El Gobierno quiere ser recordado como el primero de la Historia reciente que, de verdad, acomete una auténtica reforma de la administración en sus distintos estamentos. El plan lleva el sello de la vicepresidenta y frente a quienes critican que no se está haciendo lo suficiente ella replica que, poco a poco, se está cambiando el escenario recibido. Como prueba, Mariano Rajoy exhibió los 7.384 millones de euros ahorrados hasta la fecha y avanzó que a finales de 2015 "acumulará más de 28.898 millones"
El presidenta avanzó esta cifra en la "jornada europea sobre la Administración Pública", un foro creado por el Ejecutivo para sacar pecho de la reforma ante sus socios europeos e intercambiar experiencias y nuevas iniciativas. En Moncloa estuvieron ministros del ramo de Portugal, Francia, Reino Unido o Polonia y, ante ellos, Rajoy defendió la vigencia del sistema -incluidas las comunidades autónomas- tras los esfuerzos para acabar con la duplicidades.
El leitmotiv de la reforma no es otro que "hacer más cosas con menos gasto y justificar a los ciudadanos cada euro que se gasta de su bolsillo", en palabras de Soraya Sáenz de Santamaría, que también tomó la palabra. "Es la reforma del non stop, del no parar", añadió. La propia vicepresidenta suele presidir la CORA, la comisión a tal efecto, y también es habitual que reúna en Génova a los consejeros del PP para refrescar sus obligaciones, principalmente en lo que se refiere a eliminación de empresas públicas.
En todo caso, "queda por hacer", admitió Rajoy, consciente de que en la opinión pública todavía prevalece la percepción de que el Estado y las comunidades no se ajustan lo suficiente el cinturón. Si bien, a esa idea de que la administración seguirá adelgazando, se sumó también una clara defensa de la misma: "La administración española no es elefantiásica ni pesa como una losa" aunque "siendo buena, no es perfecta". En su opinión, las "duplicidades, solapamientos o lagunas" ha llevado a propagar "falsos mitos en torno a nuestra burocracia".
El presidente, como previamente Cristóbal Montoro -otro ministro clave en la reforma-, recordó que con el anterior Gobierno se elevó el gasto público "sin medida" y que "debíamos más de ocho millones de facturas a empresarios y autónomos". Incluso admitió que en época de Aznar tampoco se hizo prácticamente nada: "Fui ministro de Administraciones Públicas. No hice la reforma de la Administración Pública, pero he vuelto para hacerla", recalcó. Ahora, las cosas son distintas y en los "esfuerzos" realizados incluyó a las comunidades y entes locales a pesar, por ejemplo, de las negativas reiteradas de Cataluña.
"El objetivo no es sólo ahorrar, que también, sino lograr que la administración sea dinámica, efectiva y moderna", resumió el presidente. A su juicio, las cifras de ahorro demuestran que el Gobierno va por buen camino. Los enviados de la UE no dudaron en elogiar el ajuste: "La reforma del Estado no es una cuestión ideológica", sentenció Paulo Portas, el número dos del Ejecutivo luso. Mientras, el ministro del Gabinete del Reino Unido, Francis Maude, abogó por la digitalización de la administración; un extremo que también se está llevando poco a poco a cabo.