De nuevo, Francia y España de la mano, como si de aliados naturales se tratase a pesar de tener gobernantes, en teoría, con ideologías distantes. François Hollande utilizó términos de tintes dramáticos para hablar de la situación actual en materia de empleo: "Hay que actuar ya contra el paro juvenil", emplazó a la Unión Europea. "La generación poscrisis nos va a pedir cuentas a los gobernantes de hoy. No podemos dejarles sin perspectiva", dijo en la inauguración del Instituto Berggruen, celebrado en París.
En el mismo foro, pero en la clausura, Mariano Rajoy pasó de las palabras a los hechos e hizo una propuesta en firme a la Unión Europea, que ahora toca negociar. Hasta la fecha, el Gobierno bonifica a aquellas empresas que contratan a jóvenes -la tasa de desempleados entre los menores de 30 años en España es del 57%-, pero se ve con las manos atadas. El presidente quiere ser mucho más agresivo en esta materia, incluso dejando exentas a las empresas de las cotizaciones sociales, pero sus compromisos con Bruselas se lo dificultan. Por eso, su estrategia pasa ahora por reeditar la fórmula del rescate bancario: que esas bonificaciones computen en el déficit público pero que la UE no les penalice por ello.
"Todos estamos muy preocupados por el desempleo juvenil y queremos adoptar acciones efectivas", argumentó Rajoy. Y por ello pidió la creación de un mecanismo que permita "excluir, de forma temporal, las bonificaciones a las cotizaciones sociales para la contratación de jóvenes, del cómputo de déficit en el procedimiento de déficit excesivo", algo parecido a lo que se hizo con el rescate bancario del pasado verano.
Eso sí, hay que aclarar que incluso aunque Bruselas aceptase, esto no querría decir que España no debiese este dinero. Seguiría siendo déficit y se sumaría a la deuda acumulada. Los inversores esto lo tienen muy claro. El respaldo de la UE es importante (al fin y al cabo, España está semi-intervenida y necesita del auxilio de las autoridades comunitarias), pero el déficit habrá que pagarlo antes o después, cuente o no para el objetivo.
Una propuesta a negociar
"Que no te sancionen", resumieron fuentes del Ejecutivo, que intentaron que calara el mensaje. Según cálculos de la Oficina Económica de Moncloa, se estaría hablando de 2.500-3.000 millones de euros, si bien no supieron cifrar el número de desempleados que se podrían beneficiar. Además, admitieron, esta es solamente una propuesta que ahora se tiene que negociar. Así se hará en la cumbre por el empleo que se celebrará próximamente en Berlín, presidido por Angela Merkel, y al que asisten todos los ministros del ramo, incluida Fátima Báñez.
También sobre empleo, Rajoy instó a que se ponga en circulación los 6.000 millones de euros que aprobó la UE en una reciente cumbre. "Debemos asegurarnos de que los fondos lleguen cuanto antes a sus destinatarios", fue su petición ante medios de todos los países comunitarios.
Hubo más propuestas. El presidente se centró en las pequeñas y medianas empresas. Hace un año, el Consejo Europeo acordó la recapitalización del Banco Europeo de Inversiones en 10.000 millones de euros. En este sentido, pide canalizar esta ayuda a través de tres vías:
- Triplicar el volumen anual de financiación, desde los 10.000 millones hasta los 30.000.
- Incrementar la capacidad del BEI para otorgar a los bancos comerciales garantías de alta calidad sobre las carteras de nuevos préstamos a las pequeñas empresas.
- Desarrollar un programa de ayuda al comercio para permitir el acceso de las empresas europeas a los procesos de licitación internacionales y facilitar el crédito a la exportación.
Sobre las Pymes, también le manda un mensaje directo a Mario Draghi, presidente del Banco Central Europeo: "Creo que firmemente que puede y debe hacer más. Draghi anunció su deseo de iniciar un diálogo para tratar este asunto y este diálogo debe empezar ya".
Alemania pide más reformas
Alemania asegura que es coincidente del problema, y pone como ejemplo los pactos bilaterales precisamente con España, pero recalca: "Es necesario hacer reformas estructurales para que las economías sean innovadoras. Eso es fundamental. Si nos equivocamos, Europa no podrá competir en un mundo globalizado. Necesitamos una Europa fuerte; reformas las estructuras para poder competir", afirmó, también en la capital francesa, Wolfgang Schäuble, ministro de Finanzas del gabinete Merkel.
En su discurso, Rajoy quiso no abandonar esta tesis, la del proyecto reformista, pero dejando claro que la prioridad ahora es dar pasos en firme. Sin ir más lejos, en el próximo Consejo Europeo de junio, en el que, además, habrá que cerrar un acuerdo en firme sobre la unión bancaria, se encargó de remachar. "Es crucial que la UE lance mensajes y tome decisiones que sea apreciadas positivamente por los ciudadanos. Debe ocuparse y resolver, con todos los medios e instrumentos a su alcance, los problemas que preocupan realmente a los europeos", esgrimió una y otra vez. “Rapidez en la ejecución de los cambios acordados y nuevas reformas: estas son las claves del éxito”, añadió.