Los bitcoins vuelven a ser noticia un día más. La moneda virtual de moda le está quitando el sueño a un informático británico, Jamies Howells, que tuvo la osadía de ponerse a limpiar su cuarto y de tirar un disco duro con 7.500 Bitcoins.
En el momento en el que Howells se deshizo del disco duro el valor de los bitcoins era insignificante, pero la cotización de la moneda se ha disparado en las últimas semanas y ya vale la friolera de 1.000 dólares cada unidad. Así, cuando el informático se ha dado cuenta de que había tirado 7,5 millones de dólares a la basura ha puesto el grito en el cielo.
Las autoridades estadounidenses, incluyendo el presidente de la Reserva Federal (FED), Ben Bernanke, han reconocido que supone un medio legal de intercambio con el potencial de impulsar un comercio más eficiente, lo que ha llevado al bitcoin a marcar el miércoles un máximo intradiario de 1.044 dólares. De hecho, sólo en lo que va de mes de noviembre el bitcoin ha registrado una revalorización del 390%, respecto al día 1 de ese mismo mes.
Según relata The Guardian, esta historia se remonta al año 2009, cuando el dinero digital era un completo desconocido. Howells comenzó a minar bitcoins hasta que logró acumular 7.500 monedas que no valían nada y las guardó en su portátil.
Un accidente con un vaso de limonada fue la causa de que el portátil se le estropease. Como buen experto en la materia, comenzó a destriparlo para quedarse con las piezas que le podían servir. En el disco duro estaban los bitcoins y en ese momento decidió guardarlos en un cajón. Este fatídico verano, tras tres años guardado en el cajón, el informático tiró el disco duro a la basura, sin acordarse de que dentro estaban las valiosas monedas. No tenía copia de seguridad.
En teoría, el aparato tiene que estar en un vertedero cerca de Newport (Gales) al que Howells no ha dudado en acercarse. Pero es muy difícil que tenga éxito en su búsqueda. "Hay que rastrear en tres o cuatro metros de basura y para eso se necesitan 15 hombres, dos excavadoras, y todo el equipo de protección personal", cuenta el afectado. "¿Que por qué no estoy con una pala allí ahora? Creo que me he resignado a no poder encontrarlo", dice este informático tan poco ambicioso.