La Seguridad Social se ahorrará 33.000 millones de euros en la próxima década gracias a la reforma de las pensiones que prepara el Gobierno, según el informe remitido este lunes por el Ministerio de Empleo al Consejo Económico y Social. Con esta reducción en el gasto, el departamento dirigido por Fátima Báñez espera "reducir los desequilibrios" de un sistema que está al borde de su capacidad de resistencia y que se enfrenta a una trampa demográfica en las próximas décadas, cuando empiece a jubilarse la generación del baby boom.
Probablemente, la reforma sea imprescindible para mantener en pie el actual modelo de reparto, que está en peligro, por mucho que los políticos repitan constantemente el mantra de la "sostenibilidad del sistema". Pero su aplicación tendrá consecuencias importantes sobre los pensionistas, los actuales y, sobre todo, los que comiencen a jubilarse en la próxima década.
Cada jubilado perderá (o más bien dejará de ingresar) unos 400 euros al año de media. Esto no quiere decir que ningún pensionista vaya a ver reducida su actual prestación. Simplemente, las nuevas fórmulas que se utilizarán para la revalorización anual y la sostenibilidad del sistema harán que su paga suba menos de lo que habría subido con las reglas actuales.
Las dos fórmulas
Esta nueva reforma de las pensiones introduce dos cambios en la forma de calcularlas. Por un lado, se introduce un nuevo índice que sustituye al IPC. Ahora, en enero, no será la inflación la que determine la cuantía de la subida de las prestaciones sino el nuevo Factor de Revalorización (FR), que tendrá en cuenta los ingresos y gastos del sistema a lo largo de una década (los cinco años anteriores y los cinco posteriores al año de referencia). En términos generales, podría decirse que si hay un superávit previsto para esos 11 años, el FR será superior a la inflación; si hay déficit, será inferior.
Báñez no se ha cansado de repetir que este FR tiene un suelo del 0,25% y un techo del IPC+0,25%. Por lo tanto, es teóricamente posible que suban por encima de la inflación, aunque las proyecciones para los próximos años no apuntan precisamente en esa dirección. Lo normal es que las subidas hasta 2020 se mantengan cercanas a ese mínimo, mientras que lo lógico es que el IPC esté por encima de esa cifra.
El segundo elemento entrará en juego en 2019. Se trata del Factor de Sostenibilidad puro. Se calculará cada cinco años y reducirá la pensión de los nuevos jubilados en función de la esperanza de vida cuando alcancen los 67 años, la nueva edad legal que se aprobó en la reforma del anterior Gobierno. Serán reducciones pequeñas (un 6% acumulado en cada década desde 2020 a 2050), que se sumarán a las pérdidas de poder adquisitivo determinadas por el FR.
Las cuentas
El Gobierno ha presentado la siguiente tabla. Son sus cálculos de cuánto se ahorrarán con la reforma. Van de los 809 millones en 2014, el primer año de aplicación, a los 4.931 millones en 2022. En total, hablamos de 33.000 millones de euros en la próxima década. Todo el documento presentado por Empleo habla de "ahorro", pero esto tiene otra cara, el dinero que dejará de percibir cada pensionista.
En diciembre de 2012, había en España 8.182.112 pensionistas (aunque casi 9 millones de pensiones). En ese último ejercicio, el sistema tuvo 120.327 nuevos beneficiarios en términos netos. Teniendo en cuenta que las condiciones de acceso a la jubilación (normal y anticipada) se han endurecido, podemos hacer una estimación conservadora y hablar de unos 125.000 nuevos pensionistas desde ahora hasta 2022.
Para saber cómo afectará la norma a cada jubilado, sólo hay que dividir el ahorro previsto por el Gobierno entre el número de pensionistas. Por ejemplo, en 2014, los casi 8,5 millones de beneficiarios de la Seguridad Social perderán (o, más bien, dejarán de ganar con el nuevo cálculo) 809 millones. Tocan a unos 94 euros al año por cabeza. No todos perderán lo mismo. Las pensiones más altas verán un recorte algo mayor.
En 2022, el número de jubilados podría rozar los 9,5 millones (siguiendo un cálculo bastante conservador). El ahorro previsto en ese ejercicio es de casi 5.000 millones. Por lo tanto, cada jubilado dejaría de ganar unos 520 euros al mes. De hecho, desde 2018 a 2022, la pérdida anual superará los 500 euros. Hay que repetir que esto no quiere decir que las pensiones se verán reducidas en esta cantidad; sino que la dejarán de ganar respecto a los criterios actuales. En total, en la próxima década, y con estos cálculos aproximados de número de nuevos beneficiarios, hablamos de unos 400 euros menos al año de media para cada pensionista.