El oro vuelve a estar de moda. Más allá de la fluctuaciones en el precio del metal, la crisis financiera ha desatado el furor por las cuestiones monetarias: las QE de la Fed, bitcoin, Abenomics... Todos ellos tienen su sitio en el debate en la red. Y cuando se habla de dinero, de monedas, de inflación o de reservas, el oro sigue siendo el rey. Pocas cuestiones desatan tantas pasiones entre economistas, académicos y público en general.
Juan Manuel López Zafra irrumpe estos días en esta controversia con Retorno al patrón oro (Deusto), un libro de divulgación en el que asegura que es posible recuperar lo que hace ochenta años John Maynard Keynes despreció como una "bárbara reliquia". El volumen es corto y claro. Perfecto para el aficionado a la materia, pero también para aquél que se acerque a ella por primera vez.
Libre Mercado habló con el autor este jueves, y le preguntamos si realmente piensa que es posible que todos los billetes que utilicemos estén respaldados por un lingote del metal dorado. López Zafra está convencido de que sí.
- Hasta hace poco, nadie hablaba del patrón oro. Parecía un debate superado. De hecho, el otro día, ojeando el libro, pensaba que hace veinte años un libro así hubiera sido impensable.
- Estaba fuera del debate político. De hecho, éste es el primer libro divulgativo en español (aparte de Huerta de Soto, que toca el tema aunque no escribe sólo sobre patrón oro) desde hace muchos años. Yo no he encontrado otro, ni siquiera en Sudamérica. Artículos científicos sí, pero libros en español, en los últimos 40-50 años, creo que no.
- Es cierto. Sin embargo, ahora no suena raro. Hay mucho debate en las redes sociales, artículos en los medios, monedas virtuales, discusiones sobre el papel de los bancos centrales... ¿el patrón oro vuelve a estar de moda?
- Hay un gráfico en el libro que incluye la evolución de las solicitudes en Google de "gold standard". Es brutal ver cómo ha crecido en el último año la búsqueda de estos términos. La política de la Reserva Federal ha inflado la moneda a unos niveles insostenibles. La gente se plantea qué va a ocurrir con sus ahorros y su futuro, qué puede ocurrir en el momento de la jubilación.
Nos preocupamos, porque tenemos sentido común. Ni yo ni ningún español vivo se ha criado bajo un patrón oro. Pero el otro día en Twitter me preguntaban, "¿me quiere usted decir que los billetes que emite el Banco de España no están respaldados por unas reservas de oro?" Pues no. La gente sigue pensando que detrás de los billetes hay valor.
- De hecho, el ciudadano corriente actúa como si hubiera patrón oro. A lo mejor es consciente de que no existe un patrón oro de verdad, pero cuando abre una cuenta o reclama su dinero en el banco, lo hace como si hubiera un respaldo.
- Eso es. La gente va al banco y dice: "Yo he dejado aquí mi dinero y mi dinero está aquí, ¿verdad?". "Pues no mire. Su dinero lo hemos prestado entero". Esto ocurre ahora y ha ocurrido en los últimos cien años, desde el momento en el que el coeficiente de caja se reventó.
La gente va al banco y trata de recuperar su dinero. No pasa nada siempre que no haya una crisis de confianza. Lo que plantea Bernanke es que tenemos una crisis de confianza, pero ésta es una consecuencia, no una causa.
¿Por qué hay una crisis de confianza? Porque la política de expansión del crédito ha sido tal que hay muchas personas con una cierta influencia (menos de las que deberían ser) que en los últimos cinco o diez años piensan que estamos cruzando una serie de líneas rojas peligrosas.
Entonces, te planteas, ¿tiene sentido seguir inflando la burbuja de crédito y no basar el crecimiento en el ahorro? Y que el consumo no sea un objetivo sino una consecuencia; que puedas decidir qué hacer con tu dinero, si invertir a uno o tres años o consumir; si ahorrar y no gastar... ¿Por qué tienes que consumir? Y, sobre todo, ¿con qué estás consumiendo? Estás consumiendo con una promesa de pago, no con otra cosa.
- Usted inicia el capítulo 2 con una cita de Antal Feteke: "A menos que el dinero fiduciario se estabilice al volver al patrón oro, se derrumbará después de haber causado mucho daño". ¿No es un poco exagerado? El capitalismo ha demostrado una fuerza enorme para superar dificultades.
- La fuerza del capitalismo se respalda en el ahorro y la inversión, no en el consumo. ¿Puede derrumbarse el capitalismo? Pues se están poniendo todos los medios para que ocurra.
En Venezuela la gente está saliendo con carteles de "Queremos capitalismo". La gente es consciente de que la propiedad privada y los ahorros están ahí para acumular una riqueza que va en beneficio de uno mismo y de los demás. Hay una parte de los economistas que están denigrando eso desde hace años. El capitalismo como tal, entendiéndolo como respeto a la propiedad privada, ahorro e inversión, sobrevivirá. El capitalismo actual es un capitalismo un tanto extraño. Este sistema es el que tiene problemas de mantenimiento. Por eso cada vez nos piden más control: tasa a las transacciones extranjeras, control de los depósitos en el BCE...
Si regulamos toda la actividad económica y a eso le llamamos neoliberalismo estamos confundiendo el mensaje. Esto no es la URSS, no hay una economía planificada; pero en economías como la española o la francesa, con el 50 o el 57% del PIB en manos del Estado, llamar a eso capitalismo es algo arriesgado.
