El viento, sinónimo de aire fresco, limpio, imágenes de niños respirando libres en una playa, ancianos felices caminando por un bosque. El sol, radiante entre los visillos de nuestras ventanas, regalando luz y calor...
Los eco-especuladores de la industria eólica y solar utilizan estos modelos de asociación con el fin de dar a su industria la imagen de una industria limpia, al tiempo que las plantas eléctricas de carbón o las centrales nucleares son denigradas como "contaminadores" peligrosos para la vida de los niños, los ancianos, los animales. Dado que los trabajadores en ese tipo de instalaciones gozan de la misma buena o mala salud que quienes trabajan en un parque natural, el uso propagandístico y a gran escala de tragedias como la de Fukushima se convierte en prioridad absoluta. Del efecto demoledor en toda mente medianamente preocupada por su medioambiente de la imágenes de una montaña castrada por una explotación de carbón a cielo abierto, o una marea negra tras el hundimiento de un petrolero no necesito escribirles nada.
El cambio climático, el desastre climático: sin pausa y a través de todos los canales de comunicación modernos la información servida de forma absolutamente masiva nos inculca el mensaje de que las personas, nosotros todos, pecamos contra el clima mediante el consumo desenfrenado de energía. Una de las imágenes favoritas es la del oso polar supuestamente muerto de hambre por nuestra culpa, abandonado y famélico sobre un minúsculo islote de hielo en el Mar del Norte. Sin embargo, mediante el pago de una bula -en forma de un pequeño recargo sobre cada kilovatio hora- podemos, según el mensaje de la salvación que nos lanzan los camisetas verdes, ser rescatados del pecado y dormir con la conciencia ambiental pura y tranquila.
Con ese dinero se financian los monstruos de aspas, algunos de hasta 200 metros de altura, que nos proporcionan electricidad supuestamente limpia, respetuosa con el clima y gradualmente redentora de los males que hemos causado con las plantas de carbón y la energía nuclear. Así, mientras algunas mentes inteligentes ganan una fortuna en este negocio, la población normal soporta una cada vez mayor carga financiera vía subidas en las tarifas de electricidad y pérdidas de empleo a través de la deslocalización de la industria que no se puede permitir el coste energético.
El movimiento, que de esta manera tan descarada nos torea las neuronas y saca el dinero de los bolsillos, cubre un amplio espectro de ideologías verdes, algunas de las cuales son socialistas, algunas apenas luditas, otras simplemente fruto de del esoterismo alienado. En muchos casos son intelectuales urbanos sobresaturados de progreso técnico, perdidos en la nada de la añoranza: "Aquellos tiempos de hacha en mano".
Especialmente popular es la demonización de la minería o la producción de otras materias primas debido a los problemas ambientales asociados con ella. Los pecados del pasado y el atraso en los países en desarrollo que todavía no han alcanzado nuestro nivel tecnológico no conducen, por ejemplo, a usar la cordura para hacer las cosas mejor, sino que sirven como pretexto para la demonización generalizada de todas las actividades mineras. Dado que esas mismas personas no tienen reparo alguno -con la conciencia tranquila- en poner en su techo montones de células solares contaminadas con Cadmio o invertir su dinero en parques eólicos –si hay que talar un bosque se tala-, tal vez sea conveniente ver brevemente cómo de limpias, sostenibles y renovables son las energías que promocionan.
Los limpios generadores eólicos.
El lector avezado sabrá sin duda de la capital importancia de las tierras raras -lantánidos- en la fabricación de unidades eólicas para la generación de electricidad. El Neodimio es una de ellas, y las turbinas eólicas se encuentran entre los mayores consumidores de este elemento, especialmente adecuado para la producción de potentes imanes permanentes.
Hasta una tonelada de este elemento es utilizada en la fabricación de ciertos tipos de aerogeneradores. Las tierras raras constituyen un grupo especial de elementos que se utilizan, debido a sus propiedades especiales, para numerosas aplicaciones industriales, especialmente en el campo de la electrónica, en el de la metalurgia y en la fabricación de componentes de muchos productos tales como coches eléctricos y lámparas de bajo consumo. Los minerales que contienen estos elementos lo hacen en concentraciones relativamente bajas de manera que para su extracción son necesarios complejos procesos químicos. Estos procesos químicos de separación del mineral producen grandes cantidades de residuos tóxicos.
Más del 90% de los metales llamados tierras raras se extrae actualmente en China. Entre los riesgos documentaos escribe el Öko-Institut de Friburgo: "La minería de tierras raras genera grandes cantidades de residuos, que contienen componentes tóxicos. Estos se acumulan en estanques artificiales, rodeados de una presa de contención". Una rotura de la presa puede provocar efectos ambientales altamente destructivos, con emisiones específicas de torio, uranio, metales pesados, ácidos y fluoruros.
