de París (+1,62%), Francfort (+1,28%) y Londres (+1,01%).
El optimismo también se ha notado en el mercado secundario de deuda. La prima de riesgo ha cerrado en los 94 puntos con la rentabilidad del bono español a diez años en mínimos históricos por debajo del 1,3%.
Suerte diferente ha corrido la moneda única. El euro, que llevaba semanas en tono bajista ha continuado con esta tendencia una vez conocidas las medidas del BCE y ha marcado un mínimo anual en los 1,1458 dólares.
¿Por qué este optimismo?
Durante toda la semana, las principales bolsas europeas experimentaban subidas descontando las medidas que Draghi anunciaría. Algunos podrían considerar la reacción de este jueves un mero rebote. Lo que diferencia esta ocasión de anteriores reuniones del BCE es que la palabras de Draghi no se han quedado en eso, en palabras, en declaraciones de intenciones como en otras ocasiones.
Esta vez, super Mario ha dado un paso al frente y ha anunciado que el esperado QE se pondrá en práctica a partir del mes de marzo. Y es que los mercados bursátiles funcionan en muchos casos por expectativas, y en este caso el organismo ha cumplido holgadamente con estas pretensiones.
En primer lugar por el volumen de compra de la deuda que ha superado las previsiones de muchos analistas que las estimaban en unos 600.000 millones. Finalmente, el BCE comprará un billón de euros, con lo que el bazuca de Draghi ha superado con creces todas las expectativas.
Otro de los motivos para el optimismo de los inversores que ha llegado a los mercados es la vinculación de la duración del QE al cumplimiento de unos objetivos de inflación que deje abierto el horizonte temporal en vez de fijar un número determinado de meses. Y esta ha sido la segunda frase de Draghi. En principio el programa durará hasta septiembre de 2016 pero "se mantendrá siempre que sea necesario" hasta conseguir el objetivo de inflación, ha asegurado Draghi.
Por último, la distribución del riesgo, eso sí parcial, entre los miembros del BCE independientemente del país emisor se lee desde los mercados de manera positiva. A esto hay que añadir que las compras de deuda incluyen a todos los países miembros y no son sólo de deuda soberana sino de deuda privada.
Otro factor muy destacable en esta reunión histórica del BCE es la unanimidad entre todos los miembros del consejo, incluidos los alemanes que hasta ahora habían mostrado sus diferencias, a la hora de votar el plan. Esta unanimidad vuelve a demostrar la unidad de los estados miembros a la hora de preservar el euro.