Como impone la lógica, la prolongación de la recesión en Argentina y el peligroso aumento de la inflación repercuten en el empleo. Los últimos datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) incrementan el paro de abril a junio con respecto al trimestre anterior en un 0,3%. Asimismo, el Instituto fija el desempleo en un 7,1%, siete décimas más con respecto a diciembre del pasado año.
La preocupación aumenta para muchos analistas, ya que entienden que, si hasta los datos vertidos por la Institución que maneja el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner son negativos, la situación escondida debajo de la alfombra puede ser mayor. "No sabemos cuál es el desempleo actual. No hay confianza en el Indec, realiza estudios sesgados", traslada a Libre Mercado Roberto Cachanosky, reputado economista argentino, columnista del diario La Nación. Para Cachanosky, "los estudios más fiables sitúan el desempleo del sector privado en el 15%" y se prevé que continúe creciendo.
Preguntado el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos, la institución ha preferido no pronunciarse sobre los datos del informe, ni sobre las dudas por parte del sector privado a que el problema del desempleo sea mayor del anunciado.
La tendencia
A la recesión y al crecimiento paulatino de la inflación durante los últimos años hay que sumarle la incertidumbre generada a raíz de la entrada del país austral en el default. Su lejanía de los mercados financieros hace más difícil la llegada del crédito a las pymes para generar nuevos proyectos o, simplemente, capear el temporal.
Fuentes del sector privado prevén que, al menos, se podrían producir más de 460 despidos diarios durante lo que queda de año, al caer la actividad interna y desincentivarse el consumo a causa del miedo generado por la entrada en la "cesación de cobro", tal y como califica la situación el Gobierno argentino.
Por su parte, el expresidente del Banco Central de la República Argentina, Aldo Pignanelli, analiza los preocupantes números que cosecha en la actualidad la economía manejada por el ministro Axel Kicillof. "La tendencia es que empeore. El mal estado de la economía y el pseudo default están provocando decisiones de fuerte ajuste empresarial".
Pignanelli no cree que en un futuro a corto plazo haya despidos masivos, "pero no se contratará desde el sector privado. Y eso, para una economía como la argentina, genera un gran impacto social". Pignanelli entiende que el primer deber que tiene el Ministerio de Economía es "hacer frente a la inflación, que ya está haciendo estragos".
Según explica, la inflación se sitúa ya en el 40% y con posibilidades de aumentar. "Yo en febrero pronostiqué una inflación para final de año del 50%. No la descarto. Los últimos meses del año la inflación suele acentuarse por motivos estacionales", añade.
Soluciones
Para ambos economistas la solución está en cambiar el paradigma impuesto por Kicillof. "Para revertir la situación es necesario crear expectativas. Necesitamos un shock de inversiones, resolver los problemas con los holdouts y recuperar un Estado eficiente que no despilfarre", enumera el expresidente del Banco Central.
"Es necesario equilibrar las cuentas del Sistema Público", responde con cierta indignación Roberto Cachanosky. "Aumentan el número de empleados públicos y de subsidios, pero nunca dicen de dónde van a sacar los recursos para hacer frente a ello", resalta el economista ante la última ampliación en un 22% de la partida presupuestaria llevada a cabo por Kirchner.
Según entiende Cachanosky, la receta aportada por el gabinete de Kirchner es "más gasto público y emisión de moneda, es decir, más keynesianismo, y eso no hará más que agravar la inflación".
Miedo al desempleo y a la inflación
La imagen de Kirchner no genera medias tintas en el ciudadano de a pie; amor u odio, pero nunca indiferencia. "Hay cambios en los precios, sí, pero yo se lo adjudico a una maniobra especulativa de determinados sectores de poder, como las multinacionales y los grandes poseedores de bienes", asegura Ramón, que felicitaba al Gobierno por su valentía.
Ejemplos como la huída de grandes marcas como Renault, Volkswagen o Iveco, que han propiciado una fuerte crisis en el sector automotriz argentino, son para Sonia "algo que no se puede entender sin todo lo que está pasando".
La presión inflacionaria y la ineficiencia cotidiana del peso argentino retrotraen a trabajadores como Fernando a la crisis económica del corralito. "Para mí hay mucho desempleo ahora. Tiene que empezar a crearse mucho trabajo para que no nos quedemos desocupados, sino ocurrirá lo mismo que en el 2000-2001".
Cada vez más, una parte del sentir ciudadano pierde la paciencia y espera la llegada de los próximos comicios de 2015. "El default ha sido la gota que colma el vaso", alega Mar.