"La corrupción es un lastre para el crecimiento y un desperdicio de recursos". Así de contundente se han mostrado este miércoles Jorge Sicilia, economista jefe del Grupo BBVA, y Rafael Domenech, economista jefe de economías desarrolladas, durante la presentación de su informe Situación España Cuarto Trimestre de 2014.
A preguntas de los periodistas sobre cómo podría afectar la convulsa situación institucional española al crecimiento económico, Sicilia y Domenech han defendido que no es nada positivo que se extienda la percepción de que en un país no existen una reglas del juego claras y confiables: "Como economistas, esperamos que el reparto de rentas se explique por la correcta acumulación de capital o la innovación", no por otros factores, como el favor político. Es decir, mientras que en una economía sana el mercado va situando los recursos allí donde hay más demanda, satisfaciendo los gustos de los consumidores, con la corrupción esos recursos pueden acabar desviándose hacia usos mucho menos productivos. Por eso, aseguran que "a largo plazo, las mejoras en el tratamiento de la corrupción y en el diseño de las instituciones" fomentan el crecimiento de una economía.
En lo que no han querido entrar desde el servicio de estudios del BBVA ha sido en especulaciones acerca de cómo afectará la irrupción de Podemos en la vida pública española a las previsiones de crecimiento. Por un lado, han asegurado que ellos no cambian sus previsiones de crecimiento "por los resultados de las encuestas". Y por otro, han defendido que, más allá de quién gobierno su visión de la situación y de las reformas necesarias no varía: "Para mejorar el nivel de vida hay pocos atajos". En su opinión, es necesario impulsar una serie de reformas y "cuanto antes, mejor. Hay un proverbio chino que dice que hay dos buenos momentos para plantar un árbol: el primero fue hace diez años, el segundo es ahora".
En este sentido, se han centrado especialmente en la situación del mercado laboral, para el que piden profundos cambios (han anticipado un informe exhaustivo sobre la cuestión para la semana que viene). Según sus cifras, España finalizará el año que viene con una tasa de desempleo del 22,5%. Y eso no es lo más grave. Lo peor es que, en su opinión, no se puede achacar esta cifra a una circunstancia coyuntural o sólo a la crisis. De acuerdo a sus cálculos, la tasa de paro estructural de España está entre el 17 y el 18%, tres veces más que en Alemania o EEUU, por ejemplo. Por eso, creen que "no valen atajos" y que para resolver este problema no se puede confiar sólo en "políticas de demanda", que mejoren de forma puntal el dato, de ese 22,5% al 17-18%. La única forma de enfrentar el problema sería con "políticas de oferta", es decir, "reformas estructurales", que no se centren sólo en el mercado de trabajo.
En cualquier caso, el Servicio de Estudios del BBVA, probablemente el más activo de entre todos los que tienen los bancos españoles, es moderadamente optimista respecto a la evolución de la economía española en el corto plazo. Su previsión es que mantendrá un crecimiento del 2% para el próximo año, algo menos del 2,3% que habían pronosticado en verano, pero todavía muy por encima del 1,3% que anticipan para la Eurozona.
Eso sí, advierten, la situación "no está exenta de riesgos". De hecho, la debilidad de las economías de la UE se acrecienta por momentos y, en lo que hace referencia al frente interno, "persisten frentes abiertos cuya resolución es fundamental para consolidar el crecimiento a medio y largo plazo".