El Ministerio de Fomento hizo saltar todas las alarmas el lunes cuando publicó una nota de prensa en la que amenazaba a empresas y usuarios de plataformas de transportes de viajeros con multas de hasta 18.000 euros.
Sin dar el nombre de ninguna compañía, el Ministerio que dirige Ana Pastor afirmó que las empresas que transporten viajeros por cuenta ajena a cambio de una retribución económica necesitan contar con la autorización de la Administración.
"Ante la aparición de anuncios en los medios y redes de comunicación mediante los que diversas empresas hacen pública su intención de poner en marcha plataformas de contratación de servicios de transporte de viajeros en vehículos de turismo particulares, el Ministerio recuerda que es necesaria dicha autorización y que los Servicios de Inspección del Transporte Terrestre velarán por el cumplimiento de la legislación vigente en la materia", explicaban.
Fomento señalaba que los servicios de inspección del transporte terrestre velarán por el cumplimiento de la legislación", que establece que quienes realicen dichos servicios sin autorización incurrirán en una infracción muy grave sancionable con multas de entre 4.001 y 6.000 euros, que podrían aumentar hasta 18.000 en caso de reiteración. También pueden ser sancionados los usuarios que contraten los servicios de transportistas no autorizados, con multas de entre 401 y 600 euros.
Tras el anuncio, todas las miradas se pusieron sobre BlaBlaCar y Uber. La primera, es una red social que pone en contacto a conductores con asientos libres y pasajeros que van a realizar un trayecto en carretera, y la segunda una plataforma que pone en contacto a conductores particulares para contratar trayectos por la ciudad.
A por BlaBlaCar ha ido Fenebús, la patronal de autobuses, y a por Uber la Confederación del taxi. Ambas exigen al Gobierno sus respectivos cierres acusándoles de "competencia desleal", y ahora parece que Fomento se pone de su parte con esta confusa nota de prensa.
BlaBlaCar tranquiliza a sus usuarios
La primera en reaccionar ha sido BlablaCar. La compañía ha publicado este martes en su página web varias explicaciones para "tranquilizar" a sus usuarios "por el comunicado del Ministerio de Fomento".
"BlaBlaCar es una plataforma para conectar personas particulares que permite compartir los gastos de un viaje en coche. No se trata de una retribución económica, sino de la compartición de los gastos asociados a ese trayecto en común", argumenta la empresa. Por lo tanto, "ni BlaBlaCar ni los usuarios de BlaBlaCar, que solo comparten los gastos del viaje, se dedican al transporte de viajeros por cuenta ajena".
La empresa afirma que en su actividad no hay ánimo de lucro. "Cuando se publica un viaje en la web, BlaBlaCar recomienda un precio por cada trayecto, calculado para que los conductores no obtengan ganancias, de acuerdo con la legislación", añaden.
Se desvincula de Uber
De hecho, en 2011, BlaBlaCar firmó un acuerdo de colaboración con el Ministerio de Industria, Telecomunicación, y Comercio para fomentar las buenas practicas del "coche compartido" y ayudar así a la reducción de las emisiones de CO2 y la eficiencia energética. Como ya avanzó Libre Mercado, la compañía, que está presente en 12 países, no ha encontrado ningún obstáculo en ningún otro mercado.
Fomento, del lado de BlablaCar
Con esta publicación, BlaBlaCar se desvincula de la actividad de Uber y asegura que sus conductores "ejercen una actividad profesional cobrando una retribución económica para llevar pasajeros dentro de la ciudad, en distancias muy parecidas a las de taxi".
"Los trayectos en BlaBlaCar son de media/larga distancia, de alrededor de 350 km, y los usuarios sólo perciben una compensación por los gastos del viaje compartido. No hay beneficios", añaden.
Sin dar nombres concretos, el Ministerio de Fomento ha explicado a este periódico que "compartir gastos en un vehículo privado no es ilegal" y que "no multarán a las plataformas de coches compartidos" (como BlablaCar). Sin embargo, sí lo harán con las que "ejerzan una actividad profesional de transporte de viajeros", como podría ser Uber, ya que sus empleados se embolsan una parte del precio del trayecto.