Como todos los veranos, en este mes de julio de 2013 Fortune exhibe las 500 mayores empresas del mundo. Impresiona, pero no asombra, que los Estados Unidos aparezcan en esa relación con 131 empresas, pero también, dentro de esa situación nueva que se ha producido en China, que nos encontremos en esta relación con 89 empresas chinas, y con 62 japonesas. En el bloque europeo de fuertes países industrializados, Gran Bretaña tiene 26, Francia, 31 y Alemania 29. El resto de los países del mundo tienen, pues, 132 empresas grandes. España, con 8, por supuesto tiene el 1’6% de las 500, pero del resto de los países, eliminados estas seis potencias considerables, posee un 6’1% de grandes empresas en un conjunto de 21 países, en los que iguala a Australia, Brasil, India e Italia; es superada levemente por Canadá, Holanda, Corea del Sur y Suiza, y tiene más empresas grandes que Austria, Bélgica, Colombia, Dinamarca, Finlandia, Hungría, Indonesia, Irlanda, Luxemburgo, Malasia, México, Noruega, Polonia, Rusia, Arabia Saudí, Singapur, Suecia, Taiwán, Turquía, Emiratos Árabes Unidos y Venezuela, y naturalmente, que todos los demás países del mundo no incluidos en esta relación a causa del pequeño tamaño de sus empresas.
Nos encontramos, por tanto, en una posición media, en la que se observa el peso de las empresas financieras, encabezadas por el Banco Santander, que ocupa, en el mundo, el puesto 58; el BBVA, que está en el 93, y el Grupo Mapfre, de seguros, en el 405. Les sigue, en servicios, Telefónica –puesto mundial 97–; y tiene mucha importancia la energía en sus diversos aspectos: Repsol, puesto 112; Iberdrola, puesto 234 y Gas Natural Fenosa, puesto 353. Hay que añadir el grupo ACS, que va de la construcción a los servicios –puesto 202–, y como no hay más en esta relación, se observa la carencia de grandes manufacturas españolas. Otra cosa es que en España se asienten empresas industriales y manufactureras extranjeras que, naturalmente, en esta relación se encuentran registradas en otros países, como puede suceder con Danone, en Francia, con Volkswagen en Alemania, o con Arcelormittal en Luxemburgo. Este dato, pues, de la distribución por sectores de las grandes empresas, debe ser uno preocupante, relacionado con nuestra realidad industrial. Normalmente, se debe a problemas relacionados con la proyección, hacia el siglo XXI, del abandono español de los avances científico-tecnológicos. Y eso sucede desde el inicio de la Revolución Industrial. Y no está de más el señalar que el interés del Rey de España con entidades como COTEC tiene esa raíz.
Y última referencia. Salvo lo que se refiere a China, los famosos BRICS no resultan demasiado bien parados en esta clasificación. Estadísticamente, su puesto, y no con apuros, se halla entre las de menos empresas grandes.