uno vuelve a sentir envidia (sana) ante un articulista tan certero, pena (profunda) por el escaso eco que en los despachos gubernamentales tiene su discurso y esperanza (¿ingenua?).
No han entendido lo evidente. Y acaso eso sea lo más desolador de nuestra situación actual, que las élites hayan llegado a creerse su propia propaganda.
En Asturias ha surgido el que se denomina caso Marea, que no ha tenido proyección nacional, aunque sí mucha regional.