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El CNPT pide gravar con impuestos

Gobierno y patronal buscan una mayor regulación del cigarrillo electrónico

Toxicología pide prohibir los cartuchos recargables, pese a no haber ningún intoxicado al tragar líquido mientras fumaba.

Toxicología pide prohibir los cartuchos recargables, pese a no haber ningún intoxicado al tragar líquido mientras fumaba.

La regularización del tabaco electrónico sigue su curso. En España hay cerca de 800.000 consumidores de e-cigs, más de 3.100 puntos de venta sólo de cigarrillos electrónicos, a los que hay que sumar otros 4.000 estancos. Como colofón, la industria del vapeo consiguió unas ventas el pasado año de 24,6 millones de euros. No es de extrañar que tanto la patronal del sector como el Estado quieran monopolizar este producto estrella.

Destaca el estudio realizado por el Instituto Nacional de Toxicología, dependiente del Ministerio de Justicia, que ha recomendado al Ejecutivo de Mariano Rajoy que prohíba de manera específica los envases recargables de los cigarrillos electrónicos. En este sentido, el artículo reportado por el diario El País, en referencia al estudio de Toxicología, alertaba que "el número de casos es bajo, con 29 incidentes en 2013, pero va en aumento: en 2014 se han registrado ya 35".

Ante esta acusación, la Asociación Nacional del Cigarrillo Electrónico (ANCE) se defiende y denuncia que el informe de Toxicología recoge consultas y no incidencias. En concreto, el pasado año, de las 120.000 consultas al Instituto dependiente de Justicia sólo las 29 mencionadas estaban relacionadas con el e-cig. "No estamos hablando de intoxicaciones si quiera, sino de consultas, con lo que el fundamento del ataque injustificado lanzado por Toxicología se cae por su propio peso", asegura ANCE a Libre Mercado.

El Instituto Nacional de Toxicología, que ha preferido no pronunciarse ante las preguntas de LM, defendía en su informe prohibir la venta de cartuchos recargables y de botes de nicotina líquida y permitir únicamente la circulación de cartuchos desechables. El argumento principal en el que se apoya es el hecho de que la nicotina líquida es altamente tóxica, "tres o cuatro veces más tóxica que el arsénico y el cianuro".

La voz de alarma en la que se basan estas acusaciones fue dada por el Centro de Prevención y Control de Enfermedades de Estados Unidos (CDC), que resaltaba un aumento interanual del 300% del número de casos vinculados al e-cig en EEUU en 2013. En total, hubo 1.351 casos, de los que 365 fueron remitidos a hospitales. ç

Pero la mayoría fueron niños que, por descuido de los padres, tuvieron acceso a los botes de nicotina líquida. Solo hubo un caso de muerte en EEUU durante el pasado año a causa de la nicotina líquida, pero por suicidio. Desde ANCE aseguran que la nicotina líquida tiene un uso específico: "Sirve para fumar, todo lo que se haga al margen de esa intencionalidad es un mal uso".

Toxicología contra 'los recargables'

Sin embargo, en el artículo de Prisa también se hacía referencia a que "de las 64 consultas recibidas (29+35) entre 2013 y 2014 por el Instituto de Toxicología, solo el 21,9% tuvieron como víctimas a niños menores de dos años". Es decir, 14 de las 64 consultas. Las restantes fueron, por un lado, 8 consultas en referencia a niños de entre dos y catorce años y, por el otro, 42 para mayores de catorce años.

El País traslada en el artículo, tras hablar con Manuel Muñoz -presidente de ANCE-, que si el grueso de las consultas recibidas está en una edad madura se puede deber a que al cargar en exceso el cartucho recargable pueda hacer que llegue la nicotina del cartucho al vapeador en estado líquido.

Por su parte, Manuel Muñoz alega a Libre Mercado que no se interpretaron correctamente sus palabras. En el caso de que el consumidor llene en exceso el "claromizador" -depósito para la nicotina con un máximo de 1,6 ml-, la nicotina líquida no llegaría al filtro, sino que caería por la base al tener el propio depósito un "rebosadero".

Muñoz explica que cuando se desenrosca la boquilla para recargar el e-cig, dentro del depósito está el atomizador -resistencia para evaporar el líquido-. Esta resistencia traslada el calor necesario al depósito de nicotina líquida mediante un pequeño orificio -minuto 3:05 del vídeo-.

Como narra Muñoz, en el caso de que no se introduzca el líquido de forma ladeada y se introduzca, en cambio, dentro del pequeño orificio del atomizador, "algo que casi hay que hacer a conciencia", cuando se encienda el e-cig "el atomizador deja de funcionar y salen unas pequeñas burbujas fruto del contacto entre la resistencia y la nicotina". Aun así, Muñoz recalca que esta hipótesis es muy improbable y defiende que "en los trece años que llevo en el sector no ha habido ningún caso de intoxicación por tragarse el líquido fumando".

