La agencia de calificación crediticia Fitch ha confirmado el rating 'BBB' de España, dos peldaños por encima del 'bono basura', y ha revisado al alza su perspectiva, que deja de ser 'negativa' para ser 'estable', informó la entidad, que ha valorado el saneamiento del sistema bancario y los progresos en la consolidación fiscal y en la aplicación de reformas estructurales.
La calificadora de riesgos destacó que España ha mejorado su historial de políticas aplicadas en el periodo 2012-2013 y ha logrado reducir el déficit en 2,5 puntos porcentuales a pesar de las dificultades, al mismo tiempo que las autoridades acometían significativas reformas del mercado laboral, el sistema de pensiones y el sector financiero.
"El ritmo de las reformas probablemente se ralentizará en 2014-15 a medida que las presiones externas se alivien y se vislumbren las elecciones de 2015, aunque los esfuerzos realizados hasta la fecha deberían colocar a la economía sobre una base más segura", indicó la agencia.
Asimismo, Fitch dijo haber tenido en cuenta en su decisión los progresos cosechados en la reestructuración del sector bancario desde 2012, así como el ajuste de la balanza de pagos española a un ritmo mayor del previsto, reflejando la fortaleza de las exportaciones y las ganancias en competitividad de la economía española, que podría registrar un superávit corriente del 1,2% en 2013.
Por otro lado, Fitch subrayó la mejoría en las condiciones de financiación de España, lo que ha permitido al país un sustancial ahorro en el pago de intereses e incluso el hito de completar cn éxito una emisión de un bono con vencimiento a 30 años. Además, los analistas de la agencia destacan que el país haya logrado emerger de la recesión antes de lo previsto, aunque anticipan que el crecimiento del PIB aún será muy débil el próximo año, con una expansión prevista del 0,5%.
"Los ratings de España son inferiores a los de otras grandes economías avanzadas reflejando los grandes riesgos para la solvencia que suponen los ajustes económico financiero en el seno de la eurozona", apuntó la agencia, que considera que las perspectivas de crecimiento a medio plazo son débiles, puesto que todos los sectores permanecen muy endeudados y el desempleo es excepcionalmente alto.
En este sentido, Fitch prevé que el déficit presupuestario del Gobierno concluya 2013 en el 7% del PIB, incluyendo las ayudas a la banca, , mientras que la deuda pública a escalado 11 puntos porcentuales desde 2008. "Aunque las dinámicas de deuda de España continúan siendo sensibles a las sacudidas, su grado de inversión refleja la opinión de Fitch de que el emisor soberano cuenta con un modesto margen fiscal", indicó la agencia, que cree que la eliminación estructural del déficit "llevará años" a pesar del firme compromiso del Gobierno.
Riesgos equilibrados
De este modo, Fitch indicó que la perspectiva 'estable' asignada a la calificación soberana de España refleja un equilibrio entre los riesgos al alza y a la baja. A este respecto, la agencia advirtió de que podría rebajar el rating si España no logra reconducir hacia una senda bajista a medio plazo su ratio de deuda pública respecto al PIB o si la economía registra una evolución más débil que perjudique el proceso de consolidación fiscal y erosione la calidad de los activos de los bancos.
Por contra, la agencia podría mejorar su calificación para España si el país lora mantener una recuperación sostenida que permita mejorar la situación del desempleo, así como si detecta nuevas evidencias de que la estrategia fiscal de España sigue en el buen camino.
De cara al futuro, las principales estimaciones de Fitch contemplan que la economía española comenzará a recuperarse en 2014 a medida que se alivien las dificultades relacionadas con la austeridad fiscal y las condiciones de financiación. Esta recuperación continuará siendo liderada por las exportaciones, a que la demanda doméstica seguirá débil durante un periodo más largo.
En este sentido, la agencia espera que la ratio de deuda pública alcance un máximo del 103% del PIB entre 2015-2016 y que a partir de entonces comience una gradual reducción. Fitch considera que en caso de que los bancos españoles necesitaran capital adicional estas cantidades no excederían de 20.000 millones de euros. "Sin embargo, si la recesión fuera más profunda y prolongada de lo previsto, no podría excluirse completamente el riesgo de que el Gobierno tuviera que hacer nuevas inyecciones de capital", añadió.