Los principales bancos centrales a uno y otro lado del Atlántico llevan años impulsando políticas monetarias ultraflexibles, manteniendo por tiempo ilimitado tipos extraordinariamente bajos. Esto está provocando una tendencia expansiva en los mercados de capitales que podría traer como consecuencias nuevas burbujas. Mercados inflados en bonos soberanos y productos financieros sin bases sólidas bien podrían terminar estallando como ya hicieran los inmobiliarios, financieros y deuda pública, que a punto ha estado de dar al traste con monedas como el euro.
Esto es lo que piensa William White, execonomista jefe del Banco de Pagos Internacionales, asesor de la OCDE y también de la canciller alemana, Angela Merkel. En una reciente entrevista publicada en Finanz Und Wirtschaft, White advierte de los riesgos que se ciernen sobre la economía global. Tal y como señala, "honestamente, nadie ha visto nunca nada igual. Ni siquiera durante la Gran Depresión de los años treinta se llevó a cabo una política monetaria tan laxa".
En cualquier caso, White justifica este tipo de reacciones: "Después de Lehman Brothers, muchos mercados simplemente se paralizaron. Los banqueros centrales acertaron, a mi juicio, al tratar de mantener el funcionamiento básico del sistema", pero después se equivocaron. White explica que es necesario saber distinguir entre la prevención, el tratamiento y la resolución de la crisis.
En un primer momento, bajar tipos e impulsar la expansión monetaria pudo ser una decisión adecuada, dice White. "Ésa fue una buena gestión de la crisis", pero el problema es que aún siguen "gestionando la crisis" y, "esencialmente, están haciendo más de lo mismo, y esto conlleva algo intrínsecamente malo".
La interpretación de White pasa porque los bancos centrales tratan de trasladar a los ciudadanos una mayor sensación de riqueza, de bienestar económico que les impulse al consumo, y esto "es extremadamente peligroso". En su opinión, lo que consiguen es mantener un precio del dinero artificialmente bajo.
Así, para White uno de los problemas a los que se enfrenta la economía es el gran número de "empresas y bancos zombis" que existen hoy en día, especialmente en Europa, donde los bancos, una vez rescatados, han cerrado los ojos al problema y creen que "todo está floreciendo", con lo que mantienen las inversiones "pensando que el dinero sigue estando ahí".
El efecto perverso de esta deriva de los bancos es que se mantiene con vida a "los zombis" y siguen "tirando hacia abajo de la parte sana de la economía". Lo que en realidad necesita la economía, según White, es una mayor reducción de la deuda pública y también privada, y mayor recapitalización del sistema bancario, pero desde el ahorro. Es decir, "hacer frente a la realidad".
Para White, los inversores se han visto atrapados en "el impulso de toda la liquidez proporcionada por los bancos centrales", pero no una liquidez basada en fundamentos sólidos. De seguir así, "en un momento dado las políticas de expansión monetaria de la Fed dejarán de dar resultados y, entonces, estaremos ante un problema enorme. Además, habremos desperdiciado muchos años en los que podríamos haber puesto en marcha políticas que hubieran favorecido un crecimiento sostenible y sentado en bases sólidas".
Los tres escenarios de White
Así, el pesimismo de White se sustenta en la observación de varios escenarios. En el primero "puede ser que la política de expansión monetaria funcione a la perfección" y que él esté equivocado. Pero incluso en este caso, es posible que se produzca "una reacción desordenada de los mercados financieros" que podría destruir la recuperación económica.
Otro escenario es el de un cambio brusco en la política de tipos si comienza a cundir el pánico a que se presente un escenario de rápida inflación. Otro posible accidente, de seguir esta tendencia de expansión monetaria, es que los inversores lleguen al techo de riesgo que están dispuestos a asumir y quieran abandonar sus carteras en masa. Entonces, se produciría un colapso, ya que no existe liquidez suficiente en el mercado para garantizar dicha salida.
El tercer escenario se sustenta en que, finalmente, "el fortalecimiento del crecimiento económico se rebele como un espejismo". De ser así los precios podrían comenzar a subir presas de la inflación, mientras que los salarios se mantendrían restando poder adquisitivo a los ciudadanos.
El verdadero miedo de White es que una economía endeudada por encima del 200% del PIB y con unos ingresos tributarios en caída libre sea presa de la hiperinflación merced a la política de laxitud de los tipos de interés. Además, no cree que estos temores sean infundados dado que los agentes del mercado no están respondiendo a una señal inequívoca de inflación, el incremento exponencial de la masa monetaria.
"Mi preocupación es que en algún momento, la gente vea esta situación y pierda su confianza en que se mantenga la estabilidad. Si lo hacen y empiezan a temer la inflación, el cambio en las expectativas puede tener efectos muy rápidos", dice White.