Primero fueron las Fallas, luego las casetas de la Feria de Sevilla y ahora el Fisco se cuela, directamente, en la casa de los contribuyentes para controlar hasta los gastos del banquete de boda. En los últimos meses se están multiplicando los casos de parejas que, después de casarse, reciben en su domicilio una visita inesperada, un inspector de Hacienda solicitando todos los datos acerca del enlace.
Esto es lo que le pasó a un matrimonio coruñés que, casi un año después de contraer matrimonio, recibieron la visita de la Agencia Tributaria reclamándo las facturas de los "trajes de novios, alianzas, banquete y hasta de las flores". El funcionario que se presentó en la casa del recién estrenado matrimonio les hizo todo tipo de preguntas sobre el importe del enlace, desde el precio de las fotos hasta el transporte. Todo ello debía ser justificado con la correspondiente factura, según recoge ABC.
La pareja se quedó atónita, hasta el punto de que "había cosas que no sabíamos responder", asegura el marido. La información requerida por la Agencia Tributaria estaba separada por epígrafes en un documento que les presentó el inspector, y que la pareja consideró bastante pobre, llegando incluso a pensar que podría tratarse de un timo.
La pareja, bastante sorprendida por toda la información requerida, quiso saber si estaban obligados a presentar toda esta documentación. La empleada de la Agencia Tributaria les respondió que no, pero que si no lo hacían podrían enfrentarse a una multa de hasta 600 euros por obstrucción a Hacienda. La funcionaria les indicó que tenían 10 días hábiles para presentar dicha documentación.
Con las mismas, y todavía con la sorpresa en el cuerpo, el matrimonio se dirigió a las oficinas del Ministerio que dirige Cristóbal Montoro a presentar la información. Tras más de una hora de reunión, la pareja salió indemne. Una funcionaria les explicó que el modus operandi de Hacienda era el siguiente: hacerse notar con fuerza, durante una temporada, en un sector determinado, después pasar al siguiente, y así sucesivamente. Teniendo en cuenta todas las acciones de los últimos meses, esa teoría toma cada día más fuerza.
Controlar a las empleadas del hogar
La lucha contra la economía sumergida y el fraude fiscal es una de las principales obsesiones del Gobierno. El Ministerio de Empleo se ha unido a esta cruzada y está también visitando por sorpresa domicilios para detectar posibles irregularidades en la situación de los trabajadores del hogar. Los inspectores se presentan por sorpresa en domicilios -aunque no pueden entrar sin orden judicial- y citan a los propietarios en la Inspección de Trabajo para comprobar que las trabajadoras que tienen a su servicio se encuentran en situación regular.
Estas investigaciones en domicilios privados se producen en algunos casos tras las denuncias de las empleadas del hogar, ya que desde el pasado 1 de abril deben estar dadas de alta en la Seguridad Social. Es decir, que las familias que las contratan tienen que cotizar por ellas cuando trabajan más de 60 horas al mes.
Las urbanizaciones de lujo dentro de las grandes ciudades son los lugares que centran las revisiones de los inspectores. Muchas familias continúan sin dar de alta a la empleada del hogar debido al coste y al caos burocrático que supone. En términos prácticos, lo que hizo la nueva normativa fue equiparar a las asistentas con los trabajadores por cuenta ajena. Por lo tanto, su empleador pasa ahora a tener las mismas obligaciones que el departamento de Recursos Humanos de cualquier empresa: contrato por escrito con condiciones, alta en la Seguridad Social, bajas...