Cobrar más a los autónomos, subir las bases de cotización que abonan los empresarios y crear nuevos impuestos (o incrementar los actuales) para pagar las prestaciones a las que no llega la Seguridad Social. Ésa es la receta del PSOE para evitar la quiebra de la Seguridad Social, según el documento Sostener las pensiones, que este lunes ha presentado Valeriano Gómez en la sede de Ferraz.
Hace apenas dos años, el Gobiernos socialista de José Luis Rodríguez Zapatero planteó una reforma que implicaba una reducción de las pensiones a través de al menos tres vías (retraso en la edad de jubilación, aumento del número de años necesarios para cobrar el 100% y ampliación del período de cálculo). Sin embargo, Valeriano Gómez, ministro de Trabajo de aquel Ejecutivo, no admite ahora ninguna clase de recorte. Sólo los que él aprobó le parecen admisibles.
El planteamiento del PSOE podría resumirse en tres proposiciones. En primer lugar, la Seguridad Social no está en quiebra, por lo que no es necesario acometer ninguna reforma en profundidad más allá de la aprobada en 2011. El problema es coyuntural, fruto del crecimiento del paro provocado por la crisis, con la subsiguiente la caída de las cotizaciones. Y, en el caso extremo y poco probable de que haya que enfrentarse a los números rojos del sistema, siempre se puede tirar del contribuyente.
Más impuestos y cotizaciones
De esta manera, el PSOE resume las alternativas de financiación para la Seguridad Social en tres:
- "Elevación de los topes de cotización para acercarlos al nivel de los salarios realmente percibidos": en este momento, la base máxima de cotización es de algo más de 41.000 euros, con una pensión máxima de 35.634 euros (un 87%). Esto quiere decir que a partir de un determinado sueldo no sigue creciendo la cotización. Lo que propone el PSOE es acabar con esto y que todos, cobren lo que cobren, paguen el porcentaje que les corresponda a la Seguridad Social, pero sin que esto se traduzca en una pensión más elevada.
- "Reforma de la cotización de los trabajadores por cuenta propia para adecuar bases y rendimientos profesionales, así como eliminar la posibilidad de opción de la base de cotización": esta propuesta va dirigida especialmente a los autónomos que ahora mismo tienen libertad para fijar su base de cotización (con un mínimo). El PSOE quiere acabar con esta opción y obligar a todos ellos a pagar en base a sus ingresos reales.
- "Financiación mediante impuestos de todas las medidas que tienen carácter social y no contributivo": es decir, seguir en la línea marcada por el Gobierno y sacar todas las pensiones no contributivas del sistema, pagándolas con cargo a los Presupuestos Generales del Estado. Esto sólo puede hacerse de tres formas: con impuestos nuevos o con subidas de los ya existentes o con recortes a otras partidas. En el documento del PSOE no se aclara cuál es la opción que maneja el partido.
En cualquier caso, los socialistas no apuntan ningún comentario sobre las posibles consecuencias de estas medidas. Al igual que cuando se pone un impuesto al tabaco, el Gobierno espera reducir su consumo; crear nuevos tributos al trabajo (en forma de impuestos o cotizaciones), podría implicar un aumento del paro.
En España, los expertos han alertado en numerosas ocasiones acerca de una estructura impositiva que castiga la creación de riqueza, especialmente en el diseño del IRPF y las cotizaciones sociales. Subir este coste, aún más en el caso de los empleados que ahora mismo superan el máximo (normalmente trabajadores de elevada productividad) probablemente supondría un nuevo lastre en la competitividad de nuestras empresas.
Los saldos del sistema
Para justificar su posición de que no es necesaria otra reforma, el documento incluye un cuadro con el saldo del sistema de pensiones desde 1996 hasta 2012. Los 114.984 millones en positivo que acumuló hasta 2010 compensan, con mucho, los 11.500 millones en negativo de los últimos dos años. Por eso, el PSOE concluye que "todavía estaríamos muy lejos de incurrir en déficit".
El problema es que en todo lo que tiene que ver con las pensiones las tendencias, aunque muy lentas, son también muy complicadas de cambiar. Según algunos cálculos, la Seguridad Social entrará en quiebra, con o sin reformas, antes de 2050. Hay que tener en cuenta que las tendencias demográficas son muy previsibles: ya sabemos, con bastante precisión, cuántos españoles habrá en ese año mayores de 65 años (básicamente los que hayan nacido antes de 1985) y podemos imaginarnos cuántos trabajadores habrá (salvo que haya una explosión demográfica de ahora a 2030).
Para el PSOE, "la alternativa consecuente no debe ser otra que utilizar las dotaciones del Fondo de Reserva para la cobertura de los desequilibrios cíclicos del sistema". Es decir, tirar de la hucha para pagar los déficit, esperando que estos desaparezcan.
En cierto sentido, tienen razón los autores del documento en que los números rojos de los últimos años tienen relación con el desplome del mercado de trabajo, que ha perdido casi tres millones de afiliados desde 2007. El problema es que los políticos de todos los partidos aseguran que el sistema es completamente "sostenible" durante las próximas décadas; y es cuanto menos curioso que un sistema tan "sólido" entre en déficit en cuanto la economía entra en una recesión.
El Fondo de Reserva
En 2012, el Gobierno tuvo que tirar de 7.003 millones del Fondo de Reserva de la Seguridad Social para pagar las pensiones de los españoles. Y, por primera vez, se planteó que las pensiones no contributivas comenzasen a pagarse vía Presupuestos Generales del Estado (PGE), en vez de con las cotizaciones de los trabajadores.
De hecho, la Seguridad Social necesitó unas transferencias de 15.598 millones para completar sus ingresos. Las cotizaciones sociales han caído de 108.710 millones en 2008 a 105.863 millones el pasado año. Mientras, en el capítulo de los gastos, las transferencias corrientes (básicamente, el pago de las prestaciones) ha pasado de 99.571 millones a 121.697 millones.
En Suecia, hace veinte años, en una situación similar a la española (tensiones financieras, presión demográfica, estancamiento económico), sus principales partidos fueron capaces de pactar un cambio radical en el sistema de pensiones que, manteniendo una base de reparto, iniciase el camino hacia un modelo mixto, con elementos de capitalización. De esta manera, se mezcló una fórmula con un factor de sostenibilidad, que incluso puede llegar a reducir las pensiones en años de recesión y caída en la recaudación, con un pequeño fondo individual de ahorro (2,5% de los ingresos).
Mientras, en España, en 2012 hubo que sacar 7.000 millones de la famosa hucha, que perdió casi 4.000 millones de lo acumulado (la diferencia tiene que ver con los rendimientos de sus activos financieros). Vamos, que esos 63.000 millones de los que presumen los políticos y que se supone que "aseguran" las pensiones de todos los españoles durarían apenas 15 años a este ritmo.
Además, como puede verse en la propuesta del PSOE, está la posibilidad de dejar de pagar conceptos que hasta ahora han ido a cargo de la Seguridad Social. En el presupuesto para este año, el organismo prevé un gasto de 106.350 millones en pensiones contributivas, más 5.830 millones por incapacidad temporal, 2.309 millones por prestaciones de maternidad/paternidad y unos 3.842 millones en prestaciones no contributivas.