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La metamorfosis de los líderes de la UE: llegó el optimismo

Todo son buenas palabras. "Avance considerable", proclama Hollande. "Un gran paso adelante", añade Letta.

Todo son buenas palabras. "Avance considerable", proclama Hollande. "Un gran paso adelante", añade Letta.

El desfile de líderes a las puertas de la última cumbre europea del año ha dejado en evidencia que los Veintisiete respiran algo más tranquilos después de que sus ministros de finanzas les allanaran el camino para proveer a la moneda común de un kit de herramientas anti-crisis como el mecanismo de resolución para bancos con problemas.

Aunque el crecimiento europeo sigue siendo anémico y las tasas de paro siguen disparadas (en torno al 25% en España, Grecia y Croacia), se ha instalado en las altas esferas europeas el convencimiento de que lo peor de la tormenta ha pasado. Por primera vez desde la estrepitosa caída del banco Lehman Brothers en 2008, y sus devastadores efectos en el Viejo continente –y toda la serie de rescates a la desesperada-, los Gobiernos europeos respiran cierta calma y han dejado atrás las dudas existenciales sobre la moneda común.

De ahí que los pasos de los últimos meses hacia la unión bancaria –sistemáticamente retrasada por una Merkel pre electoral primero, y negociadora de Gobierno después- hayan sido aplaudidos por los líderes como una gran hazaña. "Un avance considerable" en boca del francés François Hollande, o "un gran paso adelante" para el italiano Giani Letta. Y de ahí también, que tanto España como Irlanda vayan a abandonar este año sus respectivos rescates entre las palmadas en el hombro de sus compañeros y de una Bruselas que proclama que ya cumplieron con su parte del trato a cambio de la ayuda.

Cumplidores por contrato

Sin embargo, en la cita, teóricamente destinada a que los líderes europeos pongan de largo su gran plan para evitar que las crisis bancarias acaben arrastrando países enteros y sangrando, con ellos, el bolsillo de los contribuyentes, se ha colado también una cuña a la alemana. Y es que horas después de su tercera investidura, la canciller Angela Merkel, ya ha logrado poner el debate de la austeridad encima de la mesa para garantizarse esa Europa de cuentas claras y políticas económicas acompasadas con la que sueña desde que estalló la crisis.

El borrador de las conclusiones de la cumbre incluye la obligación de los Gobiernos de "aumentar nivel de compromiso" con las reformas. Alemania, pues, aboga por una suerte de contrato que ate a los países a realizar esas reformas que todavía no se han materializado, a cambio del compromiso europeo de "facilitar y apoyar" dichas reformas mediante mecanismos de solidaridad aún muy pocos definidos.

Serían, en definitiva, contratos para atar en corto las políticas económicas de los Gobiernos más azotados por la crisis, que deberán comprometerse a realizar las reformas que van más lentas.

Aunque dichos contratos llevan impreso el sello germano, fuentes diplomáticas aseguran que Italia y Francia, convencidas de que han realizado durísimas reformas que no han sido adecuadamente valoradas en Europa, "están contentos con el debate". De hecho, el propio primer ministro italiano, Gianni Letta, dijo "no temer la discusión" y se manifestó "favorable a incentivar las reformas".

Con todo, el ambiente durante el arranque de la cumbre, quedó ilustrado en el "feliz Navidad" con el que primer ministro griego, Antonis Samaras, dio el pistoletazo de salida a su presidencia de turno (los próximos seis meses correrán a cargo de la batuta griega).

Rajoy, satisfecho

Mariano Rajoy se siente cómodo en este nuevo escenario. La Unión Europea avanza lenta, pero no retrocede. "Ya nadie pone en duda el euro", y España defiende que ha tenido mucho que ver en este compromiso. Ante sus colegas comunitarios, instará a no relajarse y continuar con los esfuerzos; poco a poco, sin pausa. "Ha habido momentos muy duros, pero ya estamos en otra cosa", proclaman en la Moncloa.

Esa "otra cosa" es que España ha salido de la recesión y la UE camina hacia la integración -la pata que falta es la política-, aseguran. Rajoy venderá recuperación, como también lo hará por primera vez en Davos, en el Foro Económico Mundial, y en la Casa Blanca, recibido por Barack Obama, a primeros de 2014.

Otra de las batallas a plantear en Bruselas es la del desempleo juvenil. El jefe del Ejecutivo volverá a pedir que se liberen "de forma inmediata" las cantidades previstas en el fondo comunitario destinado a este objetivo y del que nuestro país se beneficiará con 1.800 millones. "En Bruselas hay que estar muy atento porque, como te despistes, te la clavan", suele contar de forma informal sobre las reuniones.

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