En el año 2010, el economista Arthur Laffer, conocido por sus estudios tributarios, publicó en el Wall Street Journal una polémica tribuna de análisis en la que comparó dos variables: el alcance del desempleo y la prestación media del seguro de paro. Evaluando ambos indicadores para un periodo de casi cuarenta años, Laffer llegó a la conclusión de que aumentar la prestación del subsidio de desempleo anima a permanecer en el paro y desincentiva la búsqueda de trabajo.
Tres años después, uno de los más prestigiosos centros de investigación de Estados Unidos (el Instituto CATO) ha decidido estudiar hasta qué punto los diferentes subsidios del "Estado del Bienestar" desincentivan la búsqueda de empleo. Los resultados del informe son reveladores.
Transferencias generosas
¿Cuál es el alcance de los programas de gasto del "Estado del Bienestar" en EEUU? Veamos: el gobierno federal de EEUU ha creado hasta 126 programas de "gasto social", de los que 72 ofrecen beneficios directamente a los receptores (bien en forma de transferencias de dinero, bien con pagos "en especie" como los "cheques de comida"). Según los números de la Administración Obama, apenas el 40% de los receptores de estos subsidios tiene un puesto de trabajo: el resto vive únicamente del dinero público.
Como explica Michael Tanner, coordinador del estudio, "esto no significa que la gente de menos recursos sea vaga, sino que simplemente no es lógico para ellos trabajar si aceptar un empleo supone menos ingresos a cambio de más esfuerzo". Esta es la principal conclusión del estudio: los beneficios de los programas de "gasto social" son tan elevados que sus receptores viven mejor del dinero público que de su propio trabajo.
La investigación no es sencilla, ya que implica analizar decenas de programas presupuestarios. No obstante, el Instituto CATO muestra que, de media, la suma media de "gasto social" que perciben los habitantes de Estados como California, Nueva Jersey o Nueva York equivale a más de 35.000 dólares anuales, asumiendo como unidad promedio un hogar con dos hijos.
En otros territorios de EEUU, el total desciende hasta 28.500 dólares, cifra menor pero igualmente significativa. El Estado en el que más bajas son estas compensaciones es Mississippi, con 16.984 dólares anuales. En el extremo opuesto se encuentra Hawaii, donde estos beneficios alcanzan de media los 49.175 dólares.
Cabe señalar que estos beneficios están exentos de impuestos, por lo que se reciben completamente libres de cargas tributarias. Esto explica que en 33 de los 50 Estados de la Unión, ser receptor de los programas de "gasto social" es mucho más conveniente que tener un trabajo de ingresos bajos (salario mínimo de 8 dólares por hora).
La situación se acentúa en Estados como California, donde cobrar los subsidios del "gasto social" supera el ingreso neto de un trabajo de 15 dólares por hora. No obstante, el caso más sangrante es el de Nueva Jersey, Nueva York o Washington DC, donde los subsidios permiten vivir mejor que con un trabajo de 20 dólares la hora.
Sin embargo, vivir de estos subsidios también supone cerrarse las puertas a la movilidad laboral. Es por eso que se considera "pobres" al 24% de los adultos que reciben estas transferencias, frente a una ratio inferior al 3% para los trabajadores a tiempo completo.
El coste para el resto de la sociedad
Los 126 programas contra la pobreza que contempla el "Estado del Bienestar" estadounidense cuestan anualmente 688.000 millones de dólares. Cabe señalar, eso sí, que los demás niveles de gobierno también entregan diferentes subsidios y beneficios a las familias de ingresos menores. Así, al margen de todo lo anterior, los contribuyentes también financian el "gasto social" ejecutado por gobiernos estatales y municipales, así como por la administración de los condados.
En Reino Unido, el debate sobre el coste fiscal de estos subsidios ha impulsado una nueva norma presupuestaria que limitará el alcance de estas ayudas. El "tope" fijado por el Ejecutivo de David Cameron será de 2.000 libras al mes por cada hogar, si bien los receptores individuales de estos subsidios (es decir, personas sin hijos) verán reducido el total a 1.400 libras mensuales.
En España, algunos analistas han subrayado la incoherencia de entregar un subsidio básico de 400 euros a los parados sin prestación mientras el coste laboral mínimo se mantiene en niveles superiores a los 1.100 euros, contabilizando el coste salarial y la factura fiscal de cada puesto de trabajo. No obstante, este debate sigue pendiente en España.