El economista austriaco Christian Felber ha propuesto para los países con problemas dentro de la zona euro una nueva moneda complementaria nacional, construida como "dinero de consunción": el valor de esa moneda merma si no se gasta...
Esta extravagante ingeniería social ya se le ocurrió hace un siglo al economista alemán Silvio Gesell, al que Keynes dedica palabras elogiosas al final de la Teoría General. Gesell, como tantos otros arbitristas decimonónicos (muchos liberales, por desgracia, incluidos), propugnó al mismo tiempo el libre comercio y la nacionalización de la tierra, y además un vasto intervencionismo en la moneda y las finanzas, empezando por lo que llamó paradójicamente "dinero libre", freigeld, que consistía en que toda la emisión monetaria se haría por un plazo determinado y a un valor constante, con lo que era obligatorio gastarla: esto fue lo que le gustó a Keynes.
Este disparate expropiatorio, que distorsiona totalmente el ahorro y la inversión, viene acompañado en la versión de Christian Felber de una idea novedosa: la nueva moneda de los países en crisis sería "complementaria". La clave es si complementario significa voluntario. Si así fuera, sería un experimento interesante de competencia entre monedas. Todo sugiere, sin embargo, que se trataría de un dinero como los demás, es decir, impuesto.
Para Felber, en efecto, la economía del bien común, como reza el título de su obra más famosa, ha de estar totalmente intervenida, y con bellas consignas como: "el bienestar debe ser el objetivo de la economía". Dicho objetivo, por supuesto, jamás se alcanza dejando a la gente en paz, sino organizándole la vida: fijando los precios de las materias primas, estableciendo "bancos orientados al bien común", y controlando a las grandes empresas.