Debido a su alto riesgo de contaminación radiactiva, organizaciones sociales ambientalistas suelen manifestarse en contra de la explotación de tierras raras. Actualmente la empresa australiana Lynas está por abrir la que será la mayor mina del mundo, en Malasia. Pero el gobierno de ese país debe enfrentarse al fuerte rechazo de varias ONG.
Recientemente el gobierno malayo anunció que se abrirá en un período de prueba y que de encontrarse fuga de residuos radiactivos, sería cerrada. La guerra mundial por abastecerse de este mineral indispensable para la industria de las más nuevas tecnologías que demanda el consumo mundial, está en sus comienzos. Y el costo ambiental de su extracción amenaza con ser enorme.
Para la industria de la energía eólica tales informes son naturalmente indeseables porque lesionan gravemente la imagen de industria limpia y sostenible. La inversión de enormes cantidades de dinero, no en la investigación de nuevas fuentes de materiales o tecnologías, sino en publicidad destinada a a ocultar o dulcificar este tipo de informaciones, es parte central de la actividad del lobby eólico.
Un bien ejemplo es la actuación de la empresa Murphy & Spitz con sede en Bonn (Alemania) , un tipo de agencia de calificación especializada para las empresas en el ámbito de la inversión sostenible. Según esta agencia, que se muestra "reticente" a conceder el sello de "sostenible" a los generadores eólicos con neodimio purificado, sólo una sexta parte de todos los aerogeneradores instalados recientemente en Alemania se verían afectados. Sin embargo, olvida que, además del generador central, encontramos neodimio en una larga serie de componentes adicionales, principalmente en los diversos servomotores necesarios para el paso de las palas y la orientación de la góndola, así como ingredientes en la electrónica de la unidad de potencia, o en las instalaciones de transformación a pie de generador. También olvidan mencionar el cerio, que se utiliza durante la fundición de las piezas muy pesadas del bastidor de la máquina. Pero mediante la limitación de la cuestión de la utilización de tierras raras a los materiales utilizados en el generador principal, se evita hablar de otros elementos. Maniobra muy elegante, chapeau.
El caso del aluminio
Otro ejemplo que demuestra que a la gente le gusta ponerse chapitas verdes en la solapa, pero no está en absoluto preocupada por las posibles consecuencias de lo que ocurre nos lo deja el caso del aluminio. Las empresas que renunciaron al uso de neodimio en el generador mediante el uso de electroimanes en lugar de imanes permanentes creen estar del lado más sostenible y limpio. Sin embargo utilizan aluminio no sólo en la fabricación de las palas de rotores pequeños, también en la góndola y en las puntas de las palas de modelos gigantes como el E126 de 7,5 MW de la empresa Enercon.
Los riesgos ambientales asociados con la extracción de aluminio son conocidos hace mucho tiempo. Estos riesgos quedaron plasmados en nuestra memoria de forma espectacular tras romperse un dique de contención del llamado "barro rojo" en Kolontar (Hungría) en 2010. El saldo: 10 muertos y 150 heridos.
Menos conocido es el hecho de que en la producción de aluminio se pueden liberar residuos radiactivos. Los Minerales de aluminio húngaros contienen los elementos radiactivos actinio 228Ac, proactinium Pa234, bismuto 214Bi y potasio 40K. Durante la extracción de la bauxita éstos permanecen en el barro rojo, donde se ven incluso ligeramente enriquecidos.
Dado que el viento sólo tiene una baja densidad energética, para la recuperación de cantidades significativas de energía son necesarias muchas y grandes unidades generatrices. Por ejemplo, para la construcción de un aerogenerador Enercon E126, necesitamos:
Material: |
toneladas |
Cemento armado |
8.570 |
Acero |
492 |
Materiales centro máquinas |
164 |
Generador (Acero,Cobre) |
300 |
Rotor (Plásticos, Acero, Aluminio) |
438 |
TOTAL: |
9.964 |
Redondeando: unos 10.000 toneladas de acero, metales, cemento y plásticos. Lo cual es aproximadamente veinte veces más que los recursos requeridos para la producción de una planta de energía convencional, de carbón o gas. Piensen que casi la totalidad de los materiales necesarios han de ser obtenidos por procedimientos mineros. Del uso intensivo de energía en la producción de cemento mejor no hablamos.
Basten estos pocos ejemplos y datos para poner de relieve el hecho de que los métodos de obtención de energía llamados limpios distan mucho de la visión angelical que los defensores de la sostenibilidad pretenden vendernos. Efectivamente, es necesario acceder a fuentes de energía más allá del uso de los combustibles fósiles. Efectivamente, debemos intentar reducir el impacto de nuestra actividad industrial sobre nuestro medio. Pero debemos hacerlo lejos del buenismo ecoverdista, que ya vemos que es tuerto de varios ojos, abrazando lo que nos ha traído hasta aquí: espíritu emprendedor, innovación. No es justificable en ningún modo seguir cometiendo los mismos errores de antaño en nombre ahora de otros paradigmas, aunque estos lleven la dudosa marca "Limpio, ecológico y sostenible". Ya vemos que no es así.