Una de las múltiples contradicciones e incongruencias que incluye el programa económico de Podemos consiste en defender el impago de la deuda pública, al tiempo que se apuesta por disparar aún más el gasto público y, por tanto, el déficit y la deuda.
Ambos postulados son incompatibles, ya que el default soberano implicaría el cierre de los mercados financieros, de modo que el Estado no podría pedir dinero prestado y tan sólo dispondría de sus ingresos tributarios para costear los servicios públicos. De ahí que, en última instancia, el partido de Pablo Iglesias abogue por salir del euro para recuperar la autonomía monetaria y, de este modo, financiar ese exceso de gasto mediante el Banco de España, al estilo argentino.
Sin embargo, este particular ejemplo de demagogia no solo afecta a la deuda española, sino que también se extiende a la de Grecia. Iglesias, como era de esperar, apoya a su socio griego Alexis Tsipras, líder de Syriza, en su propuesta de impagar la deuda helena en caso de que se haga con el Gobierno de Atenas tras las elecciones generales del próximo 25 de enero.
Pero lo que no dice Iglesias es que la ejecución de dicho plan dañaría de forma directa el bolsillo del contribuyente nacional, ya que España ha participado activamente en el rescate internacional de Grecia.
La deuda pública de Grecia rozaba los 320.000 millones de euros al cierre de 2013, una cifra equivalente al 175% de su PIB. De este volumen, sin embargo, casi el 80% -unos 250.000 millones- han sido prestados, de una u otra forma, a través de la troika, con unas condiciones y a un tipo de interés muy ventajosos (Euribor + 1,5%). La cuantía aportada por España al rescate griego, en forma de préstamos y avales, ronda los 29.000 millones de euros.
Partiendo de que el tipo de interés medio que está pagando Grecia por su deuda pública apenas ronda el 2,5% anual desde que se puso en marcha el plan de rescate, al Estado español le corresponderían algo más de 700 millones de euros al año en el cobro de intereses. Y lo curioso aquí es que esta cifra casi equivale al coste del nuevo medicamento contra la hepatitis C que reclama el propio Iglesias.
En los últimos días, el líder de Podemos ha aprovechado las protestas que han protagonizados los pacientes de esta enfermedad contra el Gobierno para hacerse la foto y reclamar más dinero público con el fin de extender dicho tratamiento. Según las estimaciones de la Plataforma de Afectados por la hepatitis C, sería necesario aprobar una partida extraordinaria de 800 millones de euros al año en los Presupuestos Generales del Estado para aplicar los medicamentos de última generación a los pacientes graves.
Así pues, solo los intereses de la deuda griega a España equivaldría al coste estimado del nuevo tratamiento contra la hepatitis C. La paradoja aquí consiste en que, por un lado, Iglesias jalea la declaración de impago por parte de Grecia y, por otro, exige más dinero para combatir dicha enfermedad, sin reparar en que la pérdidas que sufriría España por el default griego equivalen, curiosamente, al coste de las nuevas medicinas (entre 700 y 800 millones al año).