El Gobierno busca hacer que el sistema tributario sea menos sensible al ciclo económico o, lo que es lo mismo, que el retroceso de la actividad no merme los ingresos públicos. Tal y como se hace eco el diario Cinco Días, Hacienda quiere dar una mayor importancia en la recaudación a la fiscalidad sobre inmuebles -excluyendo la vivienda habitual- y bajar otros gravámenes.
En la actualidad, las segundas y ulteriores viviendas no alquiladas sufren una imputación en el impuesto de la renta del propietario. Deben incluir en su declaración el equivalente al 1,1% del valor catastral del inmueble o el 2% en el caso de que la última revisión se hiciera antes de enero de 1994. Sobre dicho importe se aplica el marginal, que puede ir del 24,75% hasta el 52% en función de la renta del contribuyente.
Para aumentar la notoriedad de los impuestos sobre inmuebles, Hacienda plantea al Gobierno distintas opciones, desde subir los porcentajes de imputación, hasta idear un nuevo sistema para que el impuesto sobre la renta refleje directamente el patrimonio de los contribuyentes. Asimismo, se plantea cambios en el Impuesto sobre Bienes e Inmuebles (IBI).
Esta nueva dirección propuesta desde Hacienda va en línea con el Informe Lagares, el llamado comité de los sabios, en donde se proponía incrementar los impuestos por uso de propiedad frente a los de trasmisión. De hecho, el informe presidido por el catedrático Manuel Lagares llegó a proponer la supresión del impuesto autonómico sobre transmisiones patrimoniales, a cambio de elevar la factura del IBI. Estas recomendaciones por parte de los expertos se deben a que los impuestos que gravan la tendencia de viviendas no han bajado su recaudación desde que comenzó la crisis, hecho que no ha pasado con otros impuestos, como el de compraventa.
El Ministerio de Cristóbal Montoro entiende que los próximos objetivos son reducir la presión fiscal sobre las fuentes de la renta, en especial las del trabajo, pero sin que baje la recaudación del conjunto de la Administración. La reforma fiscal prevé reducir el tipo mínimo del IRPF hasta situarlo por debajo del 24%, aunque no se recortará la retención a las rentas más elevadas, que pueden llegar a ser gravadas a un tipo del 52%. La otra novedad con respecto al IRPF será dejar exentos del pago de IRPF a aquellos contribuyentes que ganen menos de 12.000 euros al año.