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Rusia, en caída libre: el desplome del rublo continúa

Moscú no consigue frenar el derrumbe de su divisa, que cae a niveles desconocidos desde la suspensión de pagos de 1998.

Moscú no consigue frenar el derrumbe de su divisa, que cae a niveles desconocidos desde la suspensión de pagos de 1998.

El Banco Central ruso no consiguió este martes frenar el desplome del rublo, que se derrumbó a niveles desconocidos desde la suspensión de pagos de 1998, a pesar de haber elevado la tasa clave de interés del 10,5 al 17 por ciento. "La situación es crítica. Lo que está ocurriendo no lo podíamos imaginar ni hace un año, ni aunque se tratara de una pesadilla", afirmó el vicepresidente de la entidad emisora, Serguéi Shvetsov.

"Pueden creerme, la decisión por la que optó el Consejo Director del BC es una opción entre lo muy malo y lo súper malo", dijo, en alusión a la decisión esta madrugada del regulador de subir drásticamente los tipos de interés. La moneda rusa sufrió este martes una espectacular caída frente al dólar y el euro, y superó la barrera psicológica de los 100 rublos por euro en la bolsa moscovita.

En cuestión de minutos, el rublo pasó de 90 por euro a 100, y frente al dólar se puso a 80 rublos, en nuevos mínimos históricos, después de que el Banco central elevara el tipo clave de interés del 10,5 al 17 por ciento. El rublo ya había perdido el lunes el 10 por ciento de su valor, y en lo que va de año, tras el derrumbe de este "martes negro", ya se ha depreciado un 60 por ciento.

"Esta decisión (de elevar los tipos) obedece a la necesidad de limitar los riesgos de devaluación e inflación, que han aumentado sustancialmente en el último tiempo", señaló un comunicado del BCR, publicado la madrugada de este martes. El encarecimiento del crédito a la banca comercial busca evitar que las entidades bancarias utilicen el dinero del Banco Central para la compra de divisas, lo que dispara su demanda y presiona a la baja a la moneda nacional.

"Lo que hay que hacer es contener la liquidez en rublos para que los bancos, las corporaciones y los particulares que necesitan pagar en rublos comiencen a vender sus divisas", comentó el exgobernador del BCR Serguéi Dubinin, en declaraciones a la agencia oficial TASS. Sin embargo, la subida de la tasa de interés no impidió que la Bolsa de Moscú continuara su caída en picado ni que el rublo siguiera perdiendo posiciones.

"La medida (el incremento de la tasa de interés) apunta ante todo a disminuir las expectativas inflacionarias", explicó la gobernadora del Banco Central, Elvira Nabiúlina, en una entrevista con el canal de televisión Rossía 24. Agregó que su influencia en el mercado de divisas será "indirecta y no inmediata". Nabiúlina descartó que el BCR vaya a implantar medidas administrativas para regular el mercado de divisas. Para el doctor en economía y catedrático de la Universidad Plejánov de Moscú Serguéi Valentéi, la medida adoptada por el Banco Central es "de manual de macroeconomía".

"Pero, en mi opinión, la reacción del BCR llega tarde y el aumento de la tasa de interés no es suficiente. Se requieren medidas sistémicas", dijo Valentéi a Efe. En teoría, agregó, debería servir para contener los ritmos de incremento de inflación, que según han admitido las autoridades rusas este año superará el 10 por ciento.

El digital Gazeta.ru recordó hoy que el drástico aumento de la tasa de interés en 1998 no impidió que en agosto de ese mismo año Rusia se declarara en suspensión parcial de pagos. Aunque la situación de la Rusia de hoy, un país que cuenta con reservas internacionales por un valor de 416.000 millones de dólares, difiere de la de la década de los 90, la dificultades que afronta su economía son muy graves, en particular la provocada por la caída de los precios del petróleo a mínimos de hace cinco años.

Las exportaciones de hidrocarburos generan cerca del 50 por ciento de los ingresos presupuestarios de Rusia, por lo que el desplome del precio del crudo, del que dependen los del gas natural, tiene un impacto directo en su economía. A la caída del precio del petróleo se suman las sanciones occidentales a Rusia por su postura en la crisis ucraniana, que han privado a Moscú no sólo de importantes fuentes de financiación, sino también del acceso de tecnologías para la industria extractiva de hidrocarburos.

El pasado mes de noviembre, el ministro de Finanzas de Rusia, Antón Siluánov, cifró en 40.000 millones de dólares anuales las pérdidas para la economía por las sanciones y entre 90.000 y 100.000 millones por el descenso en el 30 por ciento de los precios del petróleo. Desde entonces, el crudo ha continuado su caída, por lo que las estimaciones de Siluánov ya se han quedado muy cortas.

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