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La 'hucha' de las pensiones podría vaciarse en menos de cinco años

La Seguridad Social ya sólo cubre el 78% de sus gastos vía prestaciones. El resto llega vía impuestos y tirando del Fondo de Reserva.

59.385 millones de euros. Según explicó este martes en el Congreso Fátima Báñez, esos son los recursos a día de hoy del Fondo de Reserva de la Seguridad Social. Equivale, aproximadamente, al 46% del Presupuesto anual del sistema. Es decir, unos seis meses de pensiones.

El problema es que lo que hasta hace poco era una hucha de ahorro (es decir, que recibía aportaciones cada año) se ha transformado en un cofre del que se va sacando el dinero necesario para mantener el sistema. La propia ministra de Trabajo admitió que sólo en lo que queda de año, el sistema necesitará una inyección de 6.148 millones. Sólo entre 2012 y 2013 se han consumido 18.651 millones del Fondo de Reserva.

Y la cosa no se queda ahí. El Gobierno reconoce que el déficit acumulado para 2016 será de 36.500 millones más. En resumen, que si no se hace nada, de aquí a tres años a la famosa hucha de las pensiones le quedarán unos 17.000 millones de euros más lo que sea capaz de generar en este tiempo en concepto de rendimientos financieros e intereses generados (unos 2.400 millones previstos para 2014).

Báñez no ha ido más allá, pero no hace falta hacer unas cuentas demasiado complicadas para ver que, a ese ritmo, antes del fin de 2018, el arca podría estar completamente vacía.

Los Presupuestos

Los Presupuestos de la Seguridad Social para 2013, según establecen los PGE presentados por Cristóbal Montoro este lunes, prevén unos gastos del sistema de 131.831 millones. Pero los ingresos por cotizaciones apenas alcanzan los 102.839 millones, el 78% de esa cantidad. Por ejemplo, en 2008, antes de que estallara la crisis, las cotizaciones sumaban 104.615 millones de un presupuesto de 115.029 millones. Es decir, lo que pagaban los trabajadores y las empresas cubría el 90% del gasto total (12 puntos más que ahora).

Teniendo en cuenta que están previstos unos ingresos de unos 4.000 millones de los capítulos de "ingresos patrimoniales" y "tasas", tenemos que la Seguridad Social, para llegar a esos 131.000 millones de gasto, un agujero de 25.000 millones. Y la pregunta es, ¿cómo se cubre?

Según los PGE, 13.000 millones llegan por vía de las transferencias del Estado. El sistema de la Seguridad Social nunca ha pagado todas las prestaciones. Determinados conceptos como los complementos a mínimos o pensiones no contributivas se abonan vía PGE (es decir, vía impuestos y no cotizaciones). Lo que ha cambiado es el montante de esta línea. En 2008, suponía 6.858 millones de euros. El próximo año, será casi el doble. La razón es que cada vez más partidas se han ido cargando en la cuenta del Estado.

La idea del Gobierno es que las cotizaciones acaben pagando sólo pensiones contributivas. El resto se financiará con los impuestos. Evidentemente, esto contribuirá a la "sostenibilidad" del sistema (de hecho, sin este cambio podría estar ya cerca de la quiebra), pero a costa de cargarlo en el bolsillo del contribuyente.

En cualquier caso, siguen quedando unos 12.000 millones de euros sin cubrir. En los PGE aparecen como "activos financieros". Éste es el dinero del Fondo de Reserva del que habrá que tirar para mantener a flote el sistema. La hucha se comenzó a llenar para poder tirar de ella cuando llegasen los momentos de crisis. Lo que ocurre es que siempre se dijo que esa situación no aparecería hasta bien entrada la década de 2020. Pues bien, el futuro ya ha llegado a la Seguridad Social.

Las opciones

Ante esta situación, al Gobierno no le quedan demasiadas opciones disponibles. En este sentido, la aprobación del Factor de Sostenibilidad que entrará en vigor a partir de 2019 y del nuevo índice de revalorización previsto para 2014 se antojan como una necesidad perentoria. Toda la oposición ha sido unánime en pedir la retirada de ambos instrumentos, aunque no ha habido propuestas alternativas acerca de cómo hacer frente a la realidad financiera del sistema.

Entre tanto, la principal vía de salvación a corto plazo pasaría por un aumento de los cotizantes vía mercado laboral. Reducir el paro sería la bocanada de aire que necesita la Seguridad Social para llegar al menos a 2019, cuando comenzará a aplicarse una parte importante de la última reforma, y luego a 2027, cuando los cambios en las condiciones de acceso aprobados por el PSOE sean plenamente efectivos.

En cualquier caso, como ese despegue del mercado laboral no será ni tan inmediato ni tan profundo como se necesitaría, en los últimos años se vienen aplicando otros paliativos. Ya hemos apuntado cómo las pensiones no contributivas cada vez caen más del lado de los PGE y menos de la Seguridad Social. Es una línea de actuación que terminará con todas estas prestaciones financiadas vía impuestos.

En segundo lugar, hay que destacar que para el año que viene el Gobierno ha vuelto a aprobar un incremento de la base máxima de cotización en un 5%, hasta los 3.596,98 euros mensuales. Este año ya se incrementó en cinco puntos este concepto, con el objetivo de recaudar unos 600 millones más.

Es decir, se sube el coste que pagan los trabajadores con sueldos más altos, sin subir en la misma medida las pensiones más elevadas. Poco a poco, se mantiene esa reforma silenciosa de la que hablan los expertos y que desliga las cotizaciones realizadas con las prestaciones percibidas. El sistema cada vez tiene un carácter más asistencial y menos contributivo. Pero a corto plazo es evidente que esta subida de las bases máximas se traducirá en un incremento de los ingresos.

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