El 1 de octubre del año 2004, se firmó en Santiago de Compostela el Convenio Internacional de Santiago. Dicho Convenio sentaba las bases para la constitución de un mercado común de energía eléctrica entre el Reino de España y la República Portuguesa. Es decir, desde hace ya algunos años, en la Península Ibérica existe un mercado único de electricidad, compartido por los dos países. Este mercado se llama MIBEL (Mercado Ibérico de Energía Eléctrica) y está gestionado por una empresa llamada OMIE.
Y esto, además de aumentar nuestra cultura general, ¿de qué nos sirve? Pues para saber que, al compartir mercado, los españoles y los portugueses compraríamos la electricidad (los MWh) al mismo precio. Si los dos vamos a la misma tienda a comprar las mismas naranjas, parece lógico que ambos las paguemos al mismo precio. Veamos si esto es cierto, observen la siguiente gráfica donde se muestra la evolución por semestres del precio mayorista de la electricidad en España y Portugal:
Como pueden ver, los precios en ambos países son casi idénticos. Las diferencias son inapreciables y se deben a restricciones en el sistema y a otros tecnicismos de escasa relevancia para lo que nos ocupa. (Corrección de Errores: la fuente de este gráfico no es EUROSTAT, sino OMIE. Daba pereza volver a hacer el gráfico).
Ahora bien, siguiendo con el argumento, si la electricidad en el mercado mayorista cuesta lo mismo sería esperable que los españoles y los portugueses, en nuestras casas, pagáramos un precio similar por la electricidad. Esto sería cierto, al menos, antes de impuestos. Después de aplicar los impuestos la cosa puede cambiar mucho, puesto que cada uno de los dos gobiernos es soberano para sangrar a sus contribuyentes a su antojo.
Sin embargo, sabemos que este razonamiento no es cierto por un motivo fundamental. Volviendo al ejemplo de las naranjas, dos comerciantes que compran las naranjas en el mismo mercado mayorista y al mismo precio no tienen por qué venderlas en sus respectivas fruterías al mismo precio.
Uno de ellos puede tener la tienda mucho más lejos que el otro, con lo cual tendrá unos mayores costes de combustible y transporte que tendrá que repercutir en el precio. El otro puede que haya hecho reformas en la tienda, para lo cual ha pedido un préstamo y necesita aumentar el precio de las naranjas para amortizarlo. O puede tener la tienda en un barrio más modesto donde los salarios medios no soportarían un incremento en el precio de las naranjas. Las causas pueden ser múltiples, pero estoy seguro de que captan el matiz.
Es decir, una cosa es lo que cuesta la energía en el mercado mayorista y otra la que cuesta llevarla hasta nuestras casas. Perfecto, entonces si hubiera diferencias entre lo que los españoles y los portugueses pagamos por la electricidad sería debido a la diferencia en coste de nuestras respectivas redes de transporte y distribución.
Vale, pues vayamos a los datos oficiales de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (en España) y la Entidade Reguladora dos Serviços Energéticos (en Portugal). ¿Qué nos dicen estos organismos oficiales? Nos dicen que, para el año 2013, el coste de transporte y distribución en España ascendió a 27,65 €/MWh y en Portugal a 36,24 €/MWh.
Es decir, comprar la energía en el mercado y llevarla hasta nuestras casas es más caro en Portugal que en España, de hecho, unos 9 €/MWh más caro (aproximadamente, un 30%). Atendiendo a este razonamiento, los consumidores en Portugal pagarían más por la electricidad que los consumidores en España, si atendemos a los precios antes de pagar los impuestos.
Comprobemos esto. Para ello presten atención al siguiente gráfico donde se muestra la evolución de los precios de la electricidad en España y Portugal desde el primer semestre de 2011 hasta ahora. Recordemos que estos precios son para los consumidores domésticos (las casas) y antes de pagar impuestos:
¿Qué? ¿Cómo? Algo no es correcto porque pasa exactamente lo contrario a lo que hemos argumentado hasta ahora. Si el precio en el mercado es el mismo para los dos países y los costes de transporte y distribución en Portugal son más caros que en España, ¿cómo es posible que en nuestro país la electricidad sea mucho más cara que en Portugal? De hecho, en torno al 40% más cara.
Lo que pasa es muy sencillo, muy simple de entender. Lo que pagamos por la electricidad no es simplemente el coste de la misma en el mercado y lo que cuesta llevarla a nuestras casas. Eso es lo que debería ser, lo que realmente deberíamos pagar. Ese coste de llevar la energía hasta nuestros hogares es lo que llamamos Tarifas de Acceso a Redes, o coloquialmente, los Peajes. Lo que sucede es que los políticos de este país, durante muchos años, se han dedicado a meter en los peajes todo tipo de partidas que, simplemente, no deberían estar ahí.
