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Carlos Rodríguez Braun

Política, democracia e indefensión

"Democratizar la cultura", si no quiere decir dejar a los ciudadanos elegir (que eso es la democracia), quiere decir imponerles las decisiones de otros,

El expresidente de Canal+ y director del Teatro Marigny de París, Pierre Lescure, pasó hace un tiempo por Madrid y pidió que Europa siga siendo "fuerte y agresiva" en materia de política cultural. No hubo recorte de la libertad que no exigiera: más gasto público, más subsidios, menos competencia, más precios fijos, etc. Finalmente, abriendo el paraguas ante alguna objeción contra su recetario antiliberal, declaró:

Nos critican a los franceses por querer politizar el "mercado libre", como si el mercado no estuviera ya politizado.

A continuación, el presidente de la SGAE, José Luis Acosta, criticó "los monopolios", dijo que "el futuro pasa no solo por democratizar la cultura, sino porque los creadores perciban más por el fruto de su trabajo", e instó al Estado a proteger “a los que están más indefensos”.

La declaración del señor Lescure entronca con una vieja propensión antiliberal: la confusión de las lenguas. Se trata, efectivamente, de disolver la libertad en una humareda que la vuelve indistinguible. Las palabras de don Pierre apuntan en esa dirección: no hay realmente tal cosa como mercado libre, dice, porque todo está politizado. Esta objeción se encamina a legitimar la coacción del poder, que puede ser defendida explícitamente con el argumento de que como todo está politizado, casi mejor que todo esté dirigido por los políticos, que, al ser democráticos, resultan inobjetables.

Abordaré después la cuestión de la democracia, pero antes conviene despejar la tinta del calamar. Así como en el socialismo despótico de Rebelión en la granja de Orwell todos son iguales pero algunos son más iguales que otros, en la realidad no todo está igualmente politizado. A pesar de lo que se nos asegura, no es lo mismo el poder que tiene El Corte Inglés que el de la Agencia Tributaria. Con lo cual, aunque el mercado idealmente libre no existe, como no existe un mundo físico sin fricciones, eso no quiere decir que todo sea idéntico. Por tanto, y al revés de lo que sugiere Lescure, no todo está politizado en el mismo sentido y en el mismo grado. Y lo que está más politizado, y, por ende, lo que requiere más vigilancia y control para salvaguardar la libertad y los bienes de los ciudadanos, es, mire usted por donde, la política.

Por eso no valen las proclamas vaporosas como la de José Luis Acosta, porque "democratizar la cultura", si no quiere decir dejar a los ciudadanos elegir (que eso es la democracia), quiere decir imponerles las decisiones de otros, plasmadas precisamente por aquello contra lo que él nos advierte: el mayor monopolio que existe, el Estado.

Asimismo, sólo el Estado puede conseguir la opresión que el propio señor Acosta inadvertidamente recomienda cuando sostiene que los creadores han de cobrar más. Esto, dicho así, o es una aspiración o no. Si es la primera, bendita sea, está muy bien aspirar a cobrar más. Pero si no es una aspiración, entonces cabe temer que lo que está recomendando don José Luis es que el Estado conceda privilegios o fondos a los "creadores", y que fuerce a los ciudadanos a pagarlos. Y en este caso, ¿quiénes serían los "más indefensos"?

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