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Así es Thomas Piketty, el nuevo fetiche económico de la izquierda

El economista francés se ha convertido en el icono de la lucha contra la "desigualdad", generando un intenso debate académico y mediático.

El economista francés se ha convertido en el icono de la lucha contra la "desigualdad", generando un intenso debate académico y mediático.

La publicación de El Capital en el siglo XXI ha aupado al francés Thomas Piketty al olimpo económico estadounidense. Con Paul Krugman y Joseph Stiglitz como padrinos, el profesor galo está cosechando un enorme éxito en su gira por el país del Tío Sam.

Piketty, especializado desde hace años en el estudio de la "desigualdad" de ingresos, defiende que la brecha salarial está creciendo de forma significativa. En este sentido, su libro lanza diferentes medidas encaminadas a contener esa divergencia.

Por ejemplo, Piketty propone aumentar la presión fiscal soportada por las rentas altas hasta niveles del 80%. A esto se uniría un "impuesto a la riqueza" que llegaría al 10% anual entre las principales fortunas de cada país. De hecho, Piketty propone que este gravamen tenga carácter global, aplicándose en todos los países del mundo.

Hay más. Piketty también se muestra a favor de disparar el gasto público hasta niveles del 66% del PIB. Según explica en su libro, "las Administraciones de hoy en día solamente consumen la mitad del ingreso nacional". Ante estos niveles, Piketty propone "organizar de forma eficiente un Estado que maneje recursos por valor de dos tercios del PIB".

Economista de cabecera de la izquierda francesa

Resulta curioso que el New York Times haya querido presentar a Piketty como un economista "independiente" del juego político. Nada más lejos de la realidad, ya que Piketty ha colaborado desde hace años con el Partido Socialista.

Basta con echar un vistazo a la hemeroteca para comprobar que Piketty fue asesor de la ex candidata presidencial Ségolène Royal. Además, el economista galo está vinculado con la organización "Europa a la izquierda", fundada por el polémico dirigente socialista Dominique Strauss-Khan.

Quizá esta clara vinculación política con el Partido Socialista explica que su libro no haya tenido una gran repercusión en Francia. En este sentido, The Economist ha destacado que El Capital en el siglo XXI ni siquiera figura entre los 100 libros más vendidos del año pasado. De hecho, en el ranking de Edistat apenas ocupa el puesto 192.

Según The Economist, "la publicación del libro apenas despertó interés en Francia. De hecho, a muchos galos les resulta gracioso que Piketty obtenga un reconocimiento internacional tan amplio". La revista británica destaca que el principal motivo que explica esta situación "es la gran cercanía de Piketty a la propuesta del Presidente François Hollande de adoptar un tipo máximo del 75% en el Impuesto sobre la Renta. Cuando se habló de aprobar dicha medida, Piketty subrayó que era un paso en la dirección correcta y anticipó que muchos países seguirían el mismo camino. Sin embargo, el propio Ejecutivo de Hollande ha replegado dicho recargo fiscal, en gran medida, porque la Corte Constitucional gala ni siquiera lo consideró legal".

La popularidad de Piketty en Francia también se ha resentido por el escándalo de violencia doméstica que protagonizó hace años. El economista mantuvo una relación con la diputada socialista Aurélie Filippetti, si bien el romance llegó a un dramático final cuando ella decidió denunciarle por malos tratos. Piketty acabó reconociendo que había abusado de su pareja. Por su parte, Filippetti retiró la denuncia para evitar que el escándalo siguiese afectando a sus respectivas familias.

Piketty, "bajo la sombra de Marx"

El respetado liberal galo Nicolas Baverez ha dedicado duras críticas a los trabajos de Thomas Piketty. En las páginas de Le Point, el influyente autor de libros como Francia en declive apunta que Piketty "es un socialista avergonzado que opta por ponerse bajo la sombra de Karl Marx y esconder sus ideas bajo una pretendida independencia".

Baverez opina que sus proyecciones de una creciente desigualdad "recuerdan a Malthus" y denuncia que "los propios datos de Piketty muestran que la riqueza no tiene por qué seguir un camino de creciente concentración. Por ejemplo, el 1% más rico de Francia maneja el 20% de la riqueza nacional desde la década de 1970 [...] pero a comienzos del siglo XX, este porcentaje era del 60%".

Adicionalmente, Baverez ha señalado que Piketty "no tiene en cuenta la cuestión clave de la desigualdad: el despegue de los países emergentes, que ha dado luz a una nueva clase media y ha reducido en un tercio las desigualdades Norte/Sur a lo largo de las dos últimas décadas".

Su crítica a los trabajos de Piketty también apunta que "las soluciones aportadas reducen la economía a un juego en el que el actor central es un Estado que simplemente recoge y redistribuye. Sin embargo, las teorías que sueña Piketty ya las está aplicando François Hollande. Los resultados son conocidos: tras continuos "shocks" fiscales basados en impuestos confiscatorios, la economía gala está estancada, el paro es masivo, la desestabilización entre las clases medias va a más y el radicalismo político está creciendo".

En este sentido, Baverez señala que "es irónico que Piketty publique su catecismo justo cuando Hollande empieza a pensar en replegar las subidas de impuestos, consciente de la devastación que están causando sus políticas".

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