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El techo de deuda, la penúltima batalla entre Obama y republicanos

Si no se llega a un acuerdo, el Gobierno de EEUU podría quedarse sin fondos para hacer frente a sus obligaciones de pago antes de fin de mes.

Si no se llega a un acuerdo, el Gobierno de EEUU podría quedarse sin fondos para hacer frente a sus obligaciones de pago antes de fin de mes.
Imagen del Capitolio, el pasado viernes por la tarde. | Cordon Press

Con el llamado "cierre del Gobierno" aún en pie, Estados Unidos se acerca a otra crisis fiscal: la del "techo de deuda". El Tesoro está a punto de quedarse sin fondos para seguir cumpliendo con sus compromisos de pago, por lo que la Casa Blanca lleva semanas presionando a la Cámara de Representantes para que aumente el límite de endeudamiento. La Cámara Baja, de mayoría republicana, ha exigido a la Administración Obama que acuerde una reducción del gasto público si desea llegar a un pacto. De momento, ambos lados siguen sin ponerse de acuerdo.

Si el impasse continúa, la falta de fondos podría impedir que EEUU pague los intereses de la deuda pública. Éste no sería el primer default de la historia del país norteamericano, pero es indudable que la incertidumbre generada por un escenario así podría tener importantes consecuencias.

¿Hasta cuándo puede funcionar el Tesoro de EEUU? El Bipartisan Policy Center, un think tank independiente de reconocido prestigio, ha calculado que el "día X" ocurriría entre el 22 de octubre y el 1 de noviembre. El BPC subraya que las emisiones de deuda pública sufrirán un estrés financiero creciente conforme se aproxime dicho rango de fechas.

El calendario de vencimientos de deuda que maneja el Tesoro de EEUU tiene tres fechas clave: el 17, el 24 y el 31 de octubre. En dichas fechas, el país enfrenta la refinanciación de bonos por valor de 120.000, 93.000 y 89.000 millones de dólares, respectivamente. En noviembre también se consolidarán dos vencimientos: el día 7 y el día 14, por un valor respectivo de 54.000 y 79.000 millones de dólares.

Prolongar el cierre del Gobierno puede tener algunas repercusiones en la fecha del hipotético día X, pero los informes del BPC subrayan que el impacto fiscal de esta otra batalla entre demócratas y republicanos es relativamente pequeño al lado de las obligaciones de deuda cuya financiación sigue en el aire.

Los números

Entre 2001 y 2013, el techo de deuda ha sido revisado al alza en 13 ocasiones, aumentando en 10,4 billones de dólares el nivel de deuda permitido por el Congreso al Tesoro de Estados Unidos. El mayor salto tuvo lugar en 2010, cuando Obama consiguió aprobar un aumento del techo de deuda equivalente a 1,9 billones de dólares. La ratio deuda/PIB ronda el 100%.

En la actualidad, el Gobierno Federal cuenta con unos ingresos mensuales de 250.000 millones de dólares. A cambio, los intereses de la deuda que debe devolver para evitar un impago ascienden a 222.750 millones anuales, lo que equivale al 6,23% del gasto público.

El interés medio que paga por financiarse el Tesoro de EEUU ha caído del 6,63% al 2,43% entre 2000 y 2013. La reducción se debe, principalmente, a las inyecciones monetarias de la Reserva Federal. En términos de su efecto sobre la deuda, estas operaciones del banco central estadounidense superan los $40.000 millones de dólares mensuales.

"Austeridad"

Como ya explicó Libre Mercado al comienzo de la actual crisis fiscal, "es importante subrayar que la presión ejercida por los legisladores del Tea Party ha conseguido importantes avances en materia de reducción del gasto público. No hablamos de ajustes fiscales dramáticos, pero sí de recortes presupuestarios que consiguen que el aumento del gasto público sea inferior al ritmo de crecimiento de la economía".

Este progresivo y complejo giro hacia las tesis de la austeridad fiscal se ha traducido en una progresiva reducción del déficit público. Antes de las últimas elecciones legislativas, el gobierno de Estados Unidos registraba un déficit del 12% del PIB. La victoria de numerosos parlamentarios republicanos vinculados con el Tea Party empujó entonces un cambio de rumbo que explica que hoy, en 2013, se proyecte un déficit fiscal mucho menor, en niveles del 4% del PIB.

Si ajustamos los datos a la inflación, encontramos que el gasto primario del Gobierno Federal (excluyendo el pago de intereses) crece a un ritmo del 0,2% en los últimos años. Esta austeridad fiscal promovida por el Tea Party ha sido ejecutada a través de procesos como el llamado "secuestro presupuestario", un mecanismo que recorta automáticamente la evolución del gasto público para ajustarlo a los fondos disponibles.

Problemas estructurales

Con independencia de la nueva batalla fiscal que libran demócratas y republicanos, parece evidente que la estructura de ingresos y gastos del gobierno estadounidense presenta importantes deficiencias. Aquí van algunas claves:

  • Uno de cada dos estadounidenses no paga el Impuesto sobre la Renta. En 1970, este porcentaje era del 12%.
  • Los programas del llamado gasto social se llevan el 70% del gasto federal, frente al 50% de 1990.
  • Solamente entre 1999 y 2010, el gasto sanitario del programa Medicare ha crecido un 86%.
  • Los subsidios a la agricultura, cuya media anual fue de 30.000 millones de dólares entre 1988 y 1998, ascendieron en la última década a más de 50.000 millones anuales.

Ante semejante panorama, el ex candidato presidencial Ron Paul ha propuesto que Estados Unidos apruebe un plan de ahorro de un billón de dólares que incluiría las siguientes acciones:

  • Eliminación de duplicidades, incluyendo la abolición de cinco departamentos de Gobierno que replican competencias delegadas en los Estados.
  • Fin de los subsidios empresariales, que superan los 100.000 millones de dólares anuales, a razón de 6.000 dólares por familia.
  • Cierre del presupuesto de ayuda al desarrollo y repliegue de las operaciones militares en el exterior.
  • Recortes presupuestarios selectivos, pero generalizados, para llevar el gasto público a niveles de 2006.
  • Tajo a la burocracia y reducción del gasto corriente.

Ron Paul acompañó esta propuesta de diferentes medidas tributarias:

  • Rebaja del Impuesto de Sociedades al 15%.
  • Fin del impuesto a la repatriación de beneficios obtenidos en el extranjero.
  • Abolición del Impuesto de Sucesiones.
  • Supresión de los impuestos al ahorro.

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