Suiza condena a tres años de prisión al informático alemán Lutz Otte por robar datos de evasores fiscales alemanes del banco en el que trabajaba, el Julius Baer, y venderlos al fisco alemán. El caso de Lutz Otte es muy similar al conocidísimo caso de Hervé Falciani, chivato también de evasores, que actualmente se encuentra en paradero desconocido, bajo protección policial española.
Esta condena no está exenta de polémica, debido a la fuerte presión extranjera sobre Suiza para que suprima el secreto bancario y poder así las haciendas públicas localizar a sus evasores fiscales.
El informático alemán de 54 años, que pactó su pena con la fiscalía helvética, ha sido condenado por robar los datos de 2.700 clientes alemanes de su banco, por espionaje industrial, ruptura de las leyes de banca y lavado de dinero, aunque dicha pena podrá cumplirla en libertad condicional.
Lutz Otte recibió de las autoridades alemanas 1,1 millones de euros, de los que, paradójicamente, usó 680.000 para pagar sus deudas con la propia Hacienda alemana. Según informa Reuters, el banco perjudicado, Julius Baer, trato de acordar con Alemania el pago de 50 millones de euros para cerrar el caso, pero esto aún está bajo investigación en EEUU. Para evitar más encontronazos entre la Hacienda alemana y Suiza, ambos países negocian una fórmula para que los bancos suizos paguen los impuestos de sus clientes alemanes, sin levantar el secreto bancario, a cambio de poder operar en el país germano sin necesidad de abrir una filial.
Los países de la Unión tratan de negociar una solución próxima con el país helvético, para evitar así rifirrafes como los ocurridos con el caso Falciani, en el que España se negó a extraditar al informático. La tensión ha llegado a tal, que algunos sectores próximos al Partido Popular ven como una venganza el hecho de que Suiza enviara al juez Ruz, juez de la Audiencia Nacional, toda la información sobre las cuentas del extesorero del PP, Luis Bárcenas.