El sector de la alimentación ya ha empezado a hacer sus cálculos sobre el alcance que tendría en la cesta de la compra que los productos que tributan al tipo reducido del IVA (10%) pasaran al general (21%), tal y como recomienda el Informe Lagares.
El Gobierno dice que "no subirá el IVA de productos como el pollo o el arroz", respuesta que no viene al caso porque se trata de alimentos que tributan al tipo superreducido. Además, el ministro de Economía, Luis de Guindos, dejó la puerta abierta este miércoles a "modificaciones pequeñas" en aquellos productos a los que obligue la legislación europea.
La industria de la alimentación, el sector de la distribución y la hostelería asegura que "la reclasificación del IVA tendría un efecto devastador sobre los presupuestos de las familias y sobre el conjunto del consumo".
Afirman que no sólo los productos de alimentación a los que subiría el IVA se verían afectados, sino también el conjunto de la cesta de la compra y todos aquellos productos y servicios no considerados de primera necesidad (droguería e higiene, equipamiento del hogar, ropa, calzado, electrónica, juguetes, alimentación fuera del hogar y bebidas con contenido alcohólico).
Según sus cálculos, el paso de un tipo reducido de un 10% a un 21% afectaría a casi el 65% del gasto total en alimentación e implicaría un gasto adicional de casi 600 euros al año por familia, "una cantidad difícilmente asumible en el actual escenario económico y que, en la mayoría de casos, obliga a recortar otras partidas de gastos".
Además, según un estudio recientemente encargado por las organizaciones que representan al gran consumo y la hostelería, de producirse este escenario se registraría una caída de la producción de entre el 4,3% y el 6,2% (22.904 millones de euros) y se destruirían más de 155.000 empleos en nuestro país.