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Carlos Rodríguez Braun

Impuestos, acumulación y pérdidas

La corrección política se apresura a lamentar lo que “pierden” los Estados cuando no pueden pillar a algunas personas.

Titulares de un artículo de Xavier Vidal-Folch en El País: "La diminuta Jersey acumula 140.000 millones de euros". "La UE y el G-20 se comprometen a combatir los paraísos fiscales". "Los Veintisiete pierden un billón de euros al año por la evasión fiscal".

Jersey no "acumula" mucho dinero, porque realmente no es suyo; los que acumulan allí son unos afortunados que han podido evitar pagar los enormes impuestos que los Estados obligan a sus súbditos a pagar fuera de allí. Este hecho obvio es sistemáticamente eludido por la corrección política, que se apresura a lamentar lo que "pierden" los Estados cuando no pueden pillar a algunas personas, y jamás lamenta lo que pierden los demás ciudadanos, es decir, la gran mayoría que no puede evitar que el poder político incursione contra su propiedad.

La evasión fiscal es un delito, pero no es como el asesinato o la violación, porque es un delito derivado de la acción del propio Estado, que después se presenta como el héroe que va a combatir el mal que él mismo ha generado. Por supuesto, el argumento de que si se acabara con el fraude fiscal entonces bajarían los impuestos que pagamos los desgraciados que no podemos evitarlo es un insulto a la inteligencia, que no tiene base alguna, ni teórica ni empírica.

Incluso una persona tan entregada al pensamiento único como Xavier Vidal-Folch no puede evitar reconocer la evidencia. Empieza solemne y colectivista: "El mundo aprieta contra los paraísos fiscales y el dinero sucio". Pero después de rasgarse las vestiduras ante "un flujo monstruoso", subraya que esos fondos “provienen en un tercio del narcotráfico y otros crímenes, que contaminan cuanto tocan”. O sea, que dos terceras partes no tienen nada que ver con el crimen…

En lugar de explorar ese dato tan interesante, que refuta el diagnóstico según el cual sólo la perversión explica que los Estados no recauden todo lo que desean, don Xavier se pierde en los cálidos senderos de la corrección política, y desvaría sugiriendo que los paraísos fiscales contribuyeron "enormemente al agravamiento de la crisis financiera", que la competencia fiscal es dañina y que el Estado es igual que la comunidad, lo que es, nótese, la síntesis del totalitarismo: "Bruselas calcula que ese agujero negro fiscal cuesta al año un billón de euros a los europeos". O sea, que los impuestos que sí pagan los europeos no les cuestan. O sea, que la culpa de los impuestos no es de quienes los recaudan sino de los que aún pueden escaparse de su (o)presión fiscal.

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