El fantasma de la recesión, que ya asomaba por el horizonte el pasado agosto, va tomando forma poco a poco a través de la creciente desaceleración que sufre Europa, que, en caso de confirmarse, también acabará afectando a España.
La economía de la zona euro se estancó en el segundo trimestre del año, tras avanzar un tímido 0,2% entre enero y marzo, debido a la contracción de la locomotora alemana (-0,2%), el nulo crecimiento de Francia y la recaída en recesión de Italia.
La debilidad de las tres grandes potencias europeas acabó arrastrando al conjunto de la Unión Monetaria, pero el problema es que, lejos de corregir esta situación, la zona euro sigue perdiendo impulso, tal y como advirtió el pasado lunes el presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi.
"Después de cierta expansión en los últimos trimestres, el crecimiento de la zona euro y el PIB real llegaron a un punto muerto en el segundo trimestre del año", y las condiciones económicas percibidas este verano han sido "un poco más débiles de lo esperado", indicó Draghi. El reconocimiento explícito de esta fragilidad ha disparado las alertas ante la proximidad de que la zona euro caiga en recesión por tercera vez durante la presente crisis.
El PIB de la moneda única se desplomó en 2008 y 2009, se sumergió por segunda vez en la contracción durante 2011 y 2012 y, ahora, podría rondar de nuevo tasas negativas en el tercer y cuarto trimestre del presente año, con lo que podría comenzar 2015 en recesión técnica. De hecho, cabe señalar que en el segundo trimestre el 65% del PIB de la zona euro se mantuvo estancado o en contracción.
En este sentido, Standard & Poors (S&P) fue la primera agencia de calificación en alertar de forma clara sobre una posible tercera recaída. En una nota difundida la semana pasada, S&P consideraba que la adopción de nuevos estímulos por parte del BCE, como la compra directa de deuda, estaban "justificados" ante el riesgo de una tercera recesión y los peligros de la baja inflación.
"La vulnerabilidad de la recuperación en la eurozona, los elevados riesgos de una tercera recaída y la amenaza de una inflación negativa justificarían el recurso a medidas no convencionales", señalaba la agencia.
Y añadía que los "decepcionantes" resultados del PIB en el segundo trimestre habían puesto en duda la sostenibilidad de la recuperación de la eurozona. Por ello, la agencia recomendaba al BCE intensificar sus estímulos monetarios, más allá de las últimas medidas anunciadas, para alejar el riesgo de una tercera recesión en la zona euro.
Un riesgo que, por el momento, crece con el paso del tiempo. No en vano, la zona euro volvió a frenar su crecimiento en septiembre respecto al mes anterior, según el índice adelantado PMI compuesto de la actividad total que elabora Markit.
Dicho índice se situó en el 52,3 en septiembre frente al 52,5 de agosto, lo que significa que, aunque continúa la expansión, el índice marca su segundo descenso consecutivo y la cifra más baja desde que comenzó el año. Un índice por encima del nivel 50 indica una expansión, mientras que por debajo significa contracción.
A ello se suma, además, la reciente debilidad de Alemania. La confianza empresarial cayó en septiembre con fuerza en el país germano, de nuevo más de lo esperado, porque su motor coyuntural se ralentiza y apenas se esperan impulsos de las exportaciones.
El Instituto de Investigación Económica alemán (IFO) indicó este miércoles que el índice de confianza empresarial en el conjunto de Alemania bajó en septiembre por quinto mes consecutivo hasta 104,7 puntos, el nivel más bajo desde abril de 2013, desde los 106,3 puntos de agosto. Los expertos consideran que se produce un cambio de tendencia en la confianza empresarial cuando el indicador se modifica tres meses consecutivos.
Las empresas alemanas consideraron que su situación actual es peor que en agosto. Asimismo, las expectativas para los próximos seis meses han caído al nivel más bajo desde diciembre de 2012. "El motor coyuntural alemán ya no rueda bien", dijo el presidente del IFO, Hans-Werner Sinn, y el sector manufacturero apenas prevé un crecimiento de las exportaciones.
Las cifras ilustran que la economía alemana va camino de enfriarse a finales de año, no crecerá en el cuarto trimestre, pero no se derrumbará después, considera el economista jefe para Alemania de UniCredit Research, Andreas Rees.
La debilidad germana complica aún más la delicada situación de la zona euro a corto plazo. Sin embargo, no todos los analistas piensan igual, y, por ejemplo, la entidad Credit Suisse descarta una triple recesión en Europa, aunque sí una clara ralentización en su crecimiento durante los próximos trimestres.
Sea como fuere, el Gobierno del PP, que en los últimos tiempos se ha caracterizado por enfatizar su discurso broteverdista, ha empezado a plegar velas por si acaso. Así, el ministro de Economía, Luis de Guindos, afirmó el pasado fin de semana, durante la reunión del G20 en la ciudad australiana de Cairns, que España "no es absolutamente inmune" a la desaceleración de Europa.
Como consecuencia, es muy posible que el Ejecutivo rebaje la próxima semana las previsiones iniciales de crecimiento estimadas para 2014. El PP pretendía elevar el cálculo del 1,2% actual al 1,5%, pero podría situarse, finalmente, en un 1,3%.
Este escenario de enfriamiento de la economía nacional cobra aún más fuerza tras el último informe del Banco de España (BdE) publicado este miércoles, en el que constata una desaceleración de la demanda privada y del consumo interno en el tercer trimestre.
Este frenazo inicial de la economía española se produce después de que el PIB creciera un 0,6% en tasa intertrimestral durante el segundo trimestre, dos décimas más que en el trimestre anterior, y un crecimiento del 1,2% en tasa interanual, muy por encima del 0,5% mostrado en los tres primeros meses.
Un menor consumo privado que, en todo caso, está siendo compensado con el sustancial incremento de la inversión pública que está llevando a cabo el Ministerio de Fomento en los últimos meses, tal y como muestra el siguiente gráfico -vía Juan Carlos Barba-.
Más reformas y ajustes
Esta particular situación vendría a confirmar, por un lado, las alertas sobre la frágil recuperación española avanzadas por Libre Mercado, y, por otro, el fracaso de las políticas monetarias expansivas llevadas a cabo por el BCE para tratar de impulsar el crecimiento de la zona euro.
De hecho, el propio Draghi volvió a reiterar este miércoles que, si bien mantendrá los estímulos monetarios durante un "periodo prolongado de tiempo", para solucionar los problemas de la eurozona también es necesario que los países apliquen reformas fiscales y estructurales "adecuadas".
"El crédito es necesario, pero no una condición suficiente para tener crecimiento", advirtió. En su opinión, muchos países del euro han planeado y diseñado reformas durante un largo tiempo, pero remarcó que lo que se necesita ahora es "acción". "Tienen que implementar estas reformas y cada país tiene su propia agenda específica", subrayó.