La economía nipona se contrajo un 6,8 por ciento anualizado entre abril y junio, afectada por la reciente subida del impuesto sobre el consumo en lo que supone su mayor retroceso desde que el país resultara golpeado por el terremoto y tsunami de 2011. Con respecto al trimestre anterior, el producto interior bruto (PIB) de Japón mostró una contracción del 1,7 por ciento.
El consumo, principal motor de la economía nipona, mostró un retroceso del 5 por ciento en relación a enero-marzo tras la subida del IVA, que pasó del 5 al 8 por ciento el pasado 1 de abril y contrajo con fuerza la demanda interna.
Las exportaciones, otro de los componentes clave de la tercera economía mundial, se encogieron un 0,4 por ciento, al tiempo que las importaciones lo hicieron un 5,6 por ciento, evidenciando la ralentización del país asiático en el segundo trimestre de 2014.
La inversión de capital corporativo, por su parte, registró una caída intertrimestral del 2,5 por ciento. Hasta la inversión pública, una de las tres herramientas con las que el primer ministro Abe ha alimentado el impulso que ha vivido la economía nipona desde hace un año y medio bajo su mandato, mostró un retroceso del 0,5 por ciento.
La contracción mostrada por el país asiático, la mayor desde la registrada en el trimestre enero-marzo de 2011, podría empujar al Banco de Japón (BOJ) a presentar un paquete de estímulo adicional. La entidad activó en abril de 2013 un agresivo programa de compra de activos con el que pretende duplicar la base monetaria para 2015 y lograr una subida de precios estable que se sitúe en torno a un 2 por ciento interanual y acabe así con el ciclo deflacionario.
Los datos macroecónomicos del periodo abril-junio también podrían hacer que la administración Abe se plantee seriamente aplazar la subida de dos puntos porcentuales del impuesto sobre el consumo que hay prevista para abril de 2015.