En este sentido, consumidores habituales del e-cig consultados por Libre Mercado atestiguan que esta situación es complicada. Otros factores, al margen de depósitos recargables o desechables, como "no realizar los recambios de los accesorios cuando está establecido o directamente enroscar mal el filtro pueden llegar a que notes la nicotina, pero la rara vez que me ha ocurrido algo así se escupe porque sabe mal, sin que haya tenido ningún tipo de problema".

Impuestos sobre el 'e-cig'

Por su parte, cabe resaltar la última recomendación lanzada el pasado martes por el Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo (CNPT), que se suma así a la petición propuesta inicialmente por el Instituto Nacional de Toxicología, ya que insta al Gobierno para gravar con impuestos el cigarrillo electrónico.

El portavoz del CNPT, Francisco Camarelles, defiende ante LM dicha petición, aunque matiza que no ponía el énfasis en el e-cig sino, sobre todo, en el tabaco tradicional. "Defendemos la subida del precio del tabaco general". En cuanto al e-cig "creemos que se debe de demostrar antes que no es dañino, ya que el tabaco electrónico es una forma de perpetuar el tabaquismo a las siguientes generaciones".

Aun con todo ello, el portavoz del CNPT reconoce que "el cigarrillo electrónico es el mal menor", aunque mantiene que "se deben de despejar todas las dudas", ya que "la nicotina es una sustancia perjudicial".

Desde la Asociación Nacional del Cigarrillo Electrónico subrayan que no tiene sentido esta propuesta, ya que "la directiva europea regula el e-cig, primero, como producto de consumo y, segundo, bajo un título específico que tiene categoría propia, que no es ni la del tabaco ni la de productos farmacéuticos". Por ello, ANCE recalca que, además del IVA, "no tendría por qué ser gravado por ningún otro impuesto".

Regularización del sector

Sin embargo, en cuanto a una regularización del sector del cigarrillo electrónico, casualmente, todas las partes están de acuerdo. Tanto la patronal como el Estado cercan los beneficios. La explicación que da ANCE es que se debe "profesionalizar" el sector, ya que "sólo se debería poder vender el tabaco electrónico en establecimientos regulados -concesión de licencias- y por personal específicamente formado que pueda responder a las dudas de los clientes. No se puede vender el producto en una verdulería".

ANCE defiende imponer normativas para regular la concentración máxima de nicotina por miligramos por mililitro, así como la creación de una "plataforma de reflexión del cigarrillo electrónico formada por académicos de la comunidad científica". Además, la patronal entiende que, para el necesario etiquetado, la información de ingredientes del producto o rótulos en todos los idiomas es necesario un "Código de Autorregulación".

Estudios científicos

La prohibición por parte del Gobierno de Mariano Rajoy el pasado 18 de diciembre del consumo del e-cig en el transporte público, administraciones del Estado o centros de educación ha abierto el debate sobre si existe prejuicio o no, tanto para el que vapea el cigarrillo electrónico, como para las personas de alrededor.

La Sociedad Española de Medicina Española y Comunitaria (SEMFYC) mantiene una actitud crítica con respecto al e-cig, al entender que "la nicotina líquida es tóxica y aumenta la probabilidad de tener problemas cardiovascualres en un futuro".

Además, la doctora Arantza Mendiguren, miembro de SEMFYC, atisba perjuicios a largo plazo en base a un estudio del Instituto Catalán de Oncología, en donde se sostiene que "los no fumadores expuestos a los cigarrillos electrónicos tienen una exposición a la nicotina similar a la de los no fumadores que conviven con personas que fuman hasta siete cigarros convencionales". Mendiguren asegura que "el cigarrillo electrónico aumenta las probabilidades de tener cáncer y el vapor es perjudicial para las personas de alrededor, con lo que es necesario tener mucha cautela".

Por su parte, el presidente de ANCE denuncia que "el estudio del ICO aún no lo conoce nadie. No ha sido publicado en ningún sitio. Nadie puede contrastar la información porque nadie ha tenido acceso a él". Además, continúa, "sería el único análisis del mundo que ha llegado a esas conclusiones".

Desde la asociación niegan la figura del vapeador pasivo y se remiten a diversos artículos en revistas científicas de Francia, EEUU o Alemania. ANCE señala que diversos estudios concluyen que "el vapor del dispositivo desaparece de la atmósfera en 11 segundos, 110 veces menos tiempo que el tabaco tradicional, que tarda 20 minutos".

Asimismo, la Universidad Pompeu Fabra realizó un estudio sobre los efectos agudos del vapor sobre la función pulmonar, tanto del vapeador como de las personas de alrededor. "El análisis determinó que tras más de una hora expuesto de manera directa al vapor del cigarrillo electrónico las personas presentes no registraron cambios significativos en su función pulmonar", trasladan fuentes de ANCE.

En Libre Mercado

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