El presidente está haciendo todo lo posible para que nadie ni nada le estropee su viaje oficial a China, diseñado con precisión por la Moncloa. Por ello, nada más llegar a Shanghái -primera de las paradas para reunirse con empresarios-, un portavoz autorizado dio por cerrada la crisis abierta por la dimisión de Alberto Ruiz Gallardón como titular de Justicia. También se quiso orillar la amenaza de una tercera recesión en la Unión Europea: el propio Mariano Rajoy no dudó en mostrar músculo económico allí donde tomó la palabra.
Nada de Gallardón -"Estamos convencidos de que se ha adoptado la mejor decisión, la que menos divide a la sociedad", dijo Moncloa evitando que Rajoy se pronunciase-, nada de Cataluña –finalmente, todo parece indicar que podrá presidir el Consejo de Ministros extraordinario pues regresa el sábado- y nada de malos augurios económicos. El viaje ha sido preparado en positivo; sin duda, está siendo uno de los desplazamientos más importantes del jefe del gabinete, una vez fuera recibido por Barack Obama en la Casa Blanca
Ya en Pekín, la plaza Tiananmen -la mayor del mundo- fue adornada con banderas españolas que se sumaron a las rojas que ondean habitualmente en este lugar. Allí le recibió el primer ministro de China, Li Kegiang, y ambos participaron en la liturgia de los grandes acontecimientos: escucharon los himnos nacionales mientras sonaron salvas en honor de los mandatarios y pasaron revista a las tropas chinas que participaron en el acto, según recoge EFE.
El objetivo del trayecto es claramente económico. Y Rajoy logró el anuncio que quería vender a los medios de comunicación: se firmaron 14 acuerdos bilaterales por valor de 3.150 millones de euros. A lo que sumar que se España se comprometió a agilizar la tramitación de los visados de los ciudadanos chinos. Ante Li, Rajoy admitió su "sana envidia" por el crecimiento económico, si bien sacó pecho de reformas económicas y la recuperación que se está viviendo.
"No se puede parar nunca en el espíritu reformista", destacó, sin que se colara nada del pesimismo que empieza a invadir a las instituciones europeas. Luis de Guindos, el titular de Economía, ya ha avisado de que España no será inmune. Pero Rajoy, ante empresarios y mandatarios chinos, trató de dejar claro que el país ha hecho los deberes y está mejor preparado para afrontar los retos que vengan. "Triplicamos el crecimiento trimestral de la UE", puso como ejemplo. "No sólo es importante crecer, sino que cada vez lo hagamos con mayor vigor", añadió.
De hecho, si algo quiso vender es estabilidad para que más empresas de la potencia asiática se instalen en España. Ése es el gran reto, según el Gobierno. Hubo otros asuntos encima de la mesa: la entrada de más productos españoles en el mercado chino o la enseñanza del castellano en el país. Este viernes se verá con el presidente, Xi Jinping.