Al mercado inmobiliario español aún le queda mucho recorrido para alcanzar la normalidad. Pero poco a poco se va recuperando. En el último año, son los extranjeros no residentes los que están comenzando a tirar del carro. De hecho, el comportamiento entre los foráneos es tan bueno que ya están comprando más viviendas que al comienzo de la crisis. Como ya comentamos a finales de 2013, destaca el comportamiento de belgas, franceses, rusos y suecos. Todas estas nacionalidades han multiplicado su actividad, con cifras de operaciones que multiplican varias veces los datos de 2007. La costa española empieza a ser de nuevo un punto caliente en el panorama inmobiliario europeo.
Según las cifras del Consejo General del Notariado, la compraventa de vivienda libre por parte de extranjeros no residentes ha pasado de 14.100 en 2009 a casi 30.000 en 2013. No es sólo que se haya doblado el número en cuatro años, sino que este último dato es mejor que las 24.556 registradas en 2007.
Además, hay un apunte interesante. En aquel año, justo antes de que estallara la burbuja, más de la mitad de las operaciones las realizaban los británicos. Las 15.331 compras de los súbditos de Su Graciosa Majestad superaban a la suma de todas las demás nacionalidades. Seis años después, siguen estando en el primer lugar de la lista, con 5.083 compras, pero su peso se ha reducido al 16% del total.
¿Y quién ha tomado el relevo de los británicos? Pues fundamentalmente, rusos, franceses, suecos y, por encima de todo, ¡los belgas! Si hacemos caso a la estadística notarial, los belgas han pasado de 382 compraventas en 2007 a 2.833 el pasado año. Son siete veces más operaciones en apenas seis años. En la misma línea, los rusos no residentes pasan de 666 compras en 2007 a 2.854 en 2013, los franceses de 809 a 3.960 y los suecos de 496 a 2.467.
Mientras tanto, los datos no son tan buenos entre los extranjeros residentes en España. Algo lógico, porque también a ellos les afecta la crisis. En realidad, en esta categoría hay dos tendencias muy marcadas. Entre aquellas nacionalidades que llegaron en los años del boom en busca de un empleo, las cifras se han desplomado. Por ejemplo, los ecuatorianos pasaron de comprar 4.522 viviendas en 2007 a 228 en 2013; y los colombianos de 1.703 a 377.
De hecho, en esta última categoría (extranjeros residentes) las operaciones han pasado de 34.790 a apenas 25.376. Eso sí, la llegada de nuevos contingentes (especialmente comunitarios que se jubilan y ciudadanos de los Brics) ha dinamizado un poco el mercado. Así, los rusos residentes realizacon 1.687 compras, los alemanes 1.562 y los belgas 971.
No son datos para lanzar las campanas al vuelo. Aún más teniendo en cuenta que, según las estadísticas del Colegio de Registradores (que no son exactamente iguales a las del Notariado, aunque sí muestran las mismas tendencias) las compras de extranjeros sólo suponen el 11% del total. Es decir, si el mercado de la vivienda se recupera será por el cliente nacional. El extranjero es apenas un paliativo. Eso sí, para muchos promotores, especialmente en zonas turísticas, también es la tabla de salvación en unos años muy complicados.