La Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) quiere contar con más medios para prevenir casos como la comercialización indebida de participaciones preferentes, como por ejemplo contar con inspectores anónimos -lo que se conoce como mistery shopping- que puedan trabajar de incógnito.
Así lo ha explicado el martes la presidenta del organismo supervisor, Elvira Rodríguez, durante su participación en el Foro ABC Deloitte, en el que ha indicado que hubo problemas con alrededor de 9.000 millones de euros de emisiones de preferentes, aquellas procedentes de las cajas de ahorros posteriormente nacionalizadas y que quedaron bajo el control de Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB).
El problema surgió, ha recordado, porque se trataba de un producto perpetuo que "sólo podía fallar" si la entidad no tenía beneficios o directamente entraba en quiebra; no hubo problemas en las preferentes emitidas por entidades financieras como Santander o BBVA ni de empresas como Repsol.
Sin embargo, ha destacado que los problemas no vinieron tanto de la comercialización de estos productos como de los "cases" o cuadres de precios que la entidad realizaba entre sus propios clientes; algunos querían vender y otros comprar, pero al no ser un producto líquido no se podía establecer un precio de mercado y estos "cases" se realizaban por el valor nominal.
Por eso, Rodríguez ha reclamado del Gobierno más autonomía, más flexibilidad y más medios, para poder poner en marcha iniciativas como el mistery shopping, mediante el cual empleados de una empresa o de un organismo se hacen pasar por clientes para contrastar la calidad del servicio y comprobar que todo se lleva a cabo según la normativa vigente.
Por lo que respecta a las participaciones preferentes, ha reconocido que se trataba de un producto complejo, pero que contaba con "todas las advertencias que tenía que tener", y ello gracias a la labor de la CNMV, que se ocupó de que en el folleto informativo se informara con claridad de sus características. Esto no quiere decir, ha dicho, que todos los clientes se hubieran leído estos folletos, pero la labor de la CNMV es asegurar la transparencia y proteger al inversor; el organismo "no puede prohibir un producto".
La CNMV, ha señalado su presidenta, quiere tener los mismos medios y las mismas capacidades que sus homólogos europeos, y necesita poder contratar personal con más flexibilidad, asumir más competencias y más responsabilidad. Rodríguez ha revelado que, desde que se hizo cargo del organismo hace catorce meses, lleva siempre encima un teléfono "que no se puede apagar" porque los mercados no duermen y a cualquier hora del día hay un mercado operando.
Para estar a la altura de ese entorno globalizado, el supervisor bursátil tiene que trasladar al mercado seguridad y confianza, y para ello hay que contar con los medios adecuados. A lo largo de los años, ha dicho Rodríguez, la CNMV ha experimentado muchos cambios pero no siempre hacia adelante.
Si en el plan de actividades de 2013 se destacaban entre otros objetivos dar respuesta inmediata a los problemas, establecer un sistema de supervisión temprana y mejorar la política de comunicación -"si estamos convencidos de lo que hacemos debemos contarlo", ha asegurado-, en 2014 el supervisor va a ir más allá.
La flexibilidad ha de ser una línea estratégica que se añade a todo lo anterior, al tiempo que se va a realizar un análisis crítico de los procedimientos que se siguen en el organismo, en muchos casos vigentes desde hace años. Las medidas que se han tomado son bastante efectivas pero no son suficientes si la CNMV quiere ocupar el lugar que le corresponde en un mercado que ha experimentado grandes cambios y en el que también es distinta la concepción del papel de la supervisión.