El principal reclamo comercial del libro de José Luis Rodríguez Zapatero, El dilema. 600 días de vértigo, es la carta que le envió el expresidente del Banco Central Europeo (BCE) Jean-Claude Trichet a mediados de 2011, en donde exigía al Gobierno de España una lista pormenorizada de reformas y ajustes para poder recibir asistencia del BCE en forma de compra de deuda pública.
El documento tiene una gran interés porque refleja, en buena medida, lo que los ejecutivos españoles (primero el PSOE y luego el PP) han ido haciendo desde entonces en materia de política económica, siguiendo así las recomendaciones/exigencias del organismo monetario. Además, siendo todavía presidente, Zapatero se negó a hacer pública la misiva en diversas ocasiones, a diferencia del exprimer ministro de Italia Silvio Berlusconi, que no dudó en divulgarla poco después de su recepción, lo cual no gustó nada en Bruselas.
Pero ahora que ya ha salido del Gobierno, Zapatero no ha tenido reparos en hacerla pública, causando con ello un cierto revuelo. No en vano, la misiva era "estrictamente confidencial" y no se dirigía directamente a Zapatero sino "al presidente del Gobierno de España" con el siguiente encabezado:
Carta del presidente del Banco Central Europeo al presidente del Gobierno de España. Estrictamente confidencial
En su libro, Zapatero no hace ninguna mención a que haya pedido permiso al BCE para publicar la carta, pero esta duda acaba de ser aclarada por el propio organismo monetario. El BCE ha respondido oficialmente a las preguntas efectuadas al respecto por un particular, David Cabo, a través de Ask the EU, el equivalente a la web Tu Derecho a Saber para los organismos europeos, sobre la confidencialidad de la carta, la petición de consentimiento al BCE para poder publicarla y si hubo o no respuesta de Zapatero a la misma.
El BCE aclara que la carta sigue siendo confidencial y que, por tanto, no la va a publicar -con el acuerdo del actual Gobierno-. Además, afirma que Zapatero nunca pidió permiso al organismo para incluir la misiva en sus memorias. El BCE también señala que no hubo respuesta a la carta por parte del Gobierno durante la segunda mitad de 2011.
En concreto, la entidad monetaria defiende la confidencialidad de la correspondencia entre el BCE y los estados en aras del interés público y, por lo tanto -y tras haber consultado al actual Gobierno- prefiere no publicar de forma abierta la misiva para confirmar así su autenticidad, pese a que se incluye en el libro de Zapatero y se ha difundido a través de los medios de comunicación. Insiste en su carácter confidencial y aclara que el expresidente nunca pidió permiso para sacar a la luz dicha información.