La crisis ha dejado una larga lista de empresas españolas que no han podido sobrevivir a su azote. La caída del consumo ha provocado que muchas de las compañías de referencia del país vean disminuidas sus ventas hasta verse obligadas a acometer severos planes de reestructuración o, en el peor de los casos, hasta desaparecer.
Las inmobiliarias fueron las primeras en sufrir el pinchazo de la burbuja del ladrillo; después vino la quiebra de las cajas y su posterior nacionalización; y en estos últimos meses las noticias de las grandes empresas que echan el cierre circulan por todos los sectores de nuestra economía. Deudas cuantiosas, facturas falsas, agujeros patrimoniales millonarios, una administración nefasta... No sólo la crisis económica es la causa de la situación de estas empresas. De hecho, todas las compañías de esta lista tendrán que entonar el mea culpa por su gestión.
En este sentido, no todas son malas noticias, Panrico, la última empresa en anunciar que estaba estudiando acogerse al concurso de acreedores logró el pasado martes un acuerdo 'in extremis' con los sindicatos para retomar su actividad. Ante la incapacidad de generar ingresos recurrentes, la compañía ha acordado aplicar un ERE para 745 trabajadores y una rebaja salarial de hasta el 18% para los 3.255 que quedan.
Sin embargo, no todas las comañías corrieron la misma suerte. A continuación, las quiebras empresariales más sonadas de España:
1. Martinsa Fadesa: la primera inmobiliaria del país protagonizó la mayor quiebra de la historia de España en julio de 2008. El grupo inmobiliario presidido por Fernando Martín se declaró insolvente con una deuda de 7.200 millones de euros. Año y medio después, la compañía salía del concurso de acreedores tras comprometerse a pagar su deuda en un plazo de 10 años. Martinsa Fadesa anunció en marzo de 2011 que tenía unos activos valorados en 7.264 millones de euros, frente a unas deudas de 6.905 millones, lo que arrojó un patrimonio neto positivo de 359 millones en esa fecha.
2. Nueva Rumasa: empresas míticas como Clesa, Dhul, Elgorriaga, Hibramer, Trapa, Quesería Menorquina e, incluso, el Rayo Vallecano, entraban en concurso de acreedores en febrero de 2011 debido a la mala gestión del gran entramado empresarial dirigido por José María Ruiz-Mateos. La familia culpaba de esta crisis a una "campaña bestial" de los medios y los bancos que no les daban crédito. Sin embargo, estas quiebras no hacían más que mostrar la punta del iceberg de una gran estafa piramidal basada en pagarés para, supuestamente, financiar nuevas adquisiciones empresariales por parte de la compañía. El holding fue creado con la vocación de reconstruir lo que fue el gran conglomerado Rumasa antes de su expropiación por el Estado en 1983. En 2011, la compañía Back in Business formalizó la compra del grupo, que continúa en situación concursal. Mientras, la familia, sigue inmersa en el proceso judicial.
3. Bankia: el Gobierno nacionalizó Banco Financiero y de Ahorros (BFA), la matriz de Bankia, a primeros de mayo de 2012, tras conocerse que necesitaba 10.000 millones para su saneamiento (a los que había que sumar 4.465 millones recibidos en 2010). El banco solicitó que el Estado convirtiera el préstamo del Frob (los 4.465 millones) en acciones de BFA y se hiciera con con el 100% de su capital. Con esta operación, el Gobierno pasó a controlar el 45% del capital de Bankia. Tras la nacionalización, BFA reformulaba sus cuentas de 2011 y anunciaba unas pérdidas de 3.318 millones de euros, las segundas mayores de la historia de la banca, sólo por detrás de los 3.510 millones de Banesto en 1993. Lo más grave del asunto es que el banco había declarado unos números rojos de 439 millones sólo unas semanas antes. El rescate de Bankia ha costado a los contribuyentes un total de 23.500 millones de euros.
4. Reyal Urbis: con una deuda de cerca de 4.300 millones entre pagos a proveedores e intereses, la inmobiliaria se convirtió el pasado marzo en el segundo concurso de acreedores de mayor volumen de la historia de España. La crisis se cobraba una nueva víctima, en este caso la empresa presidida por Rafael Santamaría con 420 empleados. Su principal acreedor es el banco malo (Sareb) que aglutina más de 700 millones en créditos de Bankia, Novagalicia Banco, Banco de Valencia, Liberbank y Caja Duero-Caja España. Reyal continúa trabajando en un plan de viabilidad para llegar a un acuerdo con sus acreedores. De momento, ha vendido varios edificios en Madrid.