- Respecto a la actuación de la Fed o el Banco Central Europeo, incluso personas que pueden no creer en el patrón oro o que no son seguidores de la Escuela Austriaca están muy preocupadas sobre la bomba de relojería que se ha creado con las sucesivas emisiones de los últimos años. ¿Cómo vamos a salir de ésta?
- El problema es que hemos acostumbrado al sistema financiero al crédito fácil. Quiebras como la de Lehman Brothers son excepcionales. El sistema sabe que van a acudir a su rescate. Por lo tanto, introducimos un factor de riesgo moral enorme.
Un peluquero sabe que si lo hace mal va a quebrar. Pero si alcanzas un determinado volumen, jamás quebrarás. En el sector de la producción, el Estado dirá que eres un "sector estratégico". Cada vez que el Estado usa el término "estratégico" es para subir los impuestos. En el sistema financiero, pasa exactamente igual. Si tomo demasiados riesgos y luego el Estado me salva, no tengo incentivos para hacer las cosas bien. Eso la gente lo sabe y protesta.
Estamos gastando (no invirtiendo) ingentes cantidades de dinero en equilibrar un sistema financiero que los gobiernos se han dedicado a minar en la base. No estamos purgando las inversiones que han salido mal.
- ¿Y es posible drenar todo ese dinero que se ha inyectado en el sistema?
- Sí, no sólo es posible, sino que es muy necesario.
- ¿Cuáles serían las consecuencias? ¿Nos esperan dos décadas de estancamiento?
- Haber cebado una bomba como la que hemos cebado no nos garantiza que no vaya a haber dos décadas de estancamiento. Una situación como la que hemos vivido hasta hace seis años no se va a volver a repetir. No lo vamos a ver nosotros y no lo verán nuestros hijos. Haber cebado el crédito como la Reserva Federal, el Banco de Inglaterra o el Banco de Japón y haber premiado a los que lo están haciendo mal no nos va a llevar a una recuperación.
Vamos a una forma de L, con picos en momentos, pero con una situación muy delicada durante muchos años. ¿Veinte? Pues estamos en el 2014, al menos hasta 2025-2030 calculo que estaremos en una situación complicada. El ahorro no está generando inversión. Es complicado que eso vaya a generar empleo.
- Sobre el rescate a los bancos. La gente protesta mucho, pero en realidad lo que se ha hecho ha sido rescatar a los depositantes e inversores para que no perdieran lo que habrían perdido si hubieran sido acreedores de una empresa normal.
- No debemos pensar sólo en el plazo inmediato. Cuáles son los efectos y el mensaje que se manda cuando se rescata a un sistema financiero, a un banco o a una caja. Se manda un mensaje que es "usted no se preocupe, que sus ahorros están garantizados". Pero por otro lado, se lanza un mensaje al sistema diciendo "no os preocupéis. Si pasa cualquier cosa, aquí estamos".
Es complicado valorar las consecuencias a corto plazo de una medida tan nefasta como rescatar a una entidad financiera que lo ha hecho mal.
- Volviendo al patrón oro. Muchas personas se preguntan, incluso estando de acuerdo, ¿es posible volver? ¿se puede hacer la transición?
- Sí, se puede hacer. En el libro hay un epígrafe entero dedicado a la transición. No es algo que se pueda hacer en un plazo breve. Requiere de tiempo, hay que readaptar todo el sistema financiero a esa realidad. A las empresas y las entidades bancarias no les puedes pasar de un sistema basado en el crédito a un sistema basado en el ahorro. Eso requiere tiempo y un acuerdo internacional.
Un país en la actualidad, hoy por hoy, no podría permitirse decir "respaldo mi moneda en oro". Tiene que haber un acuerdo. ¿Y es posible que haya ese acuerdo? Pues creo que sí, lo vamos a ver, aunque no mañana ni pasado. Yo no he planteado el libro como una utopía.
- ¿Seguro? Porque lo que parece imposible es que los políticos acepten un sistema que les limita tanto.
- Hay dos prismas: el del político y la economía financiera (por un lado) y el del ciudadano y la economía no financiera (por el otro). La economía financiera ha crecido en los últimos años con un sistema basado exclusivamente en el crédito. Y el político no va a poder regalar autopistas ni trenes. Se va a tener que apretar el cinturón a lo que tiene realmente en las reservas y a una deuda muy limitada.
El oro es el principal extintor de deuda. Que no puedas endeudar a generaciones futuras, a un político le tiene que costar. No puede haber una subasta de trenes, hospitales, colegios... Porque si hago ese tipo de políticas, el oro va a salir de mi país.
- Y, sin embargo, ¿me dice que aunque sea tan malo para los políticos, tiene esperanza de que éstos cambien el sistema?
- Es posible si hay un acuerdo. Al final, hay una serie de políticos que intentan traer un mensaje de ahorro y racionalidad. Y hay algunos financieros que también. La gente se va a dar cuenta de que no podemos utilizar el euro, porque puede llegar a tener el mismo valor que un billete de Monopoly.
Esperemos que no ocurra, porque puede ser grave. Pero es necesario absolutamente que haya una transición ordenada a un sistema de respaldo de moneda. No se puede esperar que la economía siga creciendo a base de emitir deuda y moneda, endeudando a las generaciones futuras. No puede estar naciendo un niño en España con más de 20.000 euros de deuda a sus espaldas. Es denigrante. Somos esclavos de la deuda que nos han dejado los demás. La gente va a tratar, en algún momento, de romper esas cadenas.