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Las mejores críticas al trabajo de Thomas Piketty sobre la desigualdad

El polémico economista francés recibe un aluvión de críticas por parte de numerosos colegas a sus estudios sobre la "desigualdad".

El polémico economista francés recibe un aluvión de críticas por parte de numerosos colegas a sus estudios sobre la "desigualdad".

La publicación de El Capital en el siglo XXI ha convertido a Thomas Piketty en el nuevo economista de referencia de la izquierda estadounidense. Desde Krugman hasta Stiglitz, no son pocos los ámbitos izquierdistas en los que no se aplauden los estudios de Piketty sobre la "desigualdad". En Google el interés por sus trabajos ronda los 200 millones de búsquedas.

Sin embargo, pese al aplauso unánime de numerosos iconos del progresismo, las críticas a sus estudios no han tardado en llegar. Por ejemplo, el prestigioso economista estadounidense Tyler Cowen ha señalado en la revista Foreign Affairs que "la izquierda está recurriendo a los estudios de Piketty para conseguir la munición intelectual y estadística que necesitan protestas como las de los indignados".

Según Cowen, es preocupante que Piketty quiera "organizar eficientemente los recursos públicos para que supongan dos tercios del ingreso nacional". Esta reivindicación de un gasto público del 66% del PIB vendría demostrando que "Piketty solamente se preocupa por evitar que la riqueza se concentre en el sector privado. Si hablamos del sector público, ahí no parece haber problema".

En su crítica, Cowen subraya además que Piketty "ignora la movilidad social, que es especialmente alta entre las grandes empresas y las grandes fortunas. Los ricos de hoy en día no se apellidan Rockefeller o Ford, sino Gates o Buffett".

Schuchman: "Hostilidad medieval"

En una columna para el Wall Street Journal, el gestor financiero y articulista Daniel Schuchman apunta que, "aunque el libro está lleno de estadísticas, su verdadero fondo no es el análisis económico. En realidad, estamos ante un extraño sermón ideológico en el que se admiten algunos aspectos positivos del capitalismo, pero se fomenta una hostilidad casi medieval hacia las rentas del capital".

Schuchman señala que el impuesto del 80% que propone Piketty para las personas de mayores ingresos "ni siquiera está pensado para generar recursos públicos, sino que está diseñado para acabar con ese nivel de ingresos. Además, Pîketty afirma que ninguna de estas medidas reducirá el crecimiento económico, la productividad, el emprendimiento o la innovación, algo sin duda equivocado".

Por todo lo anterior, Schuchman entiende que "en la mente de Piketty, la economía es un juego de suma cero, en la que si un grupo mejora su posición, otro necesariamente va a peor".

De Rugy: "Eliminemos barreras al capital"

En la revista National Review, Veronique de Rugy también critica el libro de Piketty, centrándose principalmente en su énfasis en medidas de redistribución fiscal. "Si nos preocupa que las clases medias y bajas tengan menos acceso a las rentas del capital, no es necesario reivindicar que el Estado suba impuestos y aumente el gasto".

De Rugy subraya que es más recomendable "ofrecer soluciones de mercado, tales como la capitalización de las pensiones o la rebaja de los impuestos al ahorro". Según la economista gala afincada en Estados Unidos, "si la desigualdad que anticipa Piketty la generan las rentas del capital, retiremos las barreras que complican que las clases medias y bajas accedan a estas fuentes de riqueza".

Por su parte, Michael Tanner adopta un punto de vista similar al de Veronique de Rugy y señala, igualmente, que mejorar el acceso de las clases medias y bajas a las rentas del capital solucionaría muchos de los problemas que denuncia Piketty. "Sin embargo, a la izquierda no le gustan estas medias. En vez de recortar la desigualdad enriqueciendo a los de abajo, quieren disminuirla empobreciendo a los de arriba", apunta el académico del Instituto Cato.

Furchtgott-Roth: "Cae en errores garrafales"

Analizando las reflexiones de Thomas Piketty sobre el salario mínimo en Estados Unidos, Diana Furchtgott-Roth detecta "errores garrafales" en la obra del economista galo. De acuerdo con El Capital en el siglo XXI, el salario mínimo habría estado congelado entre 1980 y 1990, "manteniéndose constante en niveles de 3,25 dólares por hora. Sin embargo, lo cierto es que en ese periodo se dieron dos aumentos, equivalentes de hecho a una subida del 27%".

Otro error de Piketty llega en sus datos sobre el salario mínimo en la década de 1990. El libro del economista galo "apunta que la Administración Clinton lo subió hasta los 5,25 dólares por hora, cuando en realidad el aumento fue hasta los 5,15 dólares por hora". Más flagrante aún es el error cometido a la hora de analizar el periodo de gobierno de George W. Bush, "pues señala que el salario mínimo se mantuvo congelado, cuando en realidad experimentó una subida del 41%".

Según Furchtogott-Roth, "Piketty también miente cuando afirma que Obama sí ha aumentado el salario mínimo. Su Gobierno sí pretende elevarlo hasta los $10,1 dólares por hora, pero de momento no se ha aprobado ningún aumento. Esto no le gustará a Piketty, pero es una buena noticia: como explicaron más de 500 economistas en una carta al Gobierno de Obama, dicha subida del salario mínimo acabaría con 500.000 empleos. Entre los firmantes de la misiva encontramos a Premios Nobel de economía como Vernon Smith, Eugene Fama, Robert Lucas y Edward Prescott".

