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El coste real de las autonómicas desborda los 1.000 millones de ayudas directas

Los gobiernos acaban pagando la deuda con cargo a presupuestos. En 2011, por ejemplo, Canal Sur sólo cubrió el 15% de sus gastos con publicidad.

Los gobiernos acaban pagando la deuda con cargo a presupuestos. En 2011, por ejemplo, Canal Sur sólo cubrió el 15% de sus gastos con publicidad.
Susana Díaz, presidenta de la Junta, rodeada de micrófonos de Canal Sur. | EFE

Mil doscientos millones de euros. Ésa es la cantidad que recibirán (aproximadamente) las televisiones públicas españolas este año en subvenciones directas por parte de las administraciones. Entre 900 y 950 millones irán a los entes autonómicos, mientras que RTVE se llevará 292 millones de los Presupuestos Generales del Estado (PGE).

Estos días, tras el cierre de la RTVV por parte del Gobierno de Alberto Fabra, se han publicado cifras similares en los medios de comunicación. Van desde los 225 millones previstos en los presupuestos regionales catalanes para todo el grupo (aunque parece que finalmente se quedarán en 206 millones tras los recortes) a los 750.000 euros que Murcia se gastará en su tele regional.

Tras la televisión catalana, aparece Canal Sur con 138 millones, la ETB vasca con 105 millones, Galicia con 94 millones y Telemadrid con 71 millones. Luego, Aragón y Castilla-La Mancha aportarán algo más de 40 millones, mientras que Canarias o Baleares superarán los 30 millones y Extremadurda y Asturias se quedan en 25 y 20 millones.

Canal Sur, 2011

Normalmente, éstas son las cifras que se dan cuando se habla de la financiación pública. Sin embargo, el coste para los contribuyentes españoles de las teles y radios regionales y de RTVE va mucho más allá. ¿Cuánto? Pues es casi imposible calcularlo, porque se esconde en cientos de partidas sólo aparentemente normales.

Quizás lo primero sea analizar las cuentas de una televisión autonómica durante un ejercicio. En la web corporativa de la Radio Televisión Pública Andaluza (RTVA) – Canal Sur pueden encontrarse las memorias anuales. Sólo tienen un par de páginas dedicadas a los Presupuestos, pero sirve para hacerse una idea de las principales (y hay que decir que en las webs de otros entes regionales ni siquiera se ofrece esta información).

Por ejemplo, en 2011, último ejercicio con la memoria publicada (pag. 44 y 45), Canal Sur tuvo unos gastos de casi 218 millones de euros. A cambio, sus ingresos se quedaron en 206,7 millones. Son once millones de descuadre y habrá quien piense que, con la que está cayendo en los medios de comunicación, pues no está tan mal. Pero una mirada atenta permite descubrir algunos aspectos interesantes.

Para empezar, esos 206,7 millones de ingresos no son, como podría pensarse en un primer momento, el resultado de la actividad diaria de Canal Sur. Ni mucho menos. El "importe neto de la cifra de negocios" se queda en sólo 34,2 millones. Es decir que en el ejercicio de 2011, la publicidad sólo cubrió el 15% de los gastos de la corporación. Aparte, hay unos 10 millones de "ingresos financieros".

El resto, unos 160 millones, son subvenciones directas de los organismos públicos andaluces. O lo que es lo mismo: el ente público tuvo unas pérdidas reales de más de 170 millones para un gasto de 218 millones.

La deuda 'oculta'

Podría pensarse que un año malo lo tiene cualquiera. El problema con las televisiones públicas españolas es que han convertido en norma lo que en un negocio normal debería ser la excepción: las pérdidas. Además, ésta es una forma oculta de financiarse con dinero público.

El proceso es el siguiente: las pérdidas de estos entes se van acumulando año a año en lo que podría parecer una dinámica normal en el mundo empresarial. La idea sería compensar con los beneficios de unos ejercicios los números rojos de otros. Pero claro, si nunca hay beneficios, no hay nada que compensar. ¿Y entonces qué se hace? Pues cada cuatro o cinco años, el Gobierno regional de turno aprueba una partida presupuestaria especial para comerse la deuda y dejar las cuentas a cero.

De esta manera, parece que año a año sólo gastan el dinero de la subvención, pero en realidad también habría que contar las deudas. Y esto es mucho dinero extra. Por ejemplo, entre 2007 y 2008, la Generalidad catalana se gastó más de 1.000 millones de euros en rescatar a sus radios y televisiones regionales. Telemadrid y Canal 9 también acumularon deudas millonarias antes de comenzar sus procesos de reestructuración (en la televisión valenciana se habla de más de 1.200 millones pendientes de pago). Y todo ese dinero tiene que pagarse, como es lógico, con cargo a los presupuestos regionales.

No es un caso anormal, hay que recordar que cuando el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero decretó el cambio de naturaleza de RTVE también tuvo que asumir la deuda acumulada del ente público, que superaba los 7.500 millones de euros. Y desde entonces, las prejubilaciones del plan de ajuste le han costado al contribuyente más de 1.000 millones. Ninguna de estas cifras aparecerá nunca como subvenciones a las televisiones públicas.

La tercera vía

Lo mismo puede decirse de otros ingresos a los que es aún más complicado seguirles el rastro: los de la publicidad institucional y otros servicios que la propia administración compra a las teles. De los 36 millones de euros que Canal Sur ingresó por resultado de explotación, ¿cuántos fueron pagados por otros organismos públicos andaluces? ¿Y a qué precio? ¿Negocian las condiciones a cara de perro, como hacen las empresas privadas, o pagan el precio oficial de lista que nadie más abona?

Cualquier televidente sabe que es habitual que programas de baja audiencia sean patrocinados por la Consejería de Sanidad, el Metro, un museo o la ciudad europea de la cultura. Y no sólo eso. ¿Qué porcentaje de los anuncios de cada televisión regional son públicos?

Por esta tercera vía, también fluye el dinero a las corporaciones. Y eso por no hablar de convenios con instituciones públicas para la co-producción de una serie, la compra de los derechos de un documental por parte de la propia Junta, etc... En realidad, es imposible de identificar hasta dónde llega toda esta financiación oculta, pero probablemente también ayude a maquillar las cuentas de más de un ente.

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