Mariano Rajoy es consciente de que la verdadera prueba de fuego en materia de empleo llegará tras las vacaciones de verano. La tendencia es positiva y existen indicadores que apuntalan que no son brotes verdes, argumentan, pero aún no se pueden lanzar las campanas al vuelo. "La clave es el otoño", reconoció al más alto nivel el Ejecutivo tratando de rebajar el optimismo dentro de sus propias filas.
La prioridad ahora es que el crédito fluya lo antes posible. A ello se dedica "prácticamente todo el día" el presidente, reconocen las fuentes consultadas. Este mismo martes, en el pleno sobre el Consejo Europeo, Rajoy reconoció que aún queda camino por recorrer aunque ya se atisben signos positivos, como las ayudas a las pequeñas y medianas empresas.
El Gobierno también vislumbra mejorías en los datos del turismo nacional, lo que a sus ojos refuerza la teoría de la recuperación económica. Pero incide en lanzar un mensaje de calma en materia de empleo: algunas cifras son muy positivas, pero otras aún no tanto, recalcan al más alto nivel. "Indica que vamos en la buena dirección", dijo Rajoy en el transcurso de la jornada parlamentaria.
Respuesta a Almunia
Mala noticia, a ojos del Ejecutivo, es el revés sufrido en materia naval por parte de las autoridades comunitarias. "Surrealista", se definió desde el Gobierno en conversación informal. Para intentar salvar los intereses nacionales, el presidente está manteniendo contactos prácticamente diarios con Durao Barroso, presidente de la Comisión Europea. Cabe recordar que la relación entre ambos es muy estrecha, y así lo han escenificado en varias ocasiones. También ha despachado telefónicamente con Joaquín Almunia, el comisario español que lanzó la bomba la pasada semana.