Julián Casanova, catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad de Zaragoza, escribió hace un tiempo lo siguiente a propósito del debate sobre los donantes del yate del Rey:
En España, los mismos empresarios que recolectan todo el dinero del mundo para un lujoso objeto de recreo, son incapaces de financiar investigación, desarrollo y aportar medios, con similar espíritu filantrópico, a la educación.
Esta tesis es bastante interesante. En primer lugar, los empresarios no "recolectaron todo el dinero del mundo" sino que aportaron voluntariamente una suma aceptada por un grupo específico de personas. Sus objetivos no eran en absoluto el lujo o el recreo sino obsequiar a don Juan Carlos con algo que impulsara aún más lo que el propio monarca ya estaba haciendo: la promoción del turismo en las Islas Baleares. Al revés de lo sugerido por el doctor Casanova, no se trataba principalmente de filantropía.
Pero lo segundo es aún más llamativo, porque don Julián parece sugerir que los empresarios no son capaces de financiar la educación. Es muy copiosa la evidencia que va en sentido contrario. Incluso en España, donde padecen unos impuestos que están entre los más altos del mundo, entre otras cosas para financiar a la fuerza la educación pública, incluso en nuestro país, insisto, hay numerosas muestras de que existen empresarios que hacen exactamente lo que el profesor Casanova dice que no hacen: financiar la educación.