La etapa de los impopulares recortes públicos ha llegado a su fin. El ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, presentará a finales de este mes los Presupuestos Generales del Estado (PGE) para 2014 y, a diferencia de lo acontecido los dos últimos ejercicios, se tratará de un proyecto carente de tijeretazos. La inminente salida de la recesión, la mejora de las previsiones económicas para el próximo año y la fuerte reducción de la prima de riesgo ofrecerán al Gobierno un mayor margen de maniobra para cumplir con el objetivo de déficit fijado por Bruselas sin necesidad de aplicar grandes recortes de gasto público.
El conjunto de las Administraciones Públicas deberá reducir el déficit desde el 6,5% previsto en 2013 hasta el 5,8% en 2014, lo cual equivale a un ajuste del 0,7% del PIB, algo más de 7.000 millones de euros, siempre y cuando no se produzcan desviaciones inesperadas durante el presente ejercicio. Sin embargo, excluyendo la Seguridad Social, que constituye un sistema aparte, el ajuste del Gobierno central apenas asciende a 1.000 millones (del 3,8 al 3,7% del PIB) y el de las comunidades autónomas a unos 3.000 millones (del 1,3 al 1% en 2014).
La estrategia a seguir para lograr esta reducción del déficit puede incidir más en la reducción de gastos o en el aumento de impuestos, o bien combinar ambas medidas, que es lo que ha tratado de hacer el Gobierno en los dos últimos ejercicios. Sin embargo, 2014 podría suponer un punto de inflexión en dicha fórmula. La razón estriba en la salida de la recesión y la caída de la prima de riesgo.
Tras casi dos años en contracción económica, el PIB registrará un leve crecimiento este tercer trimestre. De hecho, frente al avance del 0,5% que estimaba inicialmente el Gobierno para 2014, Funcas y Morgan Stanley estiman ahora que el PIB podría avanzar hasta un 1%. Tanto es así que el ministro de Economía , Luis de Guindos, ha ratificado este martes que revisará al alza las previsiones económicas que servirán de base para elaborar los PGE de 2014.
Cuadro macro vigente hasta la fecha
La mejora del PIB modificará el ajuste
La modificación del cuadro macroeconómico no es baladí, ya que una una revisión al alza o a la baja impacta directamente en la evolución de las cuentas públicas, debido a su carácter cíclico. Una mejora de la economía suele traducirse en un aumento de la recaudación fiscal, derivado de una mayor actividad económica, y una reducción de gasto en prestaciones y subsidios (desempleo), y viceversa cuando se entra en recesión.
Según el anterior cuadro macro, con una previsión de crecimiento del 0,5% en 2014, Hacienda contemplaba recortar un 2,9% interanual el "consumo final de las Administraciones Públicas", equivalente a unos 6.000 millones de euros. Bajo esta partida de gasto, próxima a los 200.000 millones de euros, se engloba gran parte de la remuneración de los empleados públicos y la provisión de servicios básicos. Aún así se trataría de un recorte muy inferior al aplicado en 2012 y al previsto en 2013 (-4,4%).
Sin embargo, tal y como reconoce el propio Gobierno en el Programa de Estabilidad 2013-2106, que resume su estrategia de consolidación fiscal a corto y medio plazo, la intensidad de los ajustes dependerá de la evolución económica. "[...] si como consecuencia de sorpresas positivas en el crecimiento, la recaudación es mayor y los gastos menores de lo previsto, la diferencia se canalizará principalmente hacia un menor déficit".
Es decir, el Gobierno se ha comprometido con Bruselas a no disparar el gasto público en caso de que la economía mejore, destinando ese margen extra a la reducción del déficit para cumplir con la senda de reducción fijada, pero, al mismo tiempo, ese mismo margen presupuestario permitirá a Hacienda minimizar los recortes públicos. Y puesto que la economía crecerá más de lo previsto y el pago de intereses está cayendo de forma sustancial, Hacienda contaría con más ingresos y menos gastos de los previstos (intereses) sin necesidad, en principio, de subir impuestos extra o aplicar nuevos recortes impopulares.
Éste es, precisamente, el escenario que se baraja de cara a la elaboración de los PGE para 2014. Antes de las vacaciones de verano, Hacienda fijó el techo de gasto no financiero del Gobierno central en 133.259 millones. Esto supone un incremento del 2,7% interanual, debido a las mayores aportaciones a la Seguridad Social y prestaciones por desempleo. Una vez deducidas ambas partidas, dicho gasto cae a 104.847 millones, un 1,3% menos que en 2013, lo que supone un recorte de 1.338 millones. Asimismo, la estimación de ingresos no financieros asciende a 128.159 millones, un crecimiento del 0,9% respecto a 2013.
Pero la nueva flexibilización del déficit por parte de Bruselas, la salida de la recesión, la mejora de la economía española y europea para 2014 y el menor gasto destinado al pago de intereses podría ofrecer al Gobierno un colchón extra que, entre otros efectos, evitaría nuevos recortes en inversión y sueldos públicos (restituyendo la paga extra de 2012 e incluso actualizando la remuneración), y permitiría corregir posibles desviaciones presupuestarias en la Seguridad Social y las CCAA a lo largo del próximo ejercicio.
Las CCAA no prevén recortes
De hecho, buena prueba de esta intención de minimizar ajustes es que las autonomías más incumplidoras en materia de déficit no prevén recortes sustanciales en sus respectivas partidas de gasto. Valencia, Murcia, Andalucía, Cataluña y Baleares prevén mantener intacto e incluso incrementar su gasto público total en 2014, incluyendo las partidas destinas a personal y servicios básicos (Sanidad y Educación), según reflejan los planes económico-financieros que presentaron a Hacienda a finales del pasado julio. Así pues, básicamente, confían en incrementar ingresos para cumplir con el objetivo de déficit del 1% fijado para el próximo año, mediante una mayor recaudación fiscal, un mayor reparto de recursos procedente del sistema de financiación autonómica o la venta de activos públicos.