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Fedea: "En dualidad y en políticas activas de empleo no se ha hecho nada"

El instituto de estudios exige cambios en todo el mercado de trabajo: contratación, formación, subsidios y negociación colectiva.

Para que un empresario contrate a más trabajadores indefinidos, la indemnización "debe ser como una rampa, no como un muro", que pase de 0 a 33 días, como ocurre ahora. "Hay que acercar el momento del despido del parado al de la obtención del nuevo empleo", incentivando la búsqueda desde el principio. En lo que hace referencia a la formación de los parados "no tiene mucho sentido destinar más recursos para seguir haciendo lo mismo", sino que se debería tender hacia un itinerario personalizado para cada desempleado. Y tenemos que cambiar de mentalidad, para ver la prestación del paro como "un salario que se cobra a cambio de buscar trabajo", no como un derecho.

Con este planteamiento, Fedea la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea) presentaba este jueves en Madrid su informe Por un nuevo impulso a la creación de empleo en España. Es una actualización del que publicaron en 2009 cuando la crisis comenzaba a mostrar su peor cara. Entonces, fue muy comentado su Manifiesto de los 100 por una reforma laboral, en el que participaban economistas de un amplio espectro ideológico. Parte del gran público era la primera vez que oía hablar del contrato único o las políticas activas de empleo. Cuatro años después, con 6 millones de parados, no han cambiado demasiadas cosas en la legislación laboral española.

Por eso, su análisis, que engloba tanto los tres últimos años del Gobierno del PSOE como los dos primeros del PP, es claro: "En dualidad y en políticas activas de empleo no se ha hecho nada". Sí admiten que, sobre todo tras la reforma laboral de Fátima Báñez, ha habido avances, en especial en lo que hace referencia a la negociación colectiva y la flexibilidad interna. ¿Suficiente? Pues parece que no. Pero no será sencillo que haya cambios en un status quo en el que los agentes con más poder (partidos, sindicatos y patronal) están muy cómodos.

El documento apenas ocupa 6 folios, pero es denso en contenido. Y dirige sus atención sobre los cuatro grandes apartados del mercado de trabajo: contratación, formación, subsidios y negociación colectiva.

Las propuestas

En realidad, no hay grandes novedades. Las propuestas son similares a las que la UE o el FMI han realizado en los últimos meses Veinticuatro horas antes, la misión del Fondo en Madrid pidió una reforma laboral en la misma línea. Aunque, quizás por su conocimiento de la realidad del país, las de Fedea son más concretas:

- Subsidio de desempleo: su apuesta es "fortalecer los vínculos entre políticas activas y pasivas". Es decir, asociar el cobro de la prestación a una búsqueda efectiva de trabajo. Como ha señalado Marcel Jansen, uno de los promotores del manifiesto y profesor de la Universidad Autónoma, la idea es que la prestación deje de ser percibida como un derecho que el parado puede cobrar haga lo que haga y sea más un "salario" que cobra a cambio de un trabajo.

Este trabajo sería su propia búsqueda de empleo. De esta manera, el desempleado se comprometería a activarse desde el primer momento, con "una estrategia eficaz que incluya derechos y obligaciones". El incumplimiento de las mismas podría llevar aparejado la retirada total o parcial de la prestación. Además, la propuesta habla de "ampliar el abanico de empleos que se consideran adecuados". Y en algunos casos, sería interesante poder compatibilizar el cobro del subsidio y los primeros salarios.

A medio plazo (no durante la crisis, han aclarado), también podría analizarse si merece la pena un cambio en la forma en la que se cobran las prestaciones. La idea sería subir lo que cobra el parado al comienzo (hasta el 80-90% del último salario), con una prestación que vaya bajando de forma paulatina y con una duración máxima menor.

- Políticas activas de empleo: es el gran tabú del mercado laboral español. Una vez que una persona está en paro, ¿qué se hace para recolocarlo? No están funcionando, pero ningún Gobierno hace nada al respecto. En los últimos meses, a instancias de Bruselas, el Ministerio de Empleo ha asegurado que analizará qué se puede hacer en este campo. Todavía no hay novedades al respecto.

En esta cuestión, Fedea pide reforzar la "cooperación entre SEPE y las agencias de colocación acreditadas". Así, las oficinas públicas se quedarían con los casos más sencillos y pasarían los parados con menos posibilidades de recolocación a las empresas privadas, a las que se pagaría (como se hace en el resto de Europa) en función de su tasa de éxito y de la dificultad de los desempleados. Una cuestión importante debe ser la "transparencia" y la "evaluación" de los resultados, para que no se den fenómenos de corrupción o desviación de las ayudas. Una opción, planteada durante la rueda de prensa podría ser enviar a los parados a las agencias por sorteo (con un porcentaje en función de la cuota de mercado de cada una) y luego ir premiando a aquellas que mejor lo hagan.

La segunda pata de las políticas activas de empleo está en la formación. En estos momentos, es un coto muy controlado por sindicatos y patronal. Los famosos cursillos del paro se llevan miles de millones cada año. La dotación presupuestaria ha ido cayendo pero, aún así, son una de las partidas más importantes de los PGE. Samuel Bentolilla, otro de los autores, ha admitido que "no tiene sentido dedicar más recursos si se va a seguir haciendo lo mismo". A cambio, ha pedido "intervenciones más breves", basadas en un análisis "serio y personalizado" de las necesidades del trabajador, que acaben en una “formación a medida”. Y para todo esto, de nuevo, sería imprescindible recuperar la colaboración público-privada que ya apuntábamos más arriba.

- Contrato único: los 100 del manifiesto de Fedea fueron de los primeros que hablaron de "contrato único" en España, así que era lógico que, ahora que está de moda, mantuvieran su postura. Acabar con la dualidad laboral debería ser el principal objetivo. El modelo actual, con un 30% de trabajadores temporales que o no tienen indemnización o tienen una indemnización muy pequeña no funciona. Sindicatos y partidos lo defienden por la "protección" que ofrece a los fijos, pero como ha recordado José Ignacio García Pérez (Universidad de Olavide), el año pasado sólo el 7% de los contratos tenían como coste de despido los 33 días.

La idea es que el empresario, cuando tiene un trabajador temporal al que renovar, no se encuentre con "un muro", sino con "una rampa", en la que la indemnización vaya creciendo de forma progresiva. La idea sería el famoso contrato único "con indemnización creciente y dos escalas (procedente e improcedente).

En realidad, ni siquiera sería "único", porque podría combinarse con un contrato de formación para los nuevos trabajadores y uno de interinidad para situaciones excepcionales. Pero sí sería el contrato "normal", han dicho, el que se firmaría por defecto. Si se logra, las decisiones en España, tanto del trabajador como del empresario, no se harían mirando la indemnización, sino la carrera profesional en el caso del primero y la productividad en el segundo. Queda abierta la pregunta de si combinarlo con el modelo austriaco.

- Negociación colectiva: este campo es el que Fedea cree que más ha avanzado. La reforma laboral de 2012 amplió el abanico de posibilidades a las empresas, para descolgarse de los convenios, ajustar sus condiciones a la realidad del mercado, etc…

Para los autores de este informe, quizás se quedó algo corta. Su propuesta es "facilitar algo más el descuelgue", limitar la "ultraactividad a un año" y la prevalencia absoluta de los convenios de empresa sobre los de ámbito superior.

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