El precio de la luz en España se situó por debajo de la media de la zona euro en el segundo semestre de 2013. En concreto, los hogares pagaron 20,8 euros en sus recibos por cada 100 kilovatios hora (kWh), lo que supone un 2,3% menos que la eurozona (21,3 euros), pero un 4% más que la media de la UE-28 (20 euros), según anunció el miércoles la oficina estadísica comunitaria, Eurostat.
El recibo en España fue el octavo más caro de Europa. Dinamarca, con 29,4 euros por cada 100 kWh en términos absolutos, fue el país con la luz más cara para los hogares, seguido de Alemania (29,2 euros), Chipre (24,8 euros), Irlanda (24,1 euros), Italia (23,2 euros), Bélgica (22,2 euros) y Portugal (21,3 euros), tal y como muestra la siguiente tabla.
Así pues, a primera vista, podría parecer que el coste de la energía para las familias no es tan oneroso en comparación con otros países de nuestro entorno. Sin embargo, las apariencias engañan, ya que los precios citados incluyen una importante distorsión a tener muy en cuenta: los impuestos (Especiales e IVA), cuya carga no es menor en función de cada país.
En el caso de España, los impuestos suponen el 21,4% del precio final, en Dinamarca más del 57%, en Alemania el 49%, en Chipre el 18,3%, en Irlanda el 15,8%, en Italia el 35,4%, en Bélgica el 25,9% y en Portugal el 41,7%.
Una vez descontados los tributos, el precio de la luz en España escala en el ránking hasta situarse en la quinta posición de Europa, con 16,3 euros por cada 100 kWh (0,163 euros por kWh en el gráfico), tan sólo superado por Bélgica y las islas de Reino Unido, Irlanda y Chipre, que soporta el precio más alto de la UE, con 20,3 euros.
Es decir, dejando al margen las islas, cuyo coste energético suele ser mayor por razones logísticas, los consumidores españoles pagaron el segundo recibo más alto del continente, apenas superado ligeramente por Bélgica. Además, el precio de la luz en España fue un 19% más alto que la media de la zona euro y hasta un 18% superior al de la UE.
Por otro lado, cabe tener en cuenta que apenas seis años antes, en el segundo semestre de 2007, cuando estalló la crisis financiera internacional, el recibo en España era más bajo que la media de la zona euro y la UE, situándose en el puesto 10 del ránking europeo.
Entonces, el precio era de 11,5 euros por cada 100 kilovatios, con lo que se ha encarecido casi un 42% durante la crisis, la mayor subida registrada en Europa tras Malta y Chipre (dos islas). Si se amplía la perspectiva temporal, se observa que la luz casi se ha duplicado desde principios de la pasada década, coincidiendo con el inicio del apoyo estatal a las energías renovables.
Si se eliminaran todos los sobrecostes políticos (primas verdes, otras subvenciones e impuestos), el recibo de la electricidad se reduciría a la mitad.