El Gobierno volvió a sacar otros 5.000 millones de euros del Fondo de Reserva de la Seguridad Social el pasado lunes para poder hacer frente al pago puntual de las pensiones públicas en diciembre y a la extra de Navidad. Además, la Tesorería General de la Seguridad Social dispondrá de otros 428 millones de euros el próximo 20 de diciembre.
De este modo, el Ejecutivo ya ha utilizado un total de 18.651 millones de euros entre 2012 y 2013 de la denominada hucha de las pensiones para poder sufragar dichas prestaciones, con lo que su cuantía ha quedado reducida a 53.744 millones de euros. Es decir, la Seguridad Social ya se ha comido casi el 20% de su hucha en tan sólo dos años, una cantidad equivalente a toda la rentabilidad acumulada por el Fondo desde su creación, a principios de la pasada década.
Fuente: Perpe
Tales cifras asustan, pero no sorprenden si se observa la alarmante evolución que presentan las cuentas de la Seguridad Social desde el inicio de la crisis. El número total de afiliados (excluyendo a los cotizantes que están en paro) bajó hasta los 16.311.593 el pasado noviembre, mientras que la cifra de pensionistas alcanzó los 8.299.713. Ambas variables arrojan una ratio de 1,96 ocupados por pensionista, el menor índice desde 1997.
La intensa destrucción de empleo de los últimos años y el constante aumento de pensionistas han situado dicha ratio por debajo el fatídico umbral del 2. El volumen de afiliados ocupados se ha reducido en casi 2,9 millones desde finales de 2006 (-15%), pero el número de pensionistas ha crecido en más de 805.000 (+10,7%) durante este período. La ratio se ha desplomado con intensidad desde 2007, cuando se situó en 2,53 afiliados por pensionista.
Una brecha expansiva desde 2012
Esta evolución divergente se ha materializado, igualmente, en una caída de los ingresos y un aumento de los gastos directos asociados al sistema de la Seguridad Social -excluyendo transferencias del Estado y prestaciones ajenas al núcleo de las pensiones públicas-.
Así, el volumen de cotizaciones que abonan las empresas y el conjunto de trabajadores afiliados a la Seguridad Social tan sólo ha aumentado en 3.587 millones de euros durante la crisis (+4%), al pasar de 90.348 millones a los 93.935 previstos para 2014. Esta cifra constituye el grueso de los ingresos no financieros de la Seguridad Social, y no incluye ni las cotizaciones de los parados ni las bonificaciones sociales de las Mutuas. En 2009, su cuantía alcanzó su máximo histórico, superando ligeramente los 104.000 millones, pero desde entonces la recaudación se ha hundido en 10.000 millones de euros.
Por el contrario, el gasto destinado al pago de pensiones contributivas -las que dan derecho a prestación tras aportar las correspondientes cotizaciones- no ha dejado de aumentar. Su cuantía ha pasado de 80.104 millones en 2007 a un total de 112.103 millones en 2013, un incremento de casi 32.000 millones (+40%).
Así pues, el gasto en pensiones se ha disparado un 40% durante la crisis, mientras que las cotizaciones sociales tan sólo han avanzado un 4%, lo cual da idea del brutal desajuste que presenta el sistema público. No en vano, justo antes de estallar la crisis, dichas cotizaciones servían para cubrir ampliamente la partida de pensiones contributivas, con un superávit de más de 10.000 millones en 2007.
Sin embargo, desde 2012, las cotizaciones ya no alcanzan para cubrir el pago a los pensionistas: la brecha entre estos ingresos y gastos ascendió a 5.785 millones de euros el pasado año; este déficit se ha ampliado a 8.624 millones en 2013; y en 2014, según las propias previsiones del Gobierno, el agujero del sistema se situará en 18.168 millones de euros.
Este desajuste es el que explica, en gran medida, la necesidad de recurrir a la hucha de las pensiones desde 2012. Pero el problema es que la citada brecha seguirá en aumento, ya que el agujero de 2014 (18.168 millones) será superior al déficit acumulado en 2012 y 2013 (14.409 millones).
Las aportaciones del Estado se disparan
Esta preocupante evolución no se perciben igual si se toma como referencia el conjunto de cotizaciones sociales y transferencias del Estado, por el lado de los ingresos, y la partida global de pensiones (contributivas y no contributivas), por el lado del gasto. Pero ello se debe, únicamente, a que el Estado ha disparado las aportaciones que realiza a la Seguridad Social (vía impuestos). En concreto, los contribuyentes aportarán un total de 13.000 millones de euros en 2014 al pago de estas prestaciones frente a los poco menos de 6.000 inyectados en 2007, lo que implica un aumento del 120% durante la crisis.
Por último, lo más grave es que, aunque esta insostenible tendencia suele ser tildada de coyuntural, debido al fuerte impacto de la crisis en el empleo, España presenta un problema añadido de fondo que es, puramente, estructural y que tiene que ver con el progresivo declive demográfico. El número de españoles en edad de trabajar será cada vez menor en las próximas décadas, mientras que el volumen de pensionistas crecerá cada vez con más fuerza.