Una nueva opción surge en el horizonte para los fondos de capital de riesgo. A 3.600 metros sobre el nivel del mar, a los pies del Himalaya, se encuentra la espiritual región del Tíbet, que aspira a convertirse en un refugio fiscal al estilo de las Islas Caimán y otras plazas financieras. Pero esta noticia alentadora para la región desde el punto de vista económico, no lo es tanto a nivel político, ya que los analistas ven en esta flexibilidad fiscal un intento de China para reforzar su control sobre el Tíbet.
Según el informe El desarrollo y la estabilidad realizado por el Financial Times, publicado el 11 de agosto , el Gobierno chino no ofrece los mismos incestivos fiscales a nivel nacional, además de otras concesiones a inversores privados, por lo que estos incentivos tributarios son parte de la estrategia sutil que estaría llevando a cabo el régimen comunista para reforzar su dominio sobre la región budista.
Además, China ha reforzado la seguridad en la región con el ánimo de repeler toda campaña a favor de la independencia, ahora que el Tíbet adquiere relevancia mundial. Las empresas de inversión, que hasta ahora han sido atraídas por esta atractiva política fiscal, pertenecen o están casi enteramente administradas por los chinos de la etnia "Han". Cabe recordar que la habitual estrategia china para controlar las zonas habitadas por minorías es poblarlas de la etnia "Han" para establecer así su control.
Shannan
Las medidas para convertir al Tíbet en un nuevo refugio fiscal se están llevando a cabo en la prefectura de Shannan, "Lhokha" en tibetano. Se encuentra ubicada entre Lhasa y el famoso reino budista de Bután. De las 300.000 personas que viven en Shannan, más del 90 por ciento son de etnia tibetana.
Los incentivos fiscales que ofrece el Tíbet son excepcionales, mejores aún que otras ciudades chinas conocidas por atraer inversores del todo el mundo. El Tíbet ha introducido un Impuesto de Sociedades para los inversores de un 15 por ciento, frente al 25 por ciento ofertado en el resto del país asiático. Otra medida estrella es la desgravación de hasta un 40 por ciento a aquellas empresas que paguen más de 614.000 euros en impuestos al año. A todo esto, hay que sumarle el impuesto medio establecido en Shannan a los ingresos de algunas empresas de capital de riesgo, que supone un descuento de más del doble con respecto a la tarifa nacional del 45 por ciento pagada por las rentas más altas en China.
Como recalca Wang Jinghe, abogado de Dacheng bufete en Shanghai, "hay muchos lugares en toda China, especialmente en las grandes ciudades como Beijing y Shanghai, donde se han ofrecido políticas preferenciales a las empresas de capital privado. Pero en el último año, muchos más inversores han hablado de mudarse al Tíbet". El Tíbet únicamente exige tener un domicilio fiscal en la región, siendo otra ventaja añadida con respecto a otras ciudades de inversión chinas, que exigen que los fondos que se registren en el Tíbet inviertan en empresas locales.
Pero no todo podía ser un camino de rosas. Wang Jinghe recuerda que a pesar de las ventajas que el Tíbet ofrece al mundo, los visitantes extranjeros necesitarán permisos especiales para entrar, los cuales son concedidos por el Gobierno comunista chino, siendo éstos difíciles de conseguir.
El Tíbet también ofrece sus servicios para aquellos inversores que quieran limitar sus impuestos en la venta de acciones. Como ejemplo, cabe destacar la empresa de óptica , Conan Óptico, quien anunció el pasado 8 de agosto que la compañía de inversiones de su fundador había desplazado sus activos de Shanghai a Shannan. Otros grandes grupos como Zero2IPO, una firma de investigación y asesoría, también han ido progresivamente movilizando sus fondos de capital privados a la región tibetana.
Golden Securities, revista especializada en inversión, destaca que el Tíbet se ha convertido en el punto de encuentro donde registrar las participaciones que después se quieran vender. Añade la revista, que las empresas que cotizan en bolsa "emigran" a la región con el fin de reducir sus participaciones. Hasta la fecha, el fondo de capital privado más grande es el del grupo Dingxin Growth Fund. El Gobierno de Shannan informó de un aumento del 110 por ciento de sus ingresos fiscales durante el primer semestre del año con respecto al de 2012 gracias a estros incentivos para atraer capital.