5. Orizonia: el que fuese el gigante turístico mallorquín tiene una deuda de más de 2.000 millones de euros, según los administradores concursales que se hicieron con las riendas de la empresa el pasado marzo. El grupo aglutinaba a más de una veintena de empresas entre las que destacan la agencia minorista Vibo Viajes -antigua Viajes Iberia-, los turoperadores Iberojet, Solplan, Viva Tours, Kirunna, la cadena hotelera Luabay y la compañía aérea Orbest, entre otras. La crisis, una elevada deuda y los cambio de hábitos de los consumidores en cuanto a contratación de viajes configuraron un cóctel perfecto que acabó en la quiebra de la compañía. Más de 2.000 trabajadores se quedaron sin trabajo con el cierre de la empresa, aunque logró salvar in extremis 800 empleos gracias a la venta de Orbest.
6. Caramelo: la firma gallega de moda solicitó el pasado abril el concurso voluntario de acreedores por la caída de ventas. La empresa explicó que tomaba esta decisión por "las recurrentes pérdidas de explotación de los últimos años" y por el descenso de las ventas en el primer trimestre del 2013, "que hacen prever un volumen de déficit de caja para este ejercicio que somos incapaces de afrontar". Las pérdidas operativas de Caramelo ascendieron a 15 millones de euros en 2012 , con una deuda acumulada de 100 millones de euros. El plan de viabilidad de la marca, propiedad de Manuel Jove, contempla cerrar 8 de las 15 tiendas propias que tiene en España, reducir de 103 a 42 los corners que tiene en el Corte Inglés y aplicar un ERE para 180 empleados.
7. Pescanova: la empresa gallega hacía saltar todas las alarmas cuando el pasado febrero decidía no publicar las cuentas de 2012. Dos meses después, la firma de congelados más importante de España se acogía al concurso voluntario de acreedores. Deloitte, su administrador concursal, detectó un agujero patrimonial de 1.667 millones de euros y una deuda de 3.640 millones. Su ex presidente, Manuel Fernández de Sousa, está imputado por los presuntos delitos de falseamiento de cuentas, estafa, abuso de información relevante y un delito continuado de falsedad en documento mercantil. Estas acusaciones no le han impedido a Sousa reclamar a Pescanova la friolera de 663.119 euros por un supuesto despido improcedente.
8. Blanco: el grupo textil creado por el empresario Bernardo Blanco decidió voluntariamente adherirse al concurso de acreedores en junio de este año alegando problemas económicos y financieros. La firma de moda española lucha por reestructurar su situación y acabar con su deuda y ha cerrado 43 tiendas en España y 2 en Portugal. Tras declarar el concurso, la que es sin duda una de las principales firmas de moda nacional, que factura anualmente unos 300 millones de euros, abría un proceso de liquidación en las tiendas a extinguir.
9. Zinkia: la productora de la serie de animación Pocoyó solicitó a finales de octubre el preconcurso de acreedores tras el fracaso de la emisión de bonos que había anunciado a principios de ese mismo mes. La deuda de Zinkia está próxima a los 10 millones de euros. Su situación financiera se torció en el primer trimestre del año, cuando registró unas pérdidas de 1 millón de euros, frente a las ganancias de 2,12 millones de euros del mismo periodo del ejercicio anterior. A esta circunstancia hay que sumarle otro anuncio de la firma, hace poco menos de 15 días, en el que aseguraba que no podía pagar los intereses de la emisión de bonos correspondientes a 2013 ni la amortización de estas obligaciones.
10. Fagor Electrodomésticos: la que fuera la enseña de referencia de la gran Coorporación Mondragón ha sido la última gran empresa en presentar el concurso voluntario de acreedores tras varias semanas de agonía pidiendo financiación a su matriz. La empresa de electrodomésticos vasca, con una red de más de trece plantas -cinco de ellas en España-, y 5.673 trabajadores, acumulaba una deuda de casi 1.000 millones de euros. La cooperativa se declaraba en quiebra hace apenas unos días. Además de la crisis, que ha reducido durante estos años el consumo de electrodomésticos, la competencia de otras cadenas ha llevado a Fagor a una situación de no retorno. Ahora, Mondragón, que ha reiterado en varias ocasiones que priorizará en el mantenimiento de la mayoría de los empleos, intentará también salvar las unidades productivas que puedan ser aún viables.