Por último, Furchtogott-Roth critica que Piketty ponga a Francia como ejemplo "cuando el desempleo juvenil en el país galo llega al 24%, muy por encima del 16% estadounidense. Más llamativo aún es el caso de Alemania, donde no hay salario mínimo y el paro no llega al 8% entre los trabajadores de menos de 25 años".

Taleb: "Datos sesgados"

El influyente Nassim Taleb, conocido por su libro El cisne negro, ha destacado que "las mediciones y cálculos de la base de datos empleada por Piketty están sesgadas y registran una gran desviación".

La discrepancia metodológica que manifiesta Taleb le lleva a argumentar que los estudios y trabajos de Piketty "arrojan la ilusión de grandes cambios estructurales en los datos de desigualdad".

Clive Crook: "Bordea la esquizofrenia"

En Bloomberg View encontramos más críticas a la obra de Piketty. Clive Crook denuncia que el economista galo "bordea la esquizofrenia, pues llega a conclusiones grandiosas a partir de datos muy limitados y muy subjetivos".

Crook critica que "en la visión de Piketty, acumular capital es casi un pecado. Parece que lo único que importa es la desigualdad, ni siquiera se plantea que quizá no sea un problema o, por lo menos, el problema clave".

McCloskey: "Schumpeter nos los advirtió"

En el blog del American Enterprise Institute, Abby McCloskey recuerda que Joseph Schumpeter advirtió hace siglos que "el capitalismo puede entrar en crisis si las élites intelectuales acaban constituyéndose en un grupo de interés que fomenta la hostilidad contra el sistema del laissez faire".

McCloskey entiende que Piketty es uno de esos teóricos que tanto preocupaban a Schumpeter, pues el recordado economista austriaco siempre temió que los capitalistas podrían acabar cavando su propia tumba si acababan enviando a sus hijos a universidades en las que serían bombardeados con propaganda anti-mercado.

Winship: "Ignora sus propios estudios"

Analizando la metodología de Piketty, Scott Winship denuncia en la revista Forbes que los datos sobre desigualdad salarial en Estados Unidos que contiene El Capital en el siglo XXI parten de una premisa equivocada.

¿El motivo? "Toman únicamente las rentas antes de impuestos, ignorando así el rol de los impuestos y las transferencias de gasto público". Según el artículo, "Piketty obvia sus propios estudios, pues en trabajos anteriores ha estudiado la progresividad del sistema tributario estadounidense. Parece que ahora ya no le preocupa la redistribución canalizada por la política fiscal".

Winship también aporta sus propias estimaciones, esta vez considerando la renta después de impuestos y subsidios. Según estos cálculos, "el 90% de la población se ha enriquecido en hasta $21.000 dólares desde 1979 hasta 2012. Con la metodología de Piketty, lo que nos encontramos es una caída de $3.000 dólares. He aquí el problema de analizar solamente los ingresos antes de impuestos".

Finegold: "Ignora los bancos centales"

Escribe Jonathan Finegold que "la explosión de las rentas del capital guarda una fuerte relación con las condiciones monetarias vigentes en las últimas décadas. Piketty ignora cómo los bancos centrales han alimentado este proceso". Según su crítica, el aumento de la desigualdad se explicaría "por el subsidio a los ricos que supone la política de dinero fácil".

Algo similar denuncia el Instituto Mises, que subraya que "la desigualdad de ingresos aumenta cuando se dan grandes burbujas" económicas. ¿Quién las causa? Los bancos centrales. Sin embargo, Piketty no habla de este tema". Según el think tank estadounidense, "a la Administración Obama le gusta Piketty porque apoya su narrativa, según la cual el Estado no solamente no ha causado la desigualdad, sino que además debe solucionarla con más impuestos a la renta y al patrimonio".

Iref: "Es un determinista económico"

Según el Instituto Francés de Estudios Económicos y Fiscales (IREF), Piketty cae en la contradicción de advertir que "hay que cuidarse del determinismo económico" y, a continuación, enunciar proyecciones de este corte. "Pretende decirnos cómo van a evolucionar las rentas del trabajo y el capital durante los próximos cien años", subraya un informe centrado en criticar las "trompeterías estadísticas" de Piketty.

El IREF destaca que Piketty sí reconoce que en el siglo XX se produjo una reducción de la brecha entre rentas altas y bajas. "Sin embargo, para el siglo XXI asume todo lo contrario en base a curvas que recuerda las fallidas predicciones de Malthus en el siglo XVIII o el Club de Roma en la década de 1970", denuncia.

A esto se une un llamado a analizar la riqueza de forma dinámica y no estática: "Los cálculos de Piketty están equivocados porque la realidad económica no es fija y constante. La movilidad social es significativa y la riqueza no es algo rígido e inmutable".

Liepp: "Una medición equivocada"

Por su parte, el Laboratorio Interdisciplinar de Evaluación de Políticas Públicas (LIEPP) entiende que "los cálculos de Piketty no miden de forma correcta la evolución de las rentas del capital. Cuando corregimos su metodología vemos que, en realidad, esta vía de ingresos se ha mantenido estable en Canadá, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña…".

Por tanto, se pierden los fundamentos de la tesis de Piketty, según la cual las rentas del capital están creciendo de forma exponencial y anticipan una creciente desigualdad.

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