La reforma fiscal que los expertos y las instituciones europeas llevan meses reclamando podría estar ya en marcha. En el último mes, ha habido varias insinuaciones al respecto, primero por parte del secretario de Estado de Economía, Fernando Jiménez Latorre, y del ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro. Ambos hablaron de cambios en el sistema tributario para el año que viene.
Este viernes, Soraya Sáenz de Santamaría, en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, ha sido mucho más directa. Habrá "una reforma fiscal integral y completa" en los próximos meses. ¿Cuándo? No a corto plazo, de hecho ha dicho que lo tienen "en el horizonte" no inmediato. Pero sí ha empezado a dar pistas. Ha asegurado que hay que estudiar cómo se tratan "el IRPF y las cotizaciones sociales" para ganar "competitividad". Esto, "indudablemente", requerirá un "trabajo muy arduo" para hacer una reforma de "envergadura". Bruselas ya ha puesto fechas. El miércoles exigió que haya cambios profundos antes de marzo de 2014.
¿Qué puede querer transmitir la vicepresidenta con "reforma integral y completa"? Pues todo y nada. Hasta ahora, lo que ha hecho el Ejecutivo en materia tributaria ha sido ajustes en determinados impuestos, pero sin enfrentarse a una reforma en profundidad. Pero todo ha cambiado esta semana con la presentación, el miércoles, de las recomendaciones de la Comisión Europea para España.
Hay que recordar que estos informes no son meros consejos. En realidad, son órdenes de obligado cumplimiento para los estados que han acudido al rescate (directo o implícito) de la UE y del BCE. Y España está en esta situación. A cambio de un relajamiento en los objetivos de déficit como el aprobado esta semana, los gobiernos están obligados a tomar determinadas medidas. A Moncloa se le hace cada vez más complicado ignorar estas propuestas.
¿Más IVA, menos IRPF?
Lo que pide Bruselas (y los expertos) es un sistema fiscal que no penalice el crecimiento y que ponga más peso en tributos indirectos (como IVA, Impuestos Especiales o tributación medioambiental) y menos en aquellos relacionados directamente con la creación de empleo, como el IRPF o las cotizaciones sociales.
El Gobierno asegura que no tocará los tipos del IVA, pero sí admite que podría haber cambios en los productos que se gravan al tipo reducido o híper-reducido. Claro, esto sería una subida en toda regla, aunque no se toque la estructura del impuesto, porque lo que se haría es que muchos más productos pagasen el 21%, cuando ahora están en el 10% o el 4%.
En cuanto a IRPF y cotizaciones sociales, no ha dicho nada más, pero su reducción es una petición clásica de los expertos. El trabajo en España está muy penalizado fiscalmente. Muchos estudios denuncian que un trabajador puede costar a su empresa más del doble de lo que recibe en su cuenta bancaria. Lo que ocurre es que en un contexto de consolidación fiscal y sin querer tocar los impuestos indirectos, se hace difícil imaginar un cambio profundo en el Impuesto sobre la Renta.
En privado, el Gobierno admite que con este anuncio abre todas las puertas. Todas, aseguran, salvo una subida del IVA como las ya sufridas por los ciudadanos en el primer año de legislatura. ¿Pero se podrían subir nuevos impuestos? "Ahora tenemos que trabajar, con calma, sin presiones, y en colaboración con los principales actores sociales, para hacer una reforma de envergadura", insistieron las fuentes consultadas.
El sistema de ingresos públicos será, tras la reforma, "más competitivo", quiso enfatizar Sáenz de Santamaría, sin dar más detalles, aunque apuntó a la normativa europea "mucho más armonizada". Según un portavoz autorizado, el Gobierno lleva ya tiempo trabajando en esta materia, aunque no ha querido publicarlo.
Por otro lado, habría que destacar que el Ejecutivo también ha deslizado que podría haber modificaciones "puntuales" en el mercado laboral, algo que negaba este mismo miércoles el propio presidente, aunque de forma no tan contundente como en fechas anteriores. En estos momentos, un grupo de trabajo evalúa el alcance de la reforma. Todas las fuentes consultadas destacan el "éxito" de la misma pero, tras recibir el pliego de la UE, existen voces gubernamentales que reconocen que se podría trabajar para conciliar la postura de Moncloa con la de Bruselas. "Todo lo iremos viendo, pero lo que hay que tener claro es que la relación que tenemos con las instituciones de la UE es mucho más fluida y positiva de la que muchos pueden creer".