¿Que quiero gastarme miles de millones de euros al años en subvencionar las energías renovables? Hala, con cargo a los peajes. ¿Que quiero subvencionar la cogeneración quemando gas? Con cargo a los peajes. ¿Que a los canarios y a los baleares les cuesta más la electricidad por vivir en una isla? No pasa nada, el resto de españoles pagamos la diferencia con cargo a los peajes. ¿Que no me interesa que la luz suba porque no estoy dispuesto a pagar el precio político? Tampoco pasa nada, generamos un déficit de tarifa y los intereses de la titulación del mismo los pagamos con cargo a los peajes.
¿Que quiero mantener las minas de carbón nacionales abiertas cuando son totalmente ineficientes? Lo hacemos con cargo a los peajes. ¿Que se me antoja cerrar centrales nucleares por motivos políticos? Tampoco pasa nada, indemnizamos a los propietarios con cargo a los peajes. ¿Que a golpe de BOE el sistema eléctrico se me ha ido de las manos y tengo un montón de centrales de gas natural a punto de cerrar? Oiga, aquí están los peajes para asumir cada año cientos de millones de euros sin problemas. Y así, suma y sigue.
Es decir, el problema de altos precios de la electricidad en España no es un problema del sistema eléctrico. Ha quedado claramente demostrado que la raíz del problema radica en los peajes de acceso y en las partidas asociadas a los mismos, que únicamente encarecen la energía eléctrica, materia prima fundamental para el avance de nuestra sociedad. Y debe quedar claro que los peajes se han convertido en un instrumento político en el que los gobiernos de turno hacen y deshacen a su antojo.
Ahora bien, ¿qué es lo que hace, en particular, que haya esa diferencia tan significativa entre el precio en España y en Portugal? ¿Qué hay dentro de los peajes de acceso que provoque esa enorme divergencia entre ambos países? La respuesta es compleja, puesto que son múltiples los factores que afectan a los peajes, tal y como hemos visto. Sin embargo, hay unas partidas mayoritarias claramente identificables que sobresalen sobre las demás.
En el año 2013 (último año del que disponemos datos completos oficiales de la CNMC) la diferencia entre el precio en España y Portugal fueron unos 54 €/MWh (más caro en el caso de España). Pues bien, esa diferencia puede ser explicada en gran medida a partir de tres partidas incluidas en los peajes:
- Primas al régimen especial (renovables + cogeneración) = 38,4 €/MWh
- Costes extrapeninsulares = 7,53 €/MWh
- Amortización del Déficit de Tarifa = 8,09 €/MWh
Insisto, hay otras partidas que influyen a este comportamiento. Pero, sin duda, estas tres son las más significativas. Resulta sorprendente darse cuenta que, las responsables del equivalente al 70% del sobrecoste de la electricidad en España con respecto a Portugal son las primas al régimen especial, de las cuales la inmensa mayoría son energías renovables. Y lo que es aún más llamativo, la mayoría de esas primas las reciben tecnologías ineficientes que no producen ni el 5% de la electricidad en nuestro país.
Por tanto, hay que poner en serias dudas las afirmaciones que suelen decir que las energías renovables ayudan a disminuir el precio de la electricidad. Es cierto que contribuyen a disminuir el precio en el mercado mayorista al ofertar gratis en el mismo, pero si luego hay que pagar las primas en los peajes, los efectos no son ya tan claros.
De hecho, con una penetración más baja de renovables como tiene Portugal, los efectos sobre el precio de la electricidad son claros. Nuestros vecinos lusos se aprovechan de la eventual bajada en el precio del mercado mayorista que ocasionan las renovables en España mientras que somos los españoles los que pagamos las primas correspondientes. Yo, francamente, hubiera preferido que las renovables las pusieran ellos y aprovecharnos nosotros.
Pero no todo iba a ser mejor en Portugal. Está visto que el Estado, si no te mete mano en el bolsillo por un sitio lo hará por otro. A pesar de tener un sistema eléctrico sensiblemente más competitivo que el nuestro, el gobierno luso se encarga de destrozar esa ventaja competitiva aumentando de forma asfixiante la presión fiscal sobre los ciudadanos. En la gráfica siguiente pueden observar los precios finales (después de impuestos) que pagamos en España y que pagan en Portugal. Como pueden ver, las diferencias ahora no son tan grandes:
Es descorazonador ver como, a pesar de tener una clara ventaja competitiva con respecto a España, el gobierno portugués le coloca unos impuestos a la electricidad más del doble que en España. De tal modo que, al final, los consumidores pagamos prácticamente lo mismo en ambos países.
Habrá quien diga que, para pagar lo mismo, el prefiere que el dinero se haya gastado en renovables y no en nutrir de impuestos a gobiernos que hacen con los impuestos lo que les da la gana (incluso robarlos). Yo que quieren que les diga, por preferir, preferiría no tener que pagar las primas a las renovables ni los impuestos al gobierno, que la electricidad nos costara lo mismo que en Francia y que nuestra industria ganara en competitividad para poder producir, exportar y generar empleos. Pero todos sabemos que esto no va